El plebiscito de Ayuso
Madrid inicia una campaña electoral marcada por la crispación de los mensajes en plena pandemia y una batalla en clave nacional que enfrenta el modelo de Ayuso en Madrid al de Pedro Sánchez. De las urnas saldrá una legislatura de apenas dos años. El resultado final dependerá de la movilización de los ciudadanos un martes no festivo
Madrid
El 10 de marzo, cuando Isabel Díaz Ayuso decidió romper la baraja y convocar elecciones, la presidenta justificó su decisión en los temores a una moción de censura y como única salida para garantizar la estabilidad institucional de la región.
En realidad la convocatoria no era del todo inesperada y la idea había sido aireada durante meses por su principal asesor en muchas sobremesas. Ayuso convocó las elecciones porque sabía que era el momento, el más favorable para ella y el más crispado en sus tensas relaciones con el gobierno central. Una apuesta arriesgada, como lo han sido muchas de sus controvertidas decisiones que han servido para situar a quien hace dos años era solo una desconocida fuera de Madrid, en un personaje de la política nacional que se bate a diario con el presidente del gobierno.
La campaña ya está en marcha pero en realidad, no vamos a notar más diferencia que ver a los candidatos en actos reducidos por el virus, pidiendo formalmente el voto para sus respectivas formaciones. La campaña en Madrid comenzó hace un año. Con las mascarillas, los aviones de la China, el Zendal y ha seguido por el proceso atropellado de vacunación. Esto ha sido, desde entonces, un no parar.
Ayuso va a las urnas con los sondeos de cara y con un discurso duro que neutraliza parcialmente a Vox -con quien parece haberse repartido algunos territorios- y que maquilla la gestión de un gobierno que en dos años ha sido incapaz de acordar unos presupuestos o sacar de la Asamblea alguna ley importante más allá de una modificación de la Ley del Suelo.
El resto, es conocido. La candidata del PP ha convertido estos comicios en una especie de plebiscito sobre sus políticas liberales y en una oportunidad para cambiar de socio, esa ultraderecha que en su día se desgajó del PP. Al otro lado Ayuso no han encontrado en este tiempo un bloque de izquierdas sólido que le hiciera frente. Errejón salió de Vallecas pitando y Gabilondo pasó la legislatura sin ganas de molestar y con la cabeza puesta en un puesto que nunca llegó. Mientras tanto, Ayuso se hacía fuerte y Vox seducía día sí y día también al PP para que prescindiera de Ciudadanos.
La movilización
Madrid irá a votar un martes laborable tras un lunes festivo y el puente del 2 de mayo -fiesta oficial de la Comunidad-. La campaña y la jornada electoral discurrirán bajo el estado de alarma y la obligatoriedad del toque de queda.
El calendario primero pero también el cansancio de unos ciudadanos hartos de que se hable desde Madrid pero no sobre Madrid, puede pesar en la participación, aunque históricamente esta circunscripción ha sido siempre de las más activas en toda España.
La movilización de la izquierda puede marcar el resultado final. Las encuestas apuntan a una victoria clara del PP sin alcanzar la mayoría. Y la versión más optimista la ofreció el CIS que concedía un empate entre los dos bloques.
Durante estas dos próximas semanas comprobaremos si los candidatos de PSOE, Más Madrid y UP logran encender esa chispa. Al otro lado Ayuso parece haber conectado con el madrileño que tradicionalmente ha votado PP y que dejó de hacerlo en 2019 por los sucesivos escándalos que han sacudido a su partido. Muchos se fueron a Ciudadanos y muchos están más cerca de votar de nuevo a Ayuso, que, según los datos internos que manejan las formaciones, es la principal beneficiada por el futuro incierto del partido de Inés Arrimadas, que de forma indirecta también se la juega en esta partida.
Monasterio y Ayuso se necesitan. PP y Vox afrontan la campaña con un pacto de no agresión y un reparto territorial que lleva a la ultraderecha a convocar actos en las calles de los municipios del sur -por ejemplo, este domingo en Móstoles- con votantes cabreados y desencantados y con un discurso que, en materias como inmigración, sobrepasa la línea roja que Ayuso no pisa.
Más España que nunca...
Antes de acuñar el "comunismo o libertad", Ayuso hizo célebre la frase de "Madrid es España dentro de España". Su papel durante estos meses, ha ensombrecido incluso a Pablo Casado que ha ido de la mano de Ayuso de acto en acto, incluso cuando no le correspondía. El calambrazo que supuso la entrada en el tablero de Pablo Iglesias, el recambio de Aguado por Edmundo Bal en Ciudadanos y sobre todo, el papel que juega Pedro Sánchez en todo este proceso, sitúan estas elecciones en un plano nacional.
Sánchez se ha implicado personalmente en la confección de la lista de Gabilondo, ha incorporado nombres de refresco que proceden del ejecutivo central y con su presencia en los principales actos, también ha neutralizado el efecto Iglesias. En una campaña fuertemente polarizada se solapan dos grandes batallas. Ayuso contra Sánchez y Podemos contra Vox.
La digestión de los resultados será complicada pase lo que pase. Si Ayuso vence, Casado verá amenazado de nuevo su liderazgo. Si el PSOE no lo logra -como ocurrió en 2019- los errores tendrán que ser asumidos más allá de la sede de la calle Buen Suceso. Y es que el papel de la ejecutiva del PSOE de Madrid en esta campaña está siendo casi irrelevante.
...¿Y Madrid?
La región de las oportunidades es en realidad uno de los territorios más sacudidos por la crisis sanitaria y económica. Con el turismo paralizado durante un año, el ocio a medio gas, sin ayudas directas por la ausencia de unos presupuestos y con un problema serio de desigualdad que se plasma cada día en las llamadas colas del hambre, son muchos los sectores que reclaman planes que -en el mejor de los casos- se esconden en programas electorales que nadie se lee.
El PSOE propone la creación de 125.000 empleos, mejorar el Ingreso Mínimo Vital. El PP centra la recuperación en la bajada fiscal. Podemos pone el acento en los problemas del acceso a la vivienda y el alquiler y Más Madrid aprovecha el tirón de Mónica García entre los sanitarios para reclamar una Sanidad Pública de calidad que trate con dignidad a sus profesionales. Vox cuestionará estos días la inseguridad ciudadana y la inmigración ilegal y Ciudadanos trata de buscar elementos que diferencien su discurso de centro derecha del que exhibe el PP.
Todos se juegan mucho estas elecciones que serán observadas por todo el país pero no olvidemos que el martes 4 de mayo, solo cinco millones de electores deciden qué futuro quieren para Madrid.
Javier Casal
Presento el informativo Hora 14 en la SER. Durante 11 años estuve al frente de la actualidad de Madrid...