Foto Santamaria, 67 años fotografiando Bizkaia
Todo comenzó en una tienda de fotografía en la calle Bertendona de Bilbao, siendo aun un niño, Alejandro Santamaria (padre) comenzó a aprender el oficio, con anécdotas como la de cargar demasiado magnesio en el flash, y llenar de polvo una mesa preparada para los invitados pocos minutos antes del banquete
Bilbao
La tecnología cambia a la velocidad de la luz. Elemento imprescindible, la luz, para plasmar una imagen y crear una fotografía. Hace 60 años, la técnica era más artesanal, era necesario llevar a revelar el negativo que la cámara ofrecía.
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En Hoy por Hoy Bilbao, y dentro de la sección 'Levantamos la persina', hemos charlado con Alex Santamaria, uno de los hijos de Alejandro, que ha seguido los pasos de su padre, ya jubilado.
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En una tienda de fotografía en la calle Bertendona de Bilbao, siendo aun un niño, Alejandro Santamaria (padre), comienza a aprender el oficio de fotógrafo, de aquellos años guarda algunas anécdotas, como la de cargar demasiado magnesio en el flash y llenar de polvo una mesa preparada para los invitados, pocos minutos antes del banquete.
Pocos años después, monta su propio laboratorio en casa de su madre para dar servicio a los numerosos trabajos que va cogiendo con jornadas de trabajo que se acercaban a las 16 horas diarias. "Eran tiempos duros", dice, y no quedaba otro remedio".
En el año 1954 con 26 años, abre su primer establecimiento en Deusto. El primer domingo de mayo, Alejandro fotografió a más de 100 niños de comunión, en un solo día, "Eso hoy es impensable",
A partir de los 80 se incorpora como fotógrafa su hija Amaia, desarrollando su actividad hasta el día de hoy. Una trayectoria que se ha visto marcada por la transformación de la fotografía, del analógico al digital, adaptándose tanto con el material utilizado como en los conocimientos adquiridos.
Son años de innovaciones, "fuimos pioneros en la realización de fotografías sobre lienzos mediante la termoimpresión", asegura.
A principios de los 80 se amplía la tienda con los dos locales contiguos, creando así, un estudio más grande y con mejoras en la zona de atención al público.
Por aquellos años se centró mucho en la fotografía industrial, fotografiando los talleres y fábricas que emergían tanto en Bizkaia como en Gipuzkoa, sobre todo para catálogos y publicidad. Suyas son las fotografías de las furgonetas Mercedes que pudimos ver en las vallas publicitarias de aquella época.
El mercado fotográfico siguió creciendo y se abrió un segundo comercio en la calle Gordóniz, en el barrio de Rekalde, que también con los años se amplió a los locales contiguos. Allí se instalaría un segundo estudio y un laboratorio. "En este local vivimos en primera persona las graves inundaciones del año 83. La tienda quedó arrasada y tuvimos que salir con el agua por la cintura ayudados por las cuerdas que nos lanzaron los vecinos".
En aquel momento, los coches pasaban arrastrados por la corriente por delante y se perdió absolutamente todo. Sin embargo, al día siguiente, Alejandro comenzaba la jornada fotografiando los desastres en comercios y empresas afectados para las compañías de seguros. Fueron días difíciles y de mucho trabajo.
En la década de los 90 llega otra pequeña revolución con los minilaboratorios y los revelados de carretes en la propia tienda. Otra vez a invertir, aprender, y trabajar más. Lo que antes se hacía en un laboratorio industrial, " ahora lo hacíamos nosotros para dar ese servicio que la gente demandaba, fotos en 1 hora".
En las épocas fuertes "las jornadas eran interminables, fue el momento en que ya estábamos incorporados los dos hermanos en el negocio, cada uno en una tienda".
Llega el año 2000, Alejandro, ya jubilado, disfruta de su merecido descanso pero el negocio continúa y se abren otros dos establecimientos; uno en Indautxu y otro, el más grande hasta la fecha, en Deusto en Lehendakari Aguirre.
Así serían 4 tiendas funcionando en Bilbao. A partir del 2008, con la irrupción de las cámaras digitales y posteriormente con los teléfonos, el mercado del revelado comienza a decrecer, por lo que se decide disminuir los puntos de venta y abrir un centro de impresión digital para empresas y particulares.
Se cierran dos establecimientos y se separa el estudio fotográfico, instalándolo en Madariaga, 1, y continuando con la tienda de Madariaga, 35.
En 2020, llega la pandemia, y con ella nuevos retos, "aprovechamos los meses de cierre por confinamiento para realizar cambios y volver a unir estudio y tienda en Madariaga 35, y trasladamos la maquinaria de la imprenta a un local industrial. Mejoramos los servicios de impresión online y le damos una pequeña reforma al local".
"Dos décadas enteras haciendo reformas, traslados, y mejoras para ajustarnos al mercado tan cambiante que tenemos y que nos espera. Aún así, contentos y orgullosos de haber mantenido el negocio durante más de 60 años"
"Actualmente nuestra oferta abarca, tanto la fotografía, impresión, retoque, sesiones de estudio, como la imprenta de todo tipo, digital y ófset así como cartelería para empresas y particulares", concluye Alex.