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La actuación de la Policía cambia la vida de un menor de Leganés con síntomas de abandono

El menor de 12 años recibía ropa y alimentos en el instituto. Estaba apático, casi no hablaba y ante el empeoramiento de su situación el centro acudió a la Policía Nacional

El menor recibía alimentos y ropa en su instituto. La dirección del centro acudió a la Policía Nacional para pedir ayuda. / MILATAS Getty Images

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Agentes de la Policía Nacional de Leganés han conseguido que en unos 15 días un menor de 12 años que presentaba indicios de abandono, ingresará en una residencia y siguiera estudiando en su mismo centro escolar. Todo comenzó cuando a mediados de abril la Policía recibió una llamada del director del instituto donde estudiaba el menor, en la que les alertaba de que había un alumno en situación “de riesgo y desamparo”, hasta el punto de que los profesores le tenían que proporcionar ropa y comida. Los docentes habían hecho “una tabla para entre todos llevarle la comida cada día”, según cuenta a ‘Hoy por Hoy, Madrid Sur’, la agente Ángela, de la Delegación de Participación Ciudadana de la Policía Nacional de Leganés.

Ángela, agente de la Policía de Leganés, explica la actuación policial para ayudar a un menor con síntomas de abandono.

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Era un caso que estaba en Asuntos Sociales de Madrid e iba muy lento. Pero el estado del menor empezaba a ser muy preocupante. Tras los fines de semana o días festivos, el niño volvía a clase con peor aspecto, “creían los profesores que esos días no comía”. Además, estaba rígido, muy apático, nada comunicativo, lo que él sentía y vivía se veía reflejado en su físico. No hablaba”, afirma la agente. La madre ya había dicho que quería renunciar a la tutela, pero ”los procesos pecan de lentos y la situación en los últimos tiempos había empeorado”. Por eso, el director del instituto decidió pedir ayuda a la Policía. “Tenemos una relación estrecha con los centros educativos y esto hace que ante problemas de seguridad de menores, que llega a docentes, alumnos o AMPAS, nos llamen y nos pidan colaboración. Esta relación ayuda a que, en casos como éste, podamos hacer una aplicación estratégica para resolver el problema. En este caso empezamos a mover cables, el niño está así, qué podemos hacer…”, dice Ángela.

Los agentes recabaron toda la información necesaria e iniciaron contactos con diferentes instituciones, siempre en comunicación con el director del centro, para buscar una solución. Durante una de esas conversaciones con el instituto, se valoró la posibilidad de llevar al menor a un centro de salud y los agentes, se encargaron de los trámites para que fuera trasladado al hospital Severo Ochoa, donde quedó ingresado.

Durante esos días en el centro sanitario los policías encargados del caso estuvieron en contacto en el niño y establecieron una relación de cariño y empatía con él. “Vimos que empezó a estimularse y sobre todo, con mi compañero desarrolló un filling, especial. No gesticulaba, solo asentía con la cabeza, pero con él empezó a reír”. Finalmente fue dado de alta y gracias a las gestiones policiales está viviendo en una residencia de Leganés y continúa estudiando en su instituto. El contacto con el policía no se ha perdido. “La relación de amistad sigue con mi compañero que le ha enseñado a montar en bici, se lo lleva a comer hamburguesas…, es muy gratificante”.

Ahora el niño, dice Ángela, tiene que emprender “una vida nueva y nosotros seguimos ahí, apoyándole y ayudándole. Era importante que siguiera estudiando en el mismo instituto y que residiera cuanto más cerca del centro mejor, para evitar tantos cambios”.

El estrecho contacto entre Policía Nacional y los directores y educadores de centros docentes y AMPAS se fomenta gracias al Programa del Plan Director puesto en marcha en la ciudad y, según se recuerda desde la propia Policía, permite actuaciones de este tipo que terminan con la ayuda al menor, al activar de forma rápida mecanismos de protección y resolución de problemas.

 
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