Cristina Castro y Jon Azkueta, una pareja que nació en las pistas de atletismo

Bilbao

Lo que empezó como un juego, como una actividad más en el colegio, terminó convirtiéndola en la mejor velocista vasca. Con un récord de Euskadi de 100 metros que todavía se mantiene firme al frente de la tabla de tiempos. Ese 11.36 que realizó en 1992 en Salamanca, además, permitió a Cristina Castro ser la atleta nacida en España más rápida -por delante tenía a Sanda Myers y Glory Alozie- hasta que fue superada por Estela García y María Isabel Pérez. "Es bueno que aparezcan nuevas atletas", dijo deportivamente esta gran velocista, que durante su carrera deportiva acumuló hasta nueve títulos de España y una veintena de internacionalidades.

Empezó a correr la distancia más corta para "correr menos", pero se dio cuenta que esa era su distancia, que la velocidad era la que más éxitos le iba a dar. Y así fue como pasó de entrenar en Galdakao, su pueblo, a hacerlo en la pista de San Ignacio de Bilbao, en la Universidad de Leioa y luego en Fadura. Poco a poco fue creciendo como la mejor velocista vasca de todos los tiempos.

Una de las piezas importantes en la carrera de Cristina Castro fue Clemente Revuelta. De su mano logró un gran palmarés en las distancias más cortas, salvo cuando se cruzaba Sandra Mayers en los 200 metros lisos. Fue nueve veces campeona de España: 5 veces en 100 metros, 1 en 200 metros y 3 en 60 metros en pista cubierta. Compitió en los Juegos Olímpicos de Barcelona, donde pasó a segunda ronda en 100 metros. Fue su momento de explendor. Además, estuvo en en Mundial de Tokio y en el indoor que se celebró en Sevilla en 1991.

Sin embargo, los problemas físicos adelantaron su adiós del atletismo. El abductor interno fue el motivo de su prematura retirada. Cristina Castro abandonó el atletismo con apenas 28 años, cuando todavía le quedaban por ganar muchas carreras. Ahí empezaba su nueva vida. Y lo hizo de la mano de otro de los grandes atletas vizcaínos, Jon Azkueta, con quien se casó y tiene dos hijos.

Jon Azkueta, también nacido en Galdakao, fue la mayor promesa que tuvo el atletismo vasco. Fue uno de los pocos atletas capaz de batir al keniano Jhonstone Kipkoech en la única ocasión en la que se disputaron los 2.000 metros obstáculos. La IAAF estrenó la fórmula mundialista para los junior en 1986 en Atenas. Y allí, ante la sorpresa general ya que los africanos dominaron todas las pruebas superiores a los 1.500 m, el vasco doblegó al keniano.

El de Galdakao hizo record nacional junior de 3.000 metros obstáculos con 5:28.56. Era el llamado a ser el sucesor de Domingo Ramón y Sánchez Vargas. Sin embargo, y pese a una larga trayectoria, nunca llegó al primer nivel mundial como senior. Fue dos veces campeón nacional, en 1988 y 1992 e hizo su mejor marca en 1991 con 8:27.91. Llegó a ser seleccionado para el Mundial-91 pero cayó en primera ronda. Ese año fue 4º en la Universiada de Sheffield. Su última gran aparición fue el Europeo de 1994 en Helsinki. Ahí se puede decir que comenzó su adiós al atletismo,  se lesionó en su serie y se perdió los Juegos Olímpicos de Barcelona. Siguió en activo solo unos años más, hasta 1997.