"Ser trans es tener una identidad que la sociedad no entiende"

Córdoba

"Mi hijo me llamó por teléfono para contármelo y reaccioné diciendo tantas tonterías que a día de hoy nos reímos de ello", recuerda Carmen Ceballos. En 2004, una llamada de su hijo Berto "rompió todas mis expectativas y me pasé los siguientes quince días llorando". Conocer que tu hijo o hija es transexual es un trance, explica, "incluso para las personas que siempre hemos estado sensibilizadas".

Relata que su pareja y una buena amiga le hicieron la pregunta clave: "¿Y qué pasa?" fue lo que la hizo reaccionar porque sabía que "nada" era la respuesta. Desde ahí, se ha convertido en la principal activista de la provincia de Córdoba por los derechos de las personas transexuales. Al frente de Todes Transformando, se ha encargado de la acogida y acompañamiento de más de 200 familias. "Somos un grupo muy diverso que va a seguir peleando por una integración total de los chiques".

Porque advierte, "ser trans a día de hoy sigue siendo complicado, te enfrentas a una gran incomprensión dado que tienes y quieres vivir una identidad que no es la que te han asignado al nacer ni con la que te miran los demás".

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Esta realidad es la que ha llevado a los colectivos LGTBI+ de Córdoba a llevar por bandera en este Día del Orgullo la reivindicación 'Ley Trans Ya'. Este 2021, se había previsto una concentración en el Vial Norte el domingo 27 de junio, pero debido a la alta tasa de incidencia acumulada que marca la provincia de Córdoba, unido al aumento del nivel de alerta sanitaria en la capital, tuvo que ser suspendida.

"Ha sido doloroso para nosotros tener que cancelar", detalla David Junquera, portavoz de la Asociación La Rana Rosa, "pero consideramos que es la opción más responsable y no por ello vamos a dejar de reivindicar". Pese a que se ha avanzado mucho, admite Junquera, visibilizar es de importancia vital "porque si no tienes referentes es muy complicado que levantes la mano y expreses quién eres o cómo te sientes".

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EL 29 DE JUNIO MARCADO EN EL CALENDARIO:

El pasado viernes, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, confirmó que el anteproyecto de Ley LGTBI que impulsa el Ministerio de Igualdad pasará por la mesa del Consejo de Ministros el día 29 de junio para su aprobación. Incluirá, según avanzó el líder del ejecutivo en Bruselas, la libre autodeterminación de género, ese punto que ha anclado durante meses las negociaciones internas dentro del propio gobierno por la diferencia de criterio entre PSOE y Unidas Podemos.

Así, de salir adelante, sin un informe médico ni necesidad de hormonarse, cualquier persona podrá cambiar su sexo y nombre en el DNI, teniendo un plazo de tres meses para reconfirmar su decisión. Supone, en realidad, más que una autodeterminación de género, un procedimiento en el Registro Civil al que hay que dotar de seguridad jurídica, pero que al mismo tiempo elimina la necesidad de que un especialista confirme que la persona quiere cambiar su género en pleno uso de sus facultades.

En 2015, el Consejo de Europa recomendó a los países el desarrollo de marcos legales que permitan que el cambio de documentación sea "transparente, sencillo y accesible, basándose en el principio de autodeterminación". Todo ello cuando han pasado tres años desde la exclusión de la transexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud.

Han sido unas negociaciones largas en Madrid. Llegó a hacerse público un documento de la Secretaría de Igualdad que explicaba que la autodeterminación de género "pone en riesgo los derechos, las políticas públicas de igualdad y los logros del movimiento feminista".

Y aquí entra otra componente: durante el fin de semana, en varias ciudades de España, colectivos feministas se han manifestado en rechazo a la Ley Trans, pidiendo a las diputadas del PSOE que rompan con la disciplina de voto en el Congreso y tumben la iniciativa que abandera la Ministra de Igualdad, Irene Montero (UP), a la que exigen que dimita. "Ser mujer no es un sentimiento", se ha podido escuchar en unas proclamas que han fracturado en dos al movimiento feminista.

Para Carmen Ceballos, la llamada Ley Trans sigue siendo incompleta pero es un paso para evitar "mucho sufrimiento". "No puedes imaginar lo que supone para los chiques entregar un DNI o un pasaporte", explica exigiendo que "sean reconocidos como cualquier otro ciudadano". De hecho, alerta, "presentar una tarjeta que no se corresponde con tu sexo sentido puede llevarte a situaciones muy incómodas o de discriminación".

Por ello, Ceballos se decanta por "el gran desconocimiento que existe sobre la realidad trans" para explicar las reacciones contra la Ley Trans. "Es algo que no se conoce desde un despacho y que una parte del feminismo no ha entendido", sentencia.

"EL MIEDO SIEMPRE ESTÁ AHÍ"

El representante de La Rana Rosa, David Junquera, advierte de que los avances sociales conquistados en los últimos años son irrenunciables, pero la realidad del colectivo LGTBI sigue siendo de enorme complejidad. "Solo el hecho de ir por la calle y que te insulten, te miren mal o le des un beso a tu pareja y haya gente que te 'llame al orden', ya son agresiones".

Al final, explica, "a lo que conduce es a una autocensura, porque nadie quiere ser increpado ni estar incómodo". A este respecto, describe Córdoba como una ciudad que no es agresiva, pero tampoco en la que el colectivo sea especialmente visible: "Puedes salir a la calle y quizá encuentres una pareja de la mano o algún beso furtivo, pero no tengo la sensación de que se pueda comparar a ciudades como Madrid o Barcelona". Así, establece que "pese a que somos una ciudad grande, no siempre lo acompañamos de una mentalidad abierta", aunque Junquera entona la autocrítica porque "quizá nosotros también tenemos que hacer más por normalizar y ser más valientes saliendo a la calle sin ningún complejo, pero claro, uno se autoprotege".

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Atendiendo a los últimos datos del Observatorio Andaluz contra homofobia, Bifobia y Transfobia (2019-2020), aunque las agresiones físicas han decrecido, aquellas que se producen en el entorno digital siguen una tendencia ascendente imparable. Es informe pone de relieve que las agresiones tránsfobas van en aumento y, aunque cada vez los actos de LGTBIfobia son más denunciados y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están más sensibilizadas y formadas en la materia, "un 65% de las agresiones que se comunicaron al observatorio no terminaron con la víctima denunciando".

En el trabajo con las asociaciones de las que forma parte, Junquera ve "bastante normalización entre la gente de 15 a 25 años", aunque puntualiza que "la polarización política y social está calando en la sociedad y también entre los más jóvenes, por ello es fundamental la formación en diversidad".

"ES NUESTRA OBLIGACIÓN COMO PROFESORES QUE LA SOCIEDAD DEL MAÑANA SEA MÁS TOLERANTE, AUNQUE HAYA PADRES Y MADRES QUE NO LO RESPETEN"

Y ahí entra en juego Alejandro Saldaña. Profesor de arte en un instituto de Puente Genil, lleva cinco años incluyendo actividades complementarias a su materia para educar sobre machismo, refugiados o diversidad afectivo-sexual en cada uno de los centros por los que ha desfilado como interino.

Pues según su testimonio, "nada más difícil que organizar un taller sobre LGTBI+". Su objetivo para este año era convocar una 'Semana Contra la LGTBIfobia' del 31 de mayo al 4 de junio. Incluía una conferencia sobre los prjudicial de la homofobia en la adolescencia, un taller para padres y profesores, una conferencia del waterpolista Víctor Gutierrez y la lectura de un manifiesto. Sin embargo, no pudo llevarse a cabo: "me encontré con excusas como que era final de curso o que las AMPAS querrían conocer el programa completamente detallado".

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Asegura que ninguna de las otras actividades que ha organizado ha despertado tantas reticencias y considera concienciar contra la LGTBIfobia en la infancia como algo "imprescindible". "En clase no es raro escuchar 'maricón, boyera de mierda o bujarra' con una naturalidad pasmosa". Y aquí coincide con la teoría de David Junquera: "mientras que ahora salir del armario no es tan traumático como antes, ya que en mi época de estudiante era impensable que nadie hablase abiertamente de su condición sexual si no era hetero, también noto que los estudiantes homófobos ahora lo son sin ningún tapujo".

Durante la adolescencia, prosigue Saldaña, puedes convertirte en una persona extremadamente tolerante o intolerante, "porque se consolidan estereotipos". De ahí su iniciativa de hacer un taller específico sobre la materia. Sin embargo, "es algo que parece escabroso y que genera muchas reticencias". "Padres y alumnos comentan que por qué hay que hablar de eso si el colectivo LGTBI ya tiene todos sus derechos e incluso hay gente que pensará que estamos metiendo ideas en la cabeza de los chavales de no sé qué tipo cuando el objetivo de estas jornadas es hacerles respetar a todas las personas por igual".

No es la primera vez que le ocurre en su trayectoria, matiza Saldaña, que pone de relieve que cuando ha podido realizar este tipo de actividades, profesores, centro, alumnos y padres y madres se han implicado y "al final ha sido uno de los talleres que más nos han agradecido".