Sueños de luz de luna

Córdoba

No sé por qué, este año, el cartel anunciador de la temporada de cine de verano me resulta más evocador que en otras ediciones. Debe ser cosa de la luna. El caso es que estos días, cuando voy al Fuenseca, me da por levantar la vista hacia el mirador de las antiguas casas de la marquesa de la Mejorada y pensar como quedaría en él Audrey Hepburn cantando Moon River. Y si veo el poster en alguna tienda donde vendan pan pienso en hechizos, en Cher y en Nicholas Cage. E incluso, esperando el inicio de la proyección, sentado en alguno de estos patios de verano, miro hacia arriba por si en el disco lunar se vislumbra el cohete de Meliés, o pasa recortándose sobre él la bicicleta de E.T. o el Jolly Roger del capitán Garfio. Bueno; también me valdrían Ryan y Tatum O´Neal sentados en uno de sus cuernos. Y no digamos nada ya si la película se inicia con el sello de Dreamworks.

Quizá sea también porque el cartel nos induzca a recuperar, a la luz de la luna, lo ido con el viento, al aire de esa impagable brisa nocturna que a veces se adorna con aroma de jazmín y dama de noche y otras de bocadillo de calamares o de pimientos. En cualquier caso la brisa, la luz de la luna y, por supuesto, Martín Cañuelo, nos han devuelto tras la pandemia, en este 125 aniversario del cine en Córdoba, lo que sin duda constituye su acervo patrimonial mas valioso y distintivo. Un pequeño tesoro de espacios, historias y vivencias a proteger y conservar. Esos otros patios donde, año tras año, sueños proyectados en la pantalla siguen robando el sueño a quienes los contemplan. Todos sabemos que no existe adversidad alguna que no acabe claudicando ante un sueño. Y, puestos en tal tesitura, tampoco tengo duda de que llegará el día en que alguno de estos recintos

protagonizará su propio “Cinema Paradiso”. Quizá con un cartel de luna llena y calor…