Julián y Laura triunfan con su pan desde este pueblo de Toledo

Talavera de la Reina

Sevilleja de la Jara está de celebración. Sus 650 vecinos vuelven a tener pan de leña en sus mesas gracias a Julián y Laura, una pareja de jóvenes que decidió abrir una panadería en la plaza de este pueblo, que llevaba casi 2 años sin pan a causa de la jubilación del antiguo panadero, Juanjo.

Julián, de 30 años, trabajó como panadero en Poyales del Hoyo (Ávila), habilidades que ha trasladado a Sevilleja y que ha inculcado a su novia, Laura, que atiende a los clientes. Tras leer un anuncio en Facebook, publicado por unas sevillejanas; se pusieron manos a la obra, y ahora proveen de pan también a las localidades vecinas de Gargantilla y El Campillo. "Me lo están pidiendo en otros pueblos, pero solo somos dos personas y es imposible", cuenta Laura.

El excelente pan que Juanjo ha elaborado durante 57 años dejó el listón bien alto en Sevilleja. "Venían de otros sitios, incluso de Madrid, a por su pan", cuenta Rita, clienta habitual y vecina del pueblo. Ahora, este veterano obrador se dedica a enseñar a la pareja que utilizará su horno. "Estamos encantadas con los nuevos panaderos. Los primeros días dejaban la corteza un poco seca, pero ya le han pillado el punto", establece como crítica gastronómica.

Estos jóvenes panaderos se levantan cada día a la 1 de la madrugada para elaborar artesanalmente este pan que Pepi, otra vecina, cataloga como "el mejor de toda la comarca". Más de 20 personas se alinean a primeras horas de cada día en la puerta de la panadería, una cifra de clientes que llega a los 150, como estima Laura. También los dulces son muy bien recibidos.

Para mucho tiempo

"Hemos emprendido para mucho tiempo, todo lo que podamos estar aquí", asegura Laura. De hecho, ya están pensando en mudarse de Gargantilla, pedanía, al núcleo de Sevilleja. Relata que los madrugones merecen la pena porque estos vecinos "son muy agradecidos y cariñosos".

Sin embargo, esta situación es el "pan de cada día" de los pueblos rurales, con pocos vecinos y población envejecida. "Que se acuerden de los pueblos, por favor", pide Pepi, especialmente en lo relacionado con los negocios esenciales.