El metaverso de Facebook: bienvenidos al mundo irreal

Alicante

El pasado 28 de octubre, Mark Zuckerberg anunciaba el nuevo nombre de su empresa (no de la red social): a partir de ahora, Facebook se llamará Meta. A primera vista, este movimiento podría parecer un intento por desviar la atención de los dichosos Facebook Papers, esos documentos internos de la compañía filtrados a la prensa estadounidense que tantos dolores de cabeza han provocado al magnate de Silicon Valley.

Sin embargo, Meta es mucho más que un potente lavado de cara, es la primera piedra de un megaproyecto de magnitud estratosférica. Zuckerberg se ha propuesto construir un metaverso, un mundo virtual alternativo al real, un universo online en el que los casi 3.000 millones de usuarios activos al mes de Facebook* puedan tener una vida paralela en la red e interactuar en el futuro.

En cierto modo, la realidad virtual, con sus más y sus menos, llegó para quedarse hace muchos años. Tantos que su origen se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando la Marina de Guerra estadounidense consultó con el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) la posibilidad de crear una computadora capaz de simular un vuelo para entrenar tripulaciones de bombarderos. El proyecto Whirlwind se puso en marcha en 1948. Cuando por fin vio la luz en 1951, la Armada, cansada de esperar, ya había perdido el interés por el artefacto.

El ‘megametaverso’ de Facebook

Exactamente 70 años después, de todos los entornos de realidad virtual posibles, la reina de las redes sociales apunta mucho más alto que a un simple juego: está dispuesta a crear un universo paralelo en tres dimensiones en el que sus usuarios puedan interactuar a todos los niveles. Y ahora llega el más difícil todavía: “En ese universo en 3D no habrá un único mundo, sino que habrá muchos mundos diferentes”.

Paco Maciá, profesor del Departamento de Tecnología Informática y Computación de la Universidad de Alicante (UA), nuestro gurú en estas lides, sabe muy bien lo que nos espera en el ‘megametaverso’ de Facebook. El ejemplo que utiliza es esclarecedor: así como en internet no hay una única página web, sino infinitas, y saltamos de una a otra a través de hiperenlaces, si el proyecto de Zuckerberg sale adelante seremos capaces de trasladarnos de un mundo a otro ‘como Pedro por su casa’. Por ejemplo, Paco Maciá podría entrar en el ‘mundo virtual’ de la Cadena SER para mantener esta conversación en nuestro estudio; ustedes mismos podrían hacerlo. O nosotros podríamos trasladarnos a una de sus clases en la UA. Eso sí, después, nuestros avatares se dirigirían juntos a otro mundo para tomar unas cañas y seguir charlando sobre un proyecto tan fascinante como el vértigo que provoca. Quién sabe sin en un futuro no muy lejano...

*Datos a octubre de 2021 proporcionados por Statista.