Los ecologistas consideran "poco ambicioso" el protocolo anticontaminación de la zona oeste de Gijón

Gijón

Esperaban un documento "más ambicioso". Según la Coordinadora Ecologista de Asturias el protocolo contra la contaminación en la zona oeste de Gijón aprobado ayer por la Junta de Gobierno está muy alejado de salvaguardar a la población y de ayudar a reducir el grave problema de contaminación que sufren desde hace décadas los vecinos de esta zona, afectados por la contaminación industrial. Aseguran que solo tiene en cuenta cuatro estaciones: La Calzada, Lauredal (que ún no está en funcionamiento), Jove y Santa Cruz, pero no tiene en cuenta las otras 13 estaciones de control de la contaminación que hay en el concejo.

Recalcan que no se tiene en cuenta uno de los contaminantes habituales en Gijón y el más peligroso y cancerígeno, el benceno. Según la Coordinadora presenta malos valores desde que comenzaron a funcionar las baterías de Arcelor-Mittal. Además, apuntan que el protocolo no atiende las limitaciones de la OMS en cuanto a valores peligrosos de las partículas y que no tendrá en cuenta los picos de contaminación atmosférica que disparan los ingresos hospitalarios en Asturias por enfermedades respiratorias. Miguel Puente, miembro del colectivo, aboga por actuar desde el origen y urgen a las administraciones, local y regional, a presionar a la empresas para que realicen las inversiones medioambientales comprometidas.

Sobre el capítulo vivido hace unos días en el Lauredal con coches cubiertos de carbonilla, desde la Coordinadora reflexionan acerca de las consecuencias que puede tener en la salud de las personas. No entienden como la administración no actúa.

El protocolo, que controla la contaminación del aire en la zona este y activa una serie de medidas en cada caso, entrará en vigor a los 15 días de su publicación en el BOPA. Su activación depende únicamente del Ayuntamiento de Gijón.