Pues no, ni aquí paz ni después gloria
La Columna de Carlos Arcaya: «Pues no, ni aquí paz ni después gloria»
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Alicante
Es evidente que cada creyente puede rezar por lo que quiera o por quien quiera. Ahora bien, lo que ya no cabe es dedicar una de las misas del próximo sábado a Franco, a Primo de Rivera o a los caídos por Dios y España.
La iglesia española, que arrastra un pasado, si me lo permiten, en muchas ocasiones nada ejemplar, debe ser especialmente escrupulosa en el cumplimiento de la ley de los humanos. No cuela como justificación que se diga que se recuerda a todos los caídos. No es así y todos lo sabemos.
Con todo el respeto, los curas, los deanes o los obispos pueden tener la ideología que quieran y coquetear en privado con lo que consideren oportuno -allá ellos- y pueden seguir celebrando si quieren misas en la intimidad con quien quieran.
Ahora bien, la cuestión es cuántas misas públicas se siguen celebrando para enaltecer un pasado vergonzante. Porque si no se llega a montar este revuelo social, un año más, en la Concatedral de Alicante se hubiera celebrado la habitual misa de exaltación y aquí paz y después gloria. Pues no, ya no más.
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