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No hay brujas en Na Rovella

La plaza de la Ciudad de Brujas, espacio moderno que nació tras el derribo de las casas de la calle y la plaza de Na Rovella, copa estos días muchos titulares de la prensa por la remodelación a la que está siendo sometida

Callejeando. No hay brujas en Na Rovella

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Valencia

Ya hemos contado muchas veces en este espacio los estragos que produjo en la trama viaria del centro histórico la apertura de la avenida del Oeste, una vía anacrónica que se proyectó a principios del siglo XX y que en los años 70 todavía estaba avanzando lentamente junto al Mercado Central, donde finalmente se decidió parar los derribos antes de continuar arrasando las calles de la Boatella y la Bolsería, camino hacia el Portal Nou. El último tramo de la antaño avenida Barón de Cárcer que se abrió se topó con el Palacio de Parcent y la señorial calle de Exarchs, a las puertas de los Santos Juanes, tras derribar todas las casas que formaban un pequeño entramado de calles entre las que destacaban la calle y la plaza de Na Rovella o del Molino de Na Rovella.

El viejo topónimo de Na Rovella hace referencia sin duda a la existencia allí mismo de un molino harinero propiedad de la viuda de Rovell, un linaje que está datado desde el siglo XIV, y que como es tradicional en nuestra tierra se traspasaba a las mujeres o viudas añadiéndoles una –a final y el tratamiento de señora Na: de Rovell, Na Rovella; de Monfort, Na Monforta o de Jordan, Na Jordana. Su popularidad fue tal que también dio nombre a la acequia que abastecía el molino y cruzaba todo el centro de la ciudad en dirección a Monteolivete y la Punta, la acequia de Rovella, una de las ocho que surcan la Vega de Valencia bajo jurisdicción del Tribunal de las Aguas.

Evidentemente, también la calle y plaza contigua al molino, en la fachada occidental del Mercado Central, eran conocidos con el nombre de NaRovella. Hasta que llegó el buldócer del desarrollismo y no dejó títere con cabeza. Ni en la arquitectura ni en la toponimia. Donde se encontraba el viejo molino, que después fue la imprenta de Pere Patricio Mey, se abrió un gran espacio sin forma ni escala, que en un principio nadie percibió como una plaza. El nombre de NaRobella, en un nuevo ejercicio de desidia y poco rigor histórico por parte del Ayuntamiento, fue extraído de su lugar y llevado al barrio de Malilla, junto a AusiásMarch, donde languidece sin semántica topográfica.

Ya en los 80 se decidió que la avenida del Oeste no iba a continuar su camino y que su trayectoria acabaría –o empezaría- en aquel espacio abierto frente a San Juan y el Mercado. Una especie de plaza, siendo muy optimistas, que Rita Barberá encontró perfecta para dedicársela a la ciudad de Brujas en reconocimiento a la urbe flamenca donde vivió y murió el humanista valenciano Juan Luis Vives con motivo del V centenario de su nacimiento, que fue conmemorado en 1992. Así se hizo, y allí se trasladó el busto de Luis Vives que desde 1966 se encontraba en la plaza de los Pinazo, y que ahora se encuentra semiescondido en la calle San Martín, donde estaba su casa. Siendo coherentes con la tradición y la historia, aquel nuevo espaciodebería haber sido renombradocomo plaza de NaRobella, y haber buscado otro espacio para homenajear a la ciudad de Brujas, pero eso ya era mucho pedir.

Luis Fernández Gimeno

Luis Fernández Gimeno

Ingeniero Técnico en Topografía y Máster en Teledetección por la Universidad Politécnica de Valencia....

 

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