Toponimia de la memoria en la calle Muñoz Seca
El autor de "La venganza de Don Mendo" fue fusilado durante la Guerra Civil, pero a diferencia de otros artistas que también sufrieron la barbarie fratricida del conflicto, su obra y su memoria sí fueron rescatadas tras la contienda.

Callejeando. Toponimia de la memoria en la calle Muñoz Seca.
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Valencia
El pasado 28 de noviembre se cumplieron 85 años del fusilamiento del dramaturgo Pedro Muñoz Seca en Paracuellos del Jarama, un asesinato perpetrado apenas cuatro meses después del inicio de la guerra dentro de la cruel represión llevada a cabo por ambos bandos en sus respectivas zonas de control, en este caso en el Madrid republicano contra elementos considerados derechistas. Muñoz Seca era entonces un reconocido escritor teatral, autor de una de las obras más populares del momento, "La venganza de Don Mendo".
Nacido en el Puerto de Santa María, Muñoz Seca sintió desde bien joven gran predilección por las letras, se licenció en Filosofía y Derecho con 22 años, pero nunca dejó de cultivar sus dos aficiones principales, la poesía y el teatro. Sus primeras obras las estrenó en Sevilla, pero gracias al éxito cosechado pronto dio el salto a Madrid, donde alternaba la escritura de obras teatrales con diversos trabajos vinculados al derecho y la enseñanza.
En la década de 1910 se consolidó como uno de los dramaturgos más prestigiosos, inventor incluso de un nuevo género teatral cómico conocido como Astracanada basado en situaciones ridículas y disparatadas para provocar hilaridad. Su obra cumbre y el ejemplo más claro de este subgénero es la ya mencionada "La venganza de Don Mendo" estrenada en 1918 en Madrid, y que hoy en día es, junto a "Don Juan Tenorio", "Fuenteovejuna" y "La vida es sueño", una de las obras más representadas de todos los tiempos en España.
Conservador y partidario de la Monarquía, durante la década de los 30 escribió obras que satirizaban a la República, circunstancia que fue utilizada en su contra cuando fue apresado después del golpe de estado de 1936 y fusilado cuatro meses después.
El asesinato de Muñoz Seca fue una atrocidad más entre las miles que se cometieron en ambos lados de la contienda durante la represión de los primeros meses de la guerra civil, pero a diferencia de otros artistas que también sufrieron la barbarie fratricida del conflicto y fueron condenados al olvido, su obra y su memoria sí fueron rescatadas tras la guerra.
En 1941, el Sindicato de Espectáculos Públicos organizó por todo el país un homenaje en honor de Muñoz Seca, se rotularon decenas de calles en su honor por toda España y se colocaron lápidas conmemorativas en su casa natal y en la que había vivido en Madrid. Sus obras fueron reestrenadas y su figura fue ensalzada e instrumentalizada por el Movimiento.
El Ayuntamiento de València también se sumó a este homenaje y decidió rotular la calle nº 144 del plano, situada entre la Alameda y Amadeo de Saboya, justo enfrente de la Tabacalera, como calle Muñoz Seca, tal y como se denomina actualmente.
Las calles dedicadas a Miguel Hernández o García Lorca, por poner solo dos ejemplos, no se rotularon hasta cuarenta años después, ya en democracia.

Luis Fernández Gimeno
Ingeniero Técnico en Topografía y Máster en Teledetección por la Universidad Politécnica de Valencia....




