Mohamed Oubimiz, camino a la realidad

Bilbao

Laura Gómez poco se habría imaginado lo que el destino y su trabajo como bailarina le habían preparado aquel miércoles de octubre. Dedicada al baile desde hace casi dos décadas, junto a sus compañeras Maddi Gaztelumendi y Marina Eskisabel, ensayan sus funciones en Dantzagunea, en Errenteria, un espacio de recrusos que tiene como objetivo apoyar la promoción de iniciativas de danza y a las personas que trabajan esta disciplina.

Ampliar

Fue Alejandro Cadenas, presidente de la Asociación Guipuzcoana de Integradores Sociales y animadores Socioculturales (AGISAS) quien le lanzó la propuesta: montar una coreografía con jóvenes migrantes procedentes del norte de África para, a través del baile, visibilzar su viaje, lleno de obastáculos, y su integración en Euskadi, una coreografía que representarían en la gala Bideak Zabalduz que cada año tiene lugar en el Teatro Principal de San Sebastián.

Aquel primer día de ensayo se presentaron seis jóvenes, entre ellos Mohamed Oubimiz. Llevaba un año en San Sebastián pero, antes, había estado en Murcia y, antes, en Almería, a donde llegó en los bajos de un camión. "Pasé miedo, no por ir en el camión sino porque me pudieran descubrir", ha contado en A vivir que son dos días Euskadi.

Ampliar

A sus 21 años, Mohamed vive en la calle. Recibe comida de diversas asociaciones pero no tiene trabajo ni casa. Cuando le propusieron participar en la gala solidaria, accedió: "Quiero conocer y aprender".

Los ensayos iban a durar varias semanas. Para buscar inspiración y dar forma al baile, Laura, Maddi y Marina pidieron a los seis jóvenes que escribieran en una hoja su periplo desde que abandonaron su país: "Nos encontramos con historias muy duras", cuenta Laura que, a sus 23 años, iguala en edad a los nuevos bailarines.

Ampliar

Mohamed acudía a los ensayos todos los miércoles, tras salir de clase. "Estudié español y luego me matriculé en fontanería", cuenta orgulloso. "Hoy ha sido mi primer día de prácticas, en Tolosa", explicaba. Las dificultades para labrarse un futuro le empujaron a probar suerte en un "mundo mejor". Pero reconoce que lo que se encontró cuando llegó en nada se parecía a aquello con lo que había soñado. La realidad era muy diferente.

Ampliar

La vida en la calle y sin recursos se convierte en un riesgo para estos jóvenes. "Mohamed ha hecho un recorrido muy bueno, pero lleva demasiado tiempo en la calle, está muy cansado y eso es peligroso porque puede acarrearle problemas de consumo, etc", sostiene Alejandro Cadenas.

Después de horas de trabajo con las profesoras, Mohamed y sus cinco compañeros están listos. El viernes tendrá lugar la gala a la que asistirán representantes políticos e institucionales, una oportunidad para mostrar que la integración es posible. Y llegó aquel 12 de noviembre. Un Teatro Principal repleto se pone en pie para aplaudir a los seis bailarines. "Estoy muy contendo. Ha sido muy bonito poder bailar aquí", concluye Mohamed.