Dorotea y Margarita, las pintoras de La Torre

Valencia

La semana pasada se conmemoró el centenario de la primera mujer que se colegió como abogada en España. Fue la valenciana Ascensión Chirivella, un 12 de enero de 1922, una auténtica pionera que consiguió con muchísimo esfuerzo y tesón abrir la primera grieta sobre los sobrios muros del patriarcado.

Fue todo un hito de las conquistas sociales en nuestro país, pero su eco posterior fue nulo, y como muestra solo hay que comprobar como su nombre, totalmente desconocido para la gran mayoría de ciudadanos en la actualidad, no fue rotulado en el espacio público de Valencia hasta 1999. Y aun así podemos decir que tuvo suerte, porque entonces centenares de mujeres pioneras todavía seguían esperando su reconocimiento en los cajones del olvido, hasta que en 2016 el Consell Municipal de la Dona presentó un informe sobre la propuesta de asignación de nombres de mujeres relevantes en las calles de la Ciudad de Valencia.

De este informe ya nos hemos hecho eco muchas veces en este espacio cuando hemos hablado de calles como las dedicadas a Gloria Fuertes o a Marie Curie, y en él se refleja la situación de discriminación que sufren las mujeres respecto a los hombres en la denominación de calles de la ciudad, donde de 1.144 calles con nombres de personajes ilustres, tan solo el 7% corresponden a mujeres y el 93% son hombres.

Para intentar contrarrestar esta abismal diferencia, el Consell Municipal de la Dona propuso establecer un criterio de asignación de nuevos nombres de vías públicas según el cual, de cada 5 nuevos nombres, 4 de ellos debían ser de mujeres y 1 de hombres. Y así es como desde 2017 se han rotulado más de cincuenta calles con nombres de mujeres ilustres, entre ellas las últimas en llegar a nuestro nomenclátor: las pintoras Dorotea y Margarita Joanes.

Efectivamente, el 28 de febrero de 2020 se aprobó rotular como Plaça de Dorotea i Margarida Joanes al espacio urbano proyectado a espaldas de la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia del barrio de La Torre, en memoria de las pintoras Dorotea y Margarita Macip, hijas del eximio pintor renacentista valenciano Juan Vicente Macip, más conocido como Juan de Juanes.

Tal y como era habitual en los talleres gremiales durante los siglos XVI y XVII, los pintores contaban con personal que llevaban a cabo el trabajo bajo supervisión del maestro, que era el que dirigía y le daba su sello característico a la obra. Y entre los miembros del taller de Juan de Juanes se encontraban sus hijos, Vicente, Dorotea y Margarita, pero por su condición de mujeres, estas últimas nunca pudieron firmar sus obras, y nunca se les reconoció su trabajo, como si se hizo posteriormente con su hermano Vicente, heredero del taller y del prestigio de su padre.

Por esta razón no hay constatación documental sobre la obra de Dorotea y Margarita, pero los estudiosos de la obra de Juan de Juanes sí que han sido capaces de atribuir algunas obras a sus hijas, como por ejemplo el Retablo de Almas de la parroquia de la Santa Creu de Bocairent. Aunque la primera referencia a la actividad artística de Margarita y Dorotea la dejó escrita el poeta Cristóbal Virués, amigo de la familia Macip, en uno de sus poemas:

“Y si quieres acá verte presente,

aunque ya estás do el bien eterno abita,

de tus tres hijos tu figura sea:

En el pincel y colores, Juan Vicente,

en ingenio y pintura, Margarita,

en discreción y gracia, Dorotea”.