San Mamés se vuelca con los campeones del 83
La Catedral rinde tributo a los ganadores de la séptima Liga en la historia del Athletic
Fue inolvidable. Es cierto que muy pocos tuvieron el privilegio de verlo en directo. Bueno, no tan pocos. Eso sí, todo ocurrió a casi 2500 kilómetros de distancia del ‘botxo’, en el estadio Insular de las Palmas de Gran Canaria. A las 17:33 horas, minuto 3 de partido, el Athletic, con un autogol de Miguel de Andrés, arrancó de la peor manera posible el partido. Eso sí, a las 19:15 horas, cuando el árbitro del encuentro, Joaquín Ramos Marco, pitó el final, la alegría se desbordó en el campo, en Bilbao, en Bizkaia y en cualquier rincón rojiblanco. El Athletic, casi tres décadas después, había ganado la Liga. Sí, sí, la Liga. Casi nada.
San Mamés se ha volcado
40 años después, aquel equipo ha recibido en San Mamés el reconocimiento que se merece. La Catedral ha rendido tributo a un conjunto inigualable, a un equipo del pueblo. Javier Clemente, el entrenador más laureado de la época moderna del Athletic, ha encabezado a una plantilla memorable. Tras el entrenador, han saltado al césped de la Catedral aquellos jugadores que hicieron soñar a todo un pueblo: Zubizarreta, Goiko, Liceranzu, Dani, Sarabia, Argote y compañía.
A muchos, los que tienen edad para contar aquello que vivieron, le viene a la mente un equipo valiente, un conjunto que no se arrugaba ante la supuesta superioridad de los rivales. Apostando por el producto local, por una cantera inagotable, aquellos jugadores dieron cumplida respuesta a los desembolsos económicos del Madrid, del F.C. Barcelona o del Atlético de Madrid. El Athletic era otra cosa, como lo había sido la Real Sociedad los dos años anteriores.
Aquel equipo mítico, plagado de internacionales, ha recibido el reconocimiento de su afición, de su gente. Quizás llegue algo tarde. Seguro que sí, pero ya dice el refrán aquello de ‘más vale tarde que nunca’.
Se ‘inventó’ la gabarra
La ría de Bilbao se llenó de banderas roijblancas y de ikurriñas. Se llegó a hablar de más de un millón de personas a ambos lados del Nervión jaleando a unos jugadores que, a bordo de una gabarra, remontaban las aguas de la contaminada ría, desde Getxo hasta Bilbao. ¿Una gabarra? Aquello era nuevo. Fue un invento que, la verdad, resultó muy del agrado de las gentes de Bizkaia. Rodeada de barcos pequeños, pesqueros o deportivos, de traineras y de todo tipo de embarcaciones, llegó al Ayuntamiento de la Villa, donde se desató la apoteosis final.
Sin lugar a dudas fue un momento mágico, como el que se ha vivido en San Mamés. Aunque han pasado 40 años, muchos de aquellos futbolistas guardan una buena figura. “Goiko, estás para jugar” le soltaba un aficionado al central internacional del Athletic cuando pisaba el campo de San Mamés para recibir el homenaje, a lo que el defensa respondía con una sonrisa.
Alguno se ha emocionado, y no solo sobre el campo. También en la grada. Y es que para muchos fue el primer título de Liga que tuvieron la oportunidad de vivir en directo. Luego vendría otro, el año siguiente. Fue un bienio maravilloso y San Mamés ha sabido reconocerlo y homenajear a un equipo campeón.