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Un exárbitro: "Este año hemos tenido casos en los que los padres han quedado para pegarse después del partido de sus hijos"

El excolegiado José Antonio Mijares explica la situación con los familiares en los partidos

Bilbao

El excolegiado José Antonio Mijares lleva toda una vida ligada al arbitraje en Bizkaia. Es uno de los históricos. Ahora, a sus 62 años, es el responsable, dentro del colegio de árbitros de la Federación territorial, de las designaciones para todo el fútbol base, es decir, desde juveniles hasta benjamines.

Mijares, en declaraciones a Radio Bilbao, se muestra preocupado por la evolución del fútbol escolar, juvenil e infantil en los últimos. Al hilo con la polémica desatada tras la posibilidad anunciada por la Federación de que pueden llegar a disputarse partidos de niños a puerta cerrada, el exárbitro analiza el momento al que se ha llegado.

Padres a puñetazo limpio

“Es preocupante. Este año hemos tenido dos casos en juveniles en los que padres de los dos equipos quedaron fuera para pegarse. Fue lamentable. Y en esos casos, nada tenía que ver con el árbitro. Un padre dice una cosa, el otro, otra. Tú, ¿qué le dices al hijo? Se pasa al insulto y se pegan en el campo dando un espectáculo lamentable” afirma.

En otro caso, los aitas de los dos equipos quedaron para pegarse al finalizar el partido en un parque fuera del campo. Estos incidentes aparecen, incluso, reflejados en las actas arbitrales de esos partidos.

Niños que juegan al fútbol por presión de los padres

Algunos padres (y madres) están convencidos de que sus hijos van a triunfar en el mundo del fútbol, que van a jugar en el Athletic y que se van a hacer famosos y millonarios. Y esa presión la llevan a críos de nueve o diez años que lo único que pretenden es pasar un buen rato jugando con sus amigos.

“Estoy absolutamente convencido de eso. Es más, yo he hablado con gente que me dice que hay chavales que prefieren otros deportes, pero que eligen el fútbol porque es el deporte rey”. Muchas veces por la presión de sus padres. Luego está el árbitro. Muchos niños, con 14 o 15 años, se hacen árbitros y lo dejan a las primeras de cambio por la cantidad de insultos y amenazas que reciben en los partidos. “Los equipos, los entrenadores y los padres de los jugadores tienen que entender que esos árbitros están en formación, que es la primera vez que cogen un silbato. Puedes saber muy bien el reglamento, pero es distinto cuando saltas al campo y ves los gritos de los padres o de los entrenadores. Con el mínimo fallo llega el insulto, la amenaza. Les puede la presión y lo dejan” señala Mijares.

“El problema viene desde abajo, desde los benjamines. Entre todos, árbitros, entrenadores, padres y demás, tenemos que inculcarles la idea de que disfruten del juego, que aprendan unos valores, y no solo, como se está viendo en esas categorías, el ganar, el ganar y el ganar” señala

Desde la Federación Bizkaina no se descarta la posibilidad de que en un futuro próximo se disputen partidos de categorías inferiores a puerta cerrada. ¿Se imagina alguien un Moraza-La Merced de infantiles, o un Danok Bat-Santutxu de cadetes, o un Arratia-Cultural de Durango de benjamines, jugándose sin público en los campos, con los padres y las madres sin poder entrar al recinto deportivo? La posibilidad está ahí.

 
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