"Es una carrera de eliminación, una lucha contra el desierto": 'Livingstone' sigue vivo en el Dakar más exigente
El piloto bilbaíno encara los últimos días de competición más cerca del objetivo de cruzar la meta en Yanbu y completar su tercer Dakar
"Es una carrera de eliminación, una lucha contra el desierto": 'Livingstone' sigue vivo en el Dakar más exigente
Bilbao
Ignacio Corcuera, 'Livingstone', atiende a Radio Bilbao desde el valle en el que se sitúa Al Ula. Literalmente un oasis en pleno desierto, esta ciudad de Arabia Saudí, situada en el noroeste del país, se encuentra muy cerca de las impresionantes ruinas de Hegra, primer lugar saudí declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Hablamos, pues, de una zona que el reino quiere convertir en destino turístico internacional. Y una de las vías para darla a conocer al mundo es el Rally Dakar.
Allí concluyó hace unas horas la novena etapa de la carrera, que se encuentra inmersa en su segunda y definitiva semana de competición. Entre quienes todavía permanecen en la pelea está el piloto bilbaíno. Su objetivo, sostiene, sigue siendo el mismo que cuando partió hacia Arabia Saudí: completar su tercer Dakar. Ya lo hizo en 2021 y 2022, cuando terminó primero y tercero en su categoría, la de clásicos. Anteriormente tuvo que abandonar las tres ediciones en las que compitió en la categoría de coches.
Rescatando coches de las dunas
Y precisamente eso, encontrarse en una categoría no competitiva, está siendo uno de los grandes puntos diferenciales del Dakar de 'Livingstone': "Es lo que tiene salir atrás, que te vas encontrando coches atascados, con problemas y demás. Nosotros somos de ayudar, eso está en nuestro ADN. Y eso es algo que también te va retrasando. Pero compensa. La satisfacción de sacar de la arena coches o incluso camiones es grande. Nuestro camión será el más pequeño del Dakar Classic y hemos sacado de la arena camiones mucho más grandes", relata.
La maravillosa historia de Carlos Llibre, que correrá el Dakar en memoria de su hermano: "Los sueños se cumplen cuando son compartidos"
Y es que los vehículos no son inmunes al Dakar, a la arena del desierto, a los días de enorme calor y las frías noches entre las dunas de Arabia: "Los coches son de metal y los metales, con la temperatura, se contraen y se dilatan. También afecta mucho a los líquidos que llevamos en los vehículos. Todo esto, con la arena, va haciendo mella. Es un cóctel para que el desierto mande en la carrera. Esta es una carrera de eliminación. La lucha es contra el desierto", nos cuenta.
Este año, además, la organización ha diseñado un trazado especialmente exigente. Nunca, confiesa Ignacio, ni siquiera en África, había recorrido tantos kilómetros de dunas. "Ha habido etapas en las que hemos tenido 300 kilómetros de dunas. Eso no lo ha habido ni en el Dakar africano. Había etapas largas con pista, con arena, pero nunca habíamos tenido tantos kilómetros de dunas", sostiene.
Un piloto con historia
Corcuera corrió tres veces el Dakar africano -en solitario y sin asistencia-, disputó el Rally de los Faraones, fue de Bilbao a Dakar en 112 horas en 2013 y estuvo en ‘La Rosa de los Vientos’, uniendo los puntos extremos de Senegal, Túnez y Libia. Hace unos años adquirió un Volkswagen Iltis, idéntico al vehículo que ganó por primera vez el Dakar de 1980 en la categoría de coches y le propuso a David Castera la idea de un Dakar Classic de regularidad para rendir homenaje a los vehículos pioneros de hace 40 años.
Más información
Participó en el estreno del Dakar Classic en 2021 ganando su categoría con el Iltis, que fue el 4x4 más antiguo que terminó. Al año siguiente quiso repetir con el mismo vehículo, pero debido a las peticiones que tuvo para convertir su Volkswagen en una pieza de museo por haber sido el primer coche en tomar la salida de la edición inaugural del Dakar Classic de la historia, finalmente tuvo que cambiar de vehículo.
Así que adquirió un Toyota Land Cruiser BJ40 de 1975 con el que volvió a homenajear a otro coche referencia de los inicios del Dakar y acabó el tercero de su categoría. Dos años después, vuelve al desierto con un Unimog 424 que fue máquina quitanieves en otra vida y sirvió de camión autoescuela para preparar las oposiciones de bomberos en Madrid.