'Detrás del pelotón': la mentira del Tourmalet
Iñigo Markinez y Javi Bodegas nos acercan a lo largo del Tour de Francia 2024 las intrahistorias de los nombres, lugares y momentos que han marcado estos 111 años de 'la Grande Boucle'
'Detras del pelotón': la mentira del Tourmalet
Todo el mundo da por hecho que la primera vez que se subió en puerto del Tourmalet en bicicleta fue en 1910. La historia, contada en mil ocasiones, narra la ‘mentira’ del redactor del diario organizador entonces del Tour Alphonse Steines, uno de los colaboradores de Henri Desgrange, cuando convence al patrón de que hay que buscar una manera colocar a los Pirineos en el itinerario del Tour. Según la leyenda, Steines de desplazó para ver ‘in situ’ si era posible escalar el Tourmalet en bicicleta. Para ello, alquiló un conductor que lo llevó por los caminos de piedra del coloso hasta que a falta de cuatro kilómetros para la cima tuvo que parar por que la nieve impedía continuar. Era el mes de mayo, y la nieve, según el relato de Steines, cubría la última parte del puerto. Pero Steines, según se ha narrado siempre y escribió él mismo en el periódico organizador, le había dado la palabra a Desgrange que iba a ver toda la ascensión, mandó al chofer que diera media vuelta para continuar él a pie hasta la cima mientras se ponía el día para dar paso a una noche helada. No le importó, y al amanecer del día siguiente apareció en Bareges mientras los guías especialistas andaban en su búsqueda. Acabada la tarea, mandó un telegrama a Paris con estas palabras: “Pasado Tourmalet. Stop. Buena carretera. Stop. Perfectamente practicable. Stop”. Estos es lo que durante años y años se ha contado sobre la primera incursión del Tour en los puertos pirenaicos.
Lo que sí es cierto es que meses más tarde se disputó la primera etapa pirenaica entre Luchon y Baiona con 326 kilómetros y el paso por los puertos de Peyresourde, Aspin, Tourmalet y Aubisque. Primera etapa en el Tour con los colosos de los Pirineos, un hecho remarcable en la época. La etapa dio mucho de sí y se contaba que en la interminable ascensión al Tourmalet, Lapize y Garrigou se turnaban en cabeza, mientras el primero efectuaba tramos a pie, el segundo no se bajó en ningún momento de la máquina a pesar de las duras rampas del nuevo puerto. En la cima Lapize tuvo el honor de ser el primer hombre en pasar por el Tourmalet, si bien Garrigou, segundo a escasa distancia, fue el primero que lo hizo sin descender nunca de la máquina, llevándose una prima en francos que estaba estipulada al corredor que realice tal proeza.
Pero Lapize no fue el primero en pasar en bicicleta por el Tourmalet. Ocho años antes, en 1902, cuarenta y siete ciclistas habían subido en bicicleta este puerto por el lado de Bareges, tal como lo cuenta Pierre Carrey en el libro ‘100 ans de Pyrénées’. La prueba no fue una carrera en sí, más bien era una manera de testar los distintos componentes de la bicicleta (frenos, neumáticos,…) en unas condiciones tan duras. Fue una especie de concurso organizado por la entonces potente sociedad denominada Touring Club de Francia que se dedicaba, tal como rezaba en sus propios estatutos, a ‘… desarrollar el ciclismo en todas sus formas…’ y ‘… a encontrar para los ciclistas una bicicleta de turismo estudiada en todos sus detalles…’. Además, también se probaron en algunas máquinas los cambios de marcha, hecho que no fue autorizado en el Tour hasta 1937. Pues bien, la salida de aquella primera subida en bicicleta al Tourmalet tuvo lugar el 18 de agosto de 1902 y es de destacar la presencia entre los participantes de una mujer llamada Marta Heisse que se presentó en la salida con una bicicleta de tres velocidades y realizó completa la ascensión, casi toda ella sin poner pie a tierra. Hecho olvidado hoy en día.
La prueba constaba de dos subidas al Tourmalet, para llegar a Tarbes tras haber salido de madrugada de Lourdes. Un ciclista denominado Clement, que montaba una Muller Ainé, fue el primer en llegar a Tarbes tras haber tardado once horas y media en completar el recorrido con la doble ascensión. Al echar un vistazo a la clasificación, vemos en la sexta plaza el nombre de Hippolyte Aucouturier, gran protagonista de los primeros Tours de Francia y ciclista profesional ya reconocido en aquel lejano 1902.
De este modo, según afirma Carrey, el Tourmalet no era ‘un camino de cabras’, tal como se presentó años más tarde. El puerto era frecuentado ya a finales del siglo XIX por monjes, de donde viene el nombre de ‘La Mongie’, soldados que tenían un destacamento por allí, excursionistas, botánicos, esquiadores,… y ciclistas. De este modo, en 1895 un hombre que subió en puerto en bicicleta dejó escrito que ‘… es uno de los puertos más altos de Francia, por donde pasa una ruta en estado normal…’ y ‘... que en la bajada la pendiente la hace rápida, pero con el firme en buen estado de tal modo que se puede realizar toda ella sin bajarse de la bicicleta.’ En 1900 en una guía para ciclistas se comentaba que para subir en bicicleta el Tourmalet por Bagneres de Bigorre eran necesarias unas tres horas, y que para los menos fuertes era recomendable realizar la ascensión acompañado de un coche, cuyo chófer cobra de ocho a diez francos la hora. O sea, antes de Lapize ya hubo varios ciclistas que habían escalado el Tourmalet montados en una bicicleta.
Por lo tanto, la historia de Steines es falsa, presentaron el Tourmalet como un paso casi imposible, pero hay que tener en cuenta que el Tour nació con la idea de vender periódicos,.. y bien que lo hicieron. Ya se sabe cómo se escribe la historia. En ocasiones se parte de una premisa o un hecho falso, del que se forma un ovillo tan grande que es imposible volver hacia atrás para reconstruir la verdad. El caso de Steines es uno de ellos. Todas las historias del Tour de Francia, del que se han hecho copia y pega en todos los idiomas, han partido, la mayoría, del diario L’Auto y si el lector se da cuenta comprueba que las anécdotas, relatos y demás fantasías son siempre las mismas, contadas con más o menos gracia y destreza por la pluma de turno.
Sobre el nacimiento del Tour también hay una versión diferente a la ‘oficial’. Tal como se ha contado, Geo Lefevre, un empleado de Desgrange, comentó un día a su jefe en un restaurante de Montmatre que se podía llevar a cabo una prueba ciclista que recorrería Francia de cabo a rabo. Pero no es cierto. Tal como reconoció años más tarde el creador de la ronda gala, la idea se la dio su peluquero quien realizó su propio Tour de Francia en 1885 (18 años antes de la creación del Tour) en 19 días recorriendo la nada despreciable marca de 5500 kilómetros. Éste, además, fue uno de los que tomaron parte en la prueba en la que se subió el Tourmalet en 1902.
Para finalizar con Alphonse Steines, comentar que su verdadero nombre era Jean Stenges, luxemburgués y no francés, que pasó a formar parte de la redacción del periódico L’Auto en 1900 y que antes fue ciclista realizando buenas prestaciones en la última década del siglo XIX. Por lo tanto, es conveniente recordar que el Tourmalet no se subió en bicicleta por primera vez en 1910 y que Octave Lapize, a pesar de haber sido un ciclista de un extraordinario nivel, no fue el primero en coronar en puerto en bicicleta. Pero, ¿esto tiene alguna importancia?