El punto de no retorno de los glaciares pirenaicos: "Más que preservarlos, constatamos que están a punto de desaparecer"
Investigadores del IPE-CSIC afirman que, en los últimos años, su retroceso se ha acelerado hasta el punto de que tres de ellos han pasado a ser considerados tan solo neveros
El punto de no retorno de los glaciares pirenaicos: "Más que preservarlos, constatamos que están a punto de desaparecer"
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Bilbao
Los glaciares eran masas de hielo enormes, que se acumulaban en zonas de montaña o en las regiones polares. Su parte inferior se deslizaba muy lentamente hacia abajo, por lo que parecían ríos de hielo. A comienzos del siglo XXI, un 10% de la Tierra estaba ocupada por glaciares. Estos suponían más del 75% del agua dulce del planeta. Eran imprescindibles dentro del ciclo del agua, ya que funcionaban como acumuladores de reservas hídricas, atrapaban parte de las lluvias y guardaban esa agua para la época seca del año.
El más grande era el glaciar Lambert, en la Antártida Oriental. Entonces ocupaba cien kilómetros de ancho, más de 400 de largo y tenía una profundidad cercana a los dos kilómetros y medio. Contamos esta historia en pasado porque ese será el único tiempo verbal válido para hablar de los glaciares dentro de no demasiado. En España, según la UNESCO, los glaciares del Pirineo serán historia en 2050. Lo mismo ocurrirá con un tercio de todos los glaciares que existen en el mundo.
Sin embargo, todavía hay esperanza para los dos tercios restantes. Eso sí, solo sobrevivirán si el aumento de las temperaturas globales no supera los 1.5 grados centígrados en comparación con el período preindustrial. Ya hemos llegado a 1.2 grados, y el ritmo medio de incremento es de 0.2 grados por década. Estamos ante la última oportunidad.
Se aprecia a simple vista
Su reducción es tal que incluso el ojo humano puede apreciar cómo las masas de hielo merman de un invierno para otro. Así lo ha comprobado Gerardo Bielsa, uno de los aviadores más experimentados del Pirineo que en los años 70 y 80 del siglo pasado trabajó allí como guía de montaña. Nos pone el ejemplo del glaciar del Aneto: "Era un glaciar de una sola pieza, con gran profundidad en algunos puntos y grandes grietas que eran la pesadilla de los guías. Siempre pasábamos con los clientes encordados porque existía el riesgo de que un puente de nieve tapara una grieta que, al pisarlo, te hiciera desaparecer. Había una grieta muy grande en una zona donde ahora ya no hay ni glaciar. En ella cabía un autobús".
También conoce a la perfección el deterioro acelerado de estos glaciares Raquel Montón, Responsable de Campañas en Greenpeace y con dos décadas de experiencia en el ámbito del cambio climático y la energía: "En la escala de una vida humana se puede constatar [el retroceso de los glaciares]. Es algo no solo inusual sino sorprendente, ya que los glaciares tardan miles de años en conformarse. Que su desaparición se pueda constatar en la escala de una vida humana indica que es tremendo el impacto", señala.
Se miden cada septiembre
Para estudiarlos, equipos de científicos se desplazan al Pirineo cada mes de septiembre, cuando finaliza el periodo estival y antes de que caigan las primeras nevadas del otoño. Eñaut Izagirre, Geógrafo de la Universidad del País Vasco, es también investigador del Instituto Pirenaico de Ecología, y estos días está ya en la zona. "Este año puede ser ya tarde para los glaciares del Pirineo. Más que intentar preservarlo, lo que estamos haciendo es ver que están a punto de desaparecer", desliza.