"Vivir en un sofá a cambio de… cualquier cosa": el sinhogarismo que afecta a mujeres y menores en Bilbao
Shirley llegó a Bilbao con la intención de asentarse antes de traer a su hija, pero la urgencia la obligó a adelantar el proceso y pronto se vio en situación de sinhogarismo. Como ella, muchas mujeres migrantes con menores a cargo enfrentan graves dificultades para acceder a vivienda y recursos, una realidad que atiende la asociación Lagun Artean
"La demanda de mujeres con hijos menores a cargo va a más en Bilbao y nuestros recursos no son suficientes"
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Bilbao
Shirley llegó sola a Bilbao con la intención de asentarse antes de traer a su hija desde Paraguay. Su plan era estabilizarse en tres años, pero las circunstancias la obligaron a adelantar el proceso. "Tenía trabajo en ese momento y debía aprovechar la oportunidad para traerla; no podía dejarla sola allí por más tiempo. Sin embargo, al mes de estar juntas, perdí el empleo porque falleció la persona a la que cuidaba", relata.
Como ella, otras 25 mujeres reciben apoyo del programa Kanala, impulsado por la asociación Lagun Artean. La mayoría proviene de Paraguay, Bolivia, Camerún y, en los últimos años, del Magreb. "Estas situaciones son consecuencia de los procesos migratorios. Llegan aquí en condiciones de vulnerabilidad y con grandes dificultades para acceder a una vivienda", explica Sandra, trabajadora social de la organización. El acceso a la vivienda es una de las principales barreras para estas mujeres, especialmente para aquellas con menores a su cargo. Según Alberto Estefanía, coordinador de Lagun Artean, muchas no están en la calle, pero viven en condiciones de sinhogarismo: "A veces duermen en un sofá a cambio de… cualquier cosa. Podemos pensar mal y acertaremos".
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Reportaje: La historia de Shirley
Vulnerabilidad
La trabajadora social de Lagun Artean explica que no hay medios ni recursos suficientes para atender a todas las mujeres; las plazas se cubren instantáneamente en cuanto se quedan vacías. Dice que Shirley tuvo "suerte", aunque la situación en la que estuvo no era de tenerla tanto: "La mayoría de los que había en la casa eran hombres, era muy incómodo. Cuando estaba no me incomodaba mucho porque yo estaba todo el día fuera, pero cuando vino ya mi hija esta situación cambió. Yo tenía que trabajar y ella se quedaba con ellos. Tenía que salir de allí, no podía dejarla sola", recuerda Shirley.
El empadronamiento es clave para acceder a ayudas sociales, pero no todas las personas migradas lo tienen. "Los servicios sociales funcionan por distrito. Si tienes padrón, te asignan una trabajadora social. Si no, debes acudir por urgencias, con un acceso mucho más limitado a los recursos. Estas mujeres están muy invisibilizadas. El padrón es la llave para la trabajadora social que te corresponde, pero también para el centro de salud, etc", señala Sandra.
Al llegar a Lagun Artean, Shirley entró en el programa Kanala, donde le diseñaron un plan de intervención para regularizar su situación entre otras cuestiones. Además, desde entonces, y remarca ella, recibe "apoyo emocional" y "personal": "Me han ayudado en todo, como madre y como mujer", afirma. Durante este último año Shirley se ha dedicado a estudiar y formarse, con la esperanza de conseguir un empleo digno.
Lagun Artean
Lagun Artean gestiona 18 dispositivos residenciales con 124 camas y atendió el año pasado a 531 personas, 320 de ellas en sus alojamientos. "El sinhogarismo está aumentando, y los procesos de estancia en los recursos son cada vez más largos. Las personas llegan en peores condiciones, y cada vez hay más mujeres embarazadas en la calle", advierte Estefanía. El aumento del sinhogarismo y la llegada de mujeres embarazadas en situación de calle, según informa el coordinador, evidencian la necesidad de más recursos y políticas públicas que aborden esta problemática de manera integral.
