Operación rescate: artistas y vecinos salvan el mural del 3 de marzo
La artista Verónica Werckmeister reedita el de 2013 desaparecido por las obras

Operación rescate: nos adentramos en el taller en el que artistas y vecinos salvan el mural del 3 de marzo
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Vitoria-Gasteiz
A pocos meses de que se cumpla el 50º aniversario de los sucesos del 3 de marzo de 1976 en Zaramaga, el mural que lo conmemora renace en el taller de Verónica Werckmeister. La rehabilitación energética del edificio de Reyes de Navarra, 28 obligó a retirar la obra original de 2013, pero la insistencia de los vecinos y asociaciones ha logrado su recreación. “Nos pide que intentemos salvarlo de alguna manera y salvarlo significa rehacerlo de cero”, explica Werckmeister
Para esta segunda versión, Verónica volvió a llamar a Javier Hernández Landazábal: “Ni me lo pensé y me tiré a la piscina del 3 de marzo”. Para Javier, que ya dirigió el proyecto en 2013, este mural es mucho más que arte, es un recuerdo de su adolescencia. “Yo tenía 15 o 16 años y veía que aquello que se estaba haciendo era algo muy denunciable y más cuando ya empezó a haber muertos. Que te propongan participar años después en algo que va a ser una especie de homenaje a aquellos hechos, era casi una obligación ética para que se recuerde aquella memoria".
Tres capítulos de la memoria
El nuevo fresco mantiene la estructura original en tres bloques. Una primera parte dedicada a la dictadura y represión. Explica Hernández Landazábal que para lograrlo han optado por "colores sobrios, ocres… sobre todo grises” para evocar “un mundo oscuro”. A partir de ahí el mural tiene los hechos de marzo del 76 como punto de inflexión.
Después llega la luz. “A partir de ahí incluimos el euskera y el mural se convierte en algo más colorista”. Para el artista representa una salida progresiva “de las sombras” de la dictadura, con la conciencia de que la “luz total” aún queda por alcanzar.
A esos tres momentos se suman ahora referencias a los últimos doce años: como la consolidación del monolito conmemorativo y el creciente apoyo en las manifestaciones de recuerdo. Con ello, Werckmeister y Hernández Landazábal han querido que su obra no solo sea recuerdo de lo que pasó, sino también reflejo de lo que está pasando.
Turnos para el pincel
A diferencia de la primera versión realizada sobre la propia fachada, esta vez el mural se pinta sobre telas seccionadas en paños de metro y medio que luego se colocan “a modo de papel pintado” en la fachada. Esta modalidad facilita la implicación ciudadana: “Las telas brindan la oportunidad a personas que igual tienen vértigo o alguna discapacidad de poder participar”, señala Verónica.
Así voluntarios y voluntarias se reparten turnos de mañana y tarde en el taller para poder aportar su granito de arena a una obra que es de todos los vitorianos. Para facilitar la participación de cualquier persona, con independencia de sus conocimientos artísticos, Verónica deja los colores listos y prepara cuadrículas para pintar por números. Finalmente, el “toque maestro” de sombras y definición lo aportan los responsables artísticos del proyecto.
Cuenta atrás para el medio siglo
A pesar del calor y la intensidad física del trabajo, los artistas confían en completar la recreación mucho antes de que finalice la rehabilitación del edificio. Aunque aún no hay fecha concreta, aseguran que estará listo para el 31 de diciembre y, por supuesto, antes del 3 de marzo de 2026, cuando Vitoria celebre el 50º aniversario de los sucesos de Zaramaga.

Vania Samperio
Estudiante del Doble Grado de Historia y Periodismo en la Universidad de Navarra. En su tercer año de...




