“Hay que poner de moda ser viticultor”: las nuevas generaciones reclaman una mirada digna y actual hacia el campo alavés
El relevo generacional en el sector del vino empieza a abrirse paso entre jóvenes que apuestan por profesionalizar y reivindicar un mundo rural "más atractivo, moderno y rentable"

El vino no es lo que era: jóvenes viticultores en Álava
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Vitoria-Gasteiz
En un contexto difícil para el sector del vino, marcado por el descenso global del consumo, con excedentes de uva, los aranceles internacionales y una rentabilidad cada vez más cuestionada, emergen con fuerza voces jóvenes que apuestan por cambiar el relato del campo. Lo hacen desde dentro, con conocimiento técnico, arraigo emocional y una clara voluntad de dignificar la profesión de viticultor.
Andrea Vuelta (25 años), Alain Quintana (28) y Manu Michelini (29) son la viva imagen de una nueva generación de profesionales que han decidido emprender en Rioja Alavesa. Los tres lo tienen claro: "Es necesario renovar la imagen del campo, del vino y del agricultor, y hay que poner de moda la figura del viticultor. No es un trabajo denigrante, es un trabajo muy bonito, con mucha libertad y en un entorno inmejorable”, reivindica Andrea Vuelta, enóloga en Bodegas Mauro, en Baños de Ebro.
Por su parte, Alain Quintana lo tiene claro: "Si el campo no es rentable, no hay relevo generacional posible. Esto es un negocio como cualquier otro. Todos queremos vivir de forma honrada y comer tres veces al día, y si no hay rentabilidad, es imposible que los jóvenes se queden”, indica el fundador de bodegas familia Quintana, fundada en 2020, tras formarse en California.
Pero más allá de los números, hay algo que pesa tanto o más, como es la imagen que la sociedad tiene del mundo rural. “Muchas veces nos han vendido el campo como un destino de segunda”, lamenta Manu Michelini, argentino afincado en Rioja Alavesa desde hace años, donde lidera su proyecto personal, Dominio del Challao. “Cuando venía alguien al colegio a hablarnos del campo, siempre era alguien con aspecto de haber sufrido mucho, y eso es algo que ha ido cambiando. Hay que mostrar otra cara. Ser viticultor también es comunicar con orgullo lo que haces”.
Para Michelini, otro de los grandes retos está en rejuvenecer el lenguaje, los formatos, las redes y, sobre todo, el orgullo con el que se comunica el trabajo. “Yo me enamoré de Rioja Alavesa viniendo de Mendoza (Argentina), y decidí quedarme aquí, no porque no hubiera otras opciones, sino porque objetivamente es uno de los mejores lugares del mundo para hacer vino”.
En esa misma línea se muestra Alain Quintana, quien recuerda que incluso en su propia familia le aconsejaban alejarse del campo. “Mi padre siempre me decía: estudia y vete, haz lo que sea, pero sal de aquí. Como si dedicarse a la agricultura fuera una condena, y ahora soy más feliz que nunca, porque estoy donde quiero estar”. Su visión, igual que la de Andrea y Manu, rompe clichés, ya que los tres están formados, viajan, emprenden, exportan y dominan tanto la técnica como el relato de su producto.
Frente a las dificultades climáticas, como el impacto reciente del mildiu, y la presión económica, estos jóvenes no solo resisten: innovan, regeneran, crean marca y comunidad. “Hay que explicar esto en los colegios, dar charlas, contar que se puede hacer vino con pasión y profesionalidad. Romper con la imagen estereotipada. Alguien tiene que decirle a los chavales que el campo también es futuro”, indica Michelini.
Además de elaborar sus propios vinos, todos ellos coinciden en la necesidad de integrar al viticultor en la cadena de valor. “Nosotros trabajamos con viticultores locales que son nuestras manos y nuestros pies. Hay que valorarlos, dignificarlos, darles visibilidad. Ese es también el camino para atraer a gente joven al campo”, asegura Vuelta.

Jon Dos Santos
Redactor y editor de contenidos en el magazine Hoy por hoy Vitoria




