Robert Caplanne: Los GAL matan "por error" a un electricista francés sin vínculos con ETA

Vitoria-Gasteiz

La mañana de la Nochebuena de 1985, a las 7:50, en Biarritz (Francia), Robert Caplanne un electricista francés de 37 años, salía de tomar un café, como cada día, antes del trabajo. Cuando iba a coger el coche, un terrorista de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) se le acercó y le disparó a bocajarro cuatro balas en el cuello, tórax y abdomen. Fue trasladado herido al hospital de Bayona, donde murió 10 días después, el 3 de enero de 1986.

El capítulo 75 de 'La ventana de la memoria' recuerda a Robert con su única hija, Veronique, que aquel 24 de diciembre de 1985 tenía 14 años. Explica que su padre no tenía ninguna militancia política publica ni pertenecía a ningún grupo u organización amenazada por el terrorismo.

En aquel día de Nochebuena de hace 40 años, Veronique recuerda que su padre "como cada día, me da un besito y me dice: Nos vemos esta noche para Nochebuena; hasta luego". Su padre se marchó al trabajo. Una hora después, sobre las 9 de la mañana, "vino la Policía a casa para decirnos a mi madre y a mí que mi padre había tenido un pequeño accidente, que mi madre tenía que ir con ellos a comisaría". Cuando regresó a casa mi madre me dijo que a mi padre le habían disparado una bala en la cabeza. Al final fueron cuatro balas en todo el cuerpo".

Las primeras hipótesis de la Policía no apuntaron a un atentado terrorista. Tampoco, las de Veronique, que primero pensó que su padre había podido sufrir un accidente de tráfico o uno laboral. "Cuando nos dijeron que casi le habían matado las balas, pensamos que quizás le había matado el antiguo novio de mi madre", cuenta. Los padres de Veronique llevaban años separados y ella comenzó otra relación, pero se habían reconciliado y vivían de nuevo juntos desde hacía 10 días.

El asesino, un hombre con barba

Fue el propio Robert desde el hospital el que descartó esta hipótesis. Aunque no podía hablar, porque una de las balas había impactado en la garganta, pudo describir por gestos a la Policía los rasgos del hombre que le había disparado, un varón con barba, al que había visto en el bar en el que había estado desayunando.

Finalmente, "me parece que 10, 15 días después los GAL dijeron que eran ellos los que habían matado a mi padre, que se habían equivocado", recuerda Veronique, que entonces no sabía qué significaban esas siglas. "Aquí solo hablábamos de ETA, pero los GAL no sabíamos quiénes eran y cuando nos dijeron que era la Policía, fue incomprehensible para nosotros. Nos parecía muy increíble que la Policía matara a gente, mucha injusticia".

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Cuando murió su padre, Veronique se encerró en si misma durante años, hasta que en 2019 contactó con ella Raúl López Romo, del Centro Memorial de las víctimas del terrorismo de Vitoria. "Quería mi testimonio para llevarlo a los colegios y me entusiasmó poder ayudar a los niños. Le dije que sí". Veronique agradece al Memorial, a COVITE y a la Fundación Fernando Buesa que valoren su testimonio, que le reconozcan como víctima, como una igual y que le hayan apoyado, algo que no han hecho en su propio país. "En Francia, si hablas de estas cosas, te dicen que haces política y que hay que cuidar el euskera y no se puede hablar de todo esto porque para ellos es como una agresión. A lo mejor la agresión es para nosotros, que lo habíamos vivido", se lamenta. Recuerda que su abuela fue durante 30 años al Ayuntamiento de Biarritz a ver a diferentes políticos para contarles su historia. La respuesta fue: "pero señora, ¿qué quiere que hagamos nosotros?

El yoga y la no violencia

El yoga forma parte importante de la vida de Veronique y de su recuperación. "Lo que a mí me parece lo más importante en el yoga no son las posturas, es la filosofía, la espiritualidad. Lo más importante es la no violencia: la no violencia con los otros, la no violencia contigo, la no violencia en los gestos y la no violencia en las palabras. Eso es lo que yo enseño a mis alumnos en las escuelas de Biarritz, que tienen de 6 a 10 años. Les digo que lo más importante es no ser violento".

Poco después de grabar ese video-testimonio para el Memorial, contactó con Veronique la Fundación Fernando Buesa. "Vimos la necesidad que tenía de dar testimonio y la falta de sensibilidad de la sociedad francesa para con ETA y los GAL", cuenta Eduardo Mateo, responsable de proyectos y comunicación. Así, en noviembre de 2023 organizaron junto a Gogoan y COVITE un coloquio en un hotel de Biarritz, con la propia Veronique y tres víctimas de ETA: Marta Buesa, Gorka Landaburu y Ana Aizpiri. Entre los asistentes, Mateo recuerda que hubo muchos simpatizantes de la izquierda abertzale. "Estábamos invadiendo un espacio ocupado por ellos. El espacio de las victimas era muy pequeñito en Francia y esto no se había hecho nunca".

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Mateo cree que en Francia "hay un gran desconocimiento de ETA y de los GAL, que les afectó directamente. A los terroristas de ETA nunca les llaman así. Son militantes. Esa visión romántica sigue existiendo en todo Francia y queríamos romper con ella". También querían dar la voz a las víctimas "porque viven de espaldas a ellas".

Al coloquio, le siguió una exposición sobre el terrorismo en la mediateca de Biarritz. Ahora la Fundación, junto a la asociación francesa de víctimas del terrorismo, "que, por fin, han acogido a Veronique", víctimas del yihaddismo, de ETA y Veronique han dado testimonio en un colegio de Tolousse. En enero lo harán en el colegio Nazareth de Vitoria y luego habrá un encuentro entre ambos colegios.

Para cerrar 'La ventana de la Memoria' la escritora Irati Goikoetxea, directora del servicio de Convivencia y Derechos humanos del Gobierno de Navarra, firma un texto poético que combina opinión y reflexión.

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"La memoria es la sombra del atardecer que llega hasta donde la mente quiere, hasta el corazón y un poquito más allá. La memoria es la sombra más larga del día, la que se sonroja al atardecer, la que llega hasta donde el pensamiento luce ese brillo que a veces ciega a quien no sabe mirar.

¿Y si pudiéramos extenderla un poquito más? ¿Y si pudiéramos esconderla en la oscuridad? ¿O sacarla a la luz? Esa sombra con cada una de sus curvas, voces, latidos. Esa sombra que si pudiera levantarse miraría los ojos a quienes se visten de negro para negar el color y el dolor de la misma.

La memoria es esa sombra alargada que ojalá pudiera dar cobijo y vida, reflexión y respaldo. Ojalá pudiera dar realidad a este presente que no sólo debería acordarse del pasado, sino que debería cuidar y construir el futuro. La memoria es esa sombra alargada que no pausa, que baila inquieta y que abre mentes y corazones. La memoria es esa sombra que cada persona dibuja desde su compromiso. La memoria es un dibujo de sombras en el cual los esbozos se entrelazan a trompicones, se integran en la realidad de quien borra los trazos indecisos.

¿Y el día que no salga el sol? El día que no salga el sol, la memoria tendrá que inventar nuevos soles. A la memoria no le pueden faltar días.