Un mes desde el incendio de Jarilla

Ambroz, Jerte, Trasierras-Tierras de Granadilla

La tarde del 12 de agosto se preveía ya complicada. Se había anunciado tormenta eléctrica, y eso en el norte de Extremadura es sinónimo de posible incendio.

Por eso, hubo muchos testigos del rayo que inició el incendio de Jarilla que afectó a más de 7.800 hectáreas y que durante 10 días tuvo en jaque a tres comarcas del norte de Extremadura: Trassierras-Tierras de Granadilla, Valle del Ambroz y Valle del Jerte.

10 días de agosto en los que los medios de extinción se vieron muchas veces impotentes ante el primer incendio de gran intensidad /convectivo/ sexta generación (elija Ud. la denominación que quiera) al que se enfrentaba Extremadura. Un incendio que aprovechó la meteorología favorable para salir una y otra vez del rango de extinción o flanquear las acciones que desde el Infoex, la UME y la Brif se tomaban.

Con el cambio de meteorología y la llegada de medios de toda España, e incluso desde el mecanismo europeo de solidaridad se consiguió controlar y sofocar el incendio.

Un mes después A vivir Extremadura visita las diferentes comarcas, hablamos con los afectados, con el turismo, con los vecinos, con los agricultores, cruzamos el Puerto de Honduras para analizar el paisaje lunar que nos ha dejado las llamas en este incendio.

Los agricultores están reponiendo las infraestructuras afectadas, los árboles que ardieron o se secaron por el calor del incendio en las cotas altas del Valle del Jerte, las casas rurales y el Valle del Ambroz se preparan para el Otoño Mágico, y en la Trassierra se sigue mirando con dolor al monte y se pide la reparación de las infraestructuras.

Un mes después el temor son las lluvias de septiembre, que si son fuertes pueden arrastrar las cenizas del incendio y contaminar acuíferos, "lavar" el monte y dejar la roca al desnudo sin tierra fértil en la que pueda arraigar de nuevo la vegetación. Un mes desde que se desató el infierno de llamas, humo y calor, pero de momento no se conoce cómo desde las diferentes administraciones, nacional, regional, provincial, local, se prevé recuperar estas tres comarcas del norte de Extremadura y mantener a la población afectada en el territorio.

La intención de los habitantes es seguir "luchando" y seguir levantando pueblos y comarcas como hicieron desde tiempos inmemoriales sus ancestros, levantando los bancales, los caminos, los bosques de castaños y de robles. Viviendo del, para y con el monte, con su ganado y su azada como herramientas de gestión forestal.

Loas tres comarcas se recuperaran del incendio, los montes volverán a lucir verdes en una década, o dos, pero la herida de este incendio puede tardar todavía mucho más en cerrarse, y, por desgracia, será "el incendio del 25" del que dentro de medio siglo se seguirá debatiendo y discutiendo en los bares de los pueblos, recordando donde estaba cada uno y cada cual. Analizando los hecho desde entonces, que nunca será suficiente, para evitar que las llamas vuelvan a adueñarse del Norte de Extremadura.