Sociedad

Extremadura cierra la peor campaña de incendios de la última década con más de 50.000 hectáreas calcinadas

El consejero de Gestión Forestal destaca que, pese a la gravedad de los siniestros, no hubo daños personales y que el 80% de la superficie afectada se regenerará rápidamente

Imagen del incendio de Jarilla en la vertiente de Salamanca, ya en la Sierra de Béjar/Cadena SER

Badajoz

La Junta de Extremadura ha calificado la campaña de incendios forestales de 2025 como “la más grave de la historia reciente” de la comunidad. Así lo anunció el consejero de Gestión Forestal y Mundo Rural, Francisco Ramírez durante la comparecencia informativa posterior al Comité de Dirección del Plan Infoex, en la que se hizo balance de una temporada marcada por 17 grandes incendios y más de 50.000 hectáreas quemadas.

El titular de la consejería agradeció la labor de los 856 trabajadores del Plan Infoex, los 138 bomberos forestales conductores de refuerzo y los 257 agentes del medio natural que participaron en las labores de extinción. “Ha sido un verano durísimo, pero podemos decir con orgullo que no hemos tenido que lamentar daños personales”, subrayó.

Extremadura ha registrado 1.465 incidencias este verano, de las cuales 766 han sido incendios forestales, con un incremento del 16% respecto a la media de la última década. Los fuegos más graves se concentraron en Jarilla (16.536 hectáreas), Llerena (5.849), Cáceres (3.703) y Caminomorisco (2.682).

En total, se han visto afectadas 50.089 hectáreas, de las que 33.855 corresponden a la provincia de Cáceres y el resto a Badajoz. Según los datos del Infoex, solo el 20% de la superficie quemada era masa arbolada (10.220 hectáreas), mientras que el 80% restante corresponde a pastos y matorral, “que se regenerarán rápidamente”.

El consejero explicó que el 90% de los incendios tuvieron origen humano, ya sea por intencionalidad (50%) o negligencia (40%), mientras que un 5% se atribuye a causas naturales, principalmente rayos. De hecho, la denominada “tarde maldita” del 12 de agosto estuvo marcada por una tormenta eléctrica que provocó 700 rayos en pocas horas, y en los días siguientes se llegaron a contabilizar mil descargas en toda la región, lo que originó 41 incendios, siete de ellos de gran magnitud.

Las condiciones meteorológicas fueron decisivas: una primavera “excepcionalmente húmeda” seguida de un verano con temperaturas tres grados por encima de la media histórica (1991–2020) y olas de calor de hasta 12 días consecutivos crearon un escenario explosivo. “El monte se convirtió en una cerilla”, describió gráficamente el consejero.

En los picos de mayor actividad, como en el incendio de Jarilla, llegaron a trabajar 700 efectivos y 34 medios aéreos simultáneamente, sin registrarse accidentes ni heridos graves. El consejero anunció que la Junta avanzará en el Plan de Reordenación de Recursos Humanos del Infoex, que prevé refuerzos materiales y técnicos hasta 2027, y defendió la actuación de los equipos: “Nuestros profesionales han respondido de forma ejemplar, respetando turnos y descansos incluso en los momentos más críticos”.

Preguntado sobre la prevención, el responsable autonómico rechazó que el campo extremeño haya estado “desatendido”, aunque reconoció que el abandono del mundo rural y el hecho de que más del 90% de la superficie forestal esté en manos privadas limitan la capacidad de actuación pública. Asimismo, aclaró que en las zonas afectadas no se permitirá especular con la madera quemada para evitar el “efecto llamada”. Solo se retirará la madera “por motivos fitosanitarios”, con licitaciones municipales y bajo “criterios de prudencia y responsabilidad”.

El Ejecutivo regional confía en que la regeneración natural de los montes y el impulso del Proyecto Mosaico, ya reactivado en la Vera y en estudio para Gata-Hurdes, permitan mejorar la prevención en futuras campañas. “De este verano hemos aprendido que tenemos magníficos profesionales, y que nuestra obligación es dotarlos de medios y garantizar su seguridad”, concluyó el consejero.