Cortes de pelo a medias y helados gratis: las anécdotas que deja el apagón en Lugo
El corte de electricidad sorprendía a los lucenses, que buscaron soluciones creativas a la falta de luz

LUGO, 29/04/2025.-Una familia cena ayer al sur de Lugo, sin luz, solo con velas y una radio. Galicia recupera paulatinamente el suministro eléctrico después del apagón generalizado que sufrió este lunes con importantes afectaciones al tráfico aéreo y ferroviario, la movilidad en general y todas las actividades de los ciudadanos, y cuyas causas aún no han sido aclaradas.-EFE/EliseoTrigo / EFE/eliseo trigo (EFE)

Lugo
Sin dinero, sin comida, sin batería en el móvil... El apagón sorprendía a los lucenses de muchas formas diferentes. En el centro de la ciudad muchos le echaron la culpa, en un primer momento, a las obras de peatonalización del centro. Sin embargo, al salir a las calles, pronto se daban cuenta de que el corte de electricidad afectaba a todo el país.
A las puertas de los comercios a oscuras se formaban corrillos de vendedores y vecinos que ponían en común lo que se sabía, que era poco. Así se iniciaban unas horas de incertidumbre y parálisis total: "Sin luz no podemos hacer nada, está todo digitalizado", confirmaban en los locales.
Los que pudieron, cerraron sus puertas. Los que pudieron, porque también los sistemas para subir y bajar las verjas son eléctricos en algunos casos, y no funcionaban. Sin poder hacer nada, se quedaban haciendo guardia en las entradas. También, en las galerías Villamor, un peluquero salía de su local extrañado por la falta de luz, dejando en el interior del local a un joven que se quedó con el corte de pelo a medias.
Una de las cuestiones que más preocupaban a los vecinos era salvar la comida sin poder cocinar. Hubo quien recurrió a las fruterías, que tuvieron que volver atrás en el tiempo para poder pesar los productos. En Fingoi, los vecinos prestaron una báscula de cocina a pilas a la dependiente de una para que pudiese vender. "Los vecinos, que me han salvado", comentaba la frutera, que también se ofrecía a fiar a los habituales.
También en los bares se despachaban bebidas y comida fría. En Santo Domingo, una joven pedía un bocadillo de jamón y queso para comer, asegurando que podía pagar en efectivo. "No te preocupes por eso, guarda el efectivo que tengas por si te hace falta", le contestaba el camarero.
Con el centro de la ciudad completamente paralizado, el único que pudo continuar con su actividad fue el músico callejero que continuó haciendo sonar su guitarra junto a una oficina de Correos a oscuras, en la calle de San Pedro.
"A ver si puedo apañarte algo para comer"
El cocinero Álvaro Villasante relataba en los micrófonos de Radio Lugo el contraste entre los locales de comidas. "En algunos estaba el jefe en la puerta fumando un pitillo y no dejaban pasar porque no podían cocinar, y en otros mandaban pasar a ver que podían apañar" con los hornillos o preparando comidas frías, contaba.
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Otra imagen curiosa se conformaba a las puertas de las heladerías. Algunas del centro de la ciudad, viendo que los helados iban a echarse a perder, los regalaban. De hecho, la tarde de calor hacía que la oferta se hiciese aún más apetitosa.
Exámenes online a medias
La universidad fue uno de los sectores más afectados, aunque algunos alumnos tardaron en enterarse. Los estudiantes de primero de nutrición se encontraban justo en el momento del apagón haciendo un examen online. Con el sol, no hacía falta tener las luces encendidas y la batería de los portátiles permitió que continuasen la prueba sin problema.
Al tener limitado el acceso a los móviles, solo al salir se daban cuenta de que algo había pasado, por los semáforos apagados y las noticias que empezaban a llegar. Los alumnos se preguntaban al llegar a sus pisos si la prueba se había registrado correctamente o no. Finalmente el profesorado les confirmó que no sería necesario repetirla.
Por lo demás, los lucenses decidieron aprovechar la desconexión y el tiempo veraniego que marcó la jornada para salir a las calles. El río fue uno de los lugares más concurridos, pero también el centro, los parques infantiles y las pistas de baloncesto, que se llenaron sobre todo de niños y niñas que salían a jugar alejados de las pantallas.
En los colegios muchos maestros y maestras se enteraban de que el apagón era nacional solamente con la llegada de los padres. A su vez, alumnos de sexto de primaria de un centro lucense preguntaban a una profesora en prácticas si iba a ser capaz de aguantar todo el día "sin ver siquiera un vídeo" en toda la tarde.
Antía Montes
Radio Lugo