Dietas vegetarianas y veganas en la infancia: lo que dice la ciencia sobre su impacto en niños y niñas

A Coruña

Como cada jueves, en la sección Curiociencia abre una ventana al conocimiento científico. En esta ocasión, el director de los Museos Científicos Coruñeses, Marcos Pérez, nos propone analizar un tema que despierta cada vez más interés entre las familias: las dietas vegetarianas y veganas en la infancia y la adolescencia.

Una cuestión relevante, especialmente cuando hablamos de etapas clave del crecimiento, en las que una alimentación equilibrada resulta fundamental para el desarrollo físico y cognitivo.

Vegetarianos y veganos: no es exactamente lo mismo

Aunque suelen agruparse bajo el mismo paraguas, existen diferencias importantes entre ambos tipos de dieta. Las personas vegetarianas renuncian a la carne y al pescado, pero pueden consumir huevos y productos lácteos. En cambio, la dieta vegana excluye cualquier alimento de origen animal.

Esta distinción es clave desde el punto de vista nutricional, ya que determina la disponibilidad de ciertos nutrientes esenciales, algo especialmente sensible cuando se trata de niños y niñas en pleno desarrollo.

Un estudio que analiza a más de 50.000 menores

El punto de partida de la reflexión es un amplio estudio científico que revisa más de 60 investigaciones realizadas en distintos países, con datos de más de 50.000 niños, niñas y adolescentes. Se trata de una revisión rigurosa que permite establecer el consenso científico actual sobre este tipo de alimentación.

La conclusión principal es tranquilizadora: las dietas vegetarianas y veganas pueden ser seguras durante la infancia, siempre que estén bien planificadas y cuenten con seguimiento profesional.

Nutrientes que requieren especial atención

El estudio advierte, eso sí, de que existen algunos nutrientes que suelen aparecer en niveles bajos en menores que siguen dietas basadas exclusivamente en vegetales. El caso más conocido es el de la vitamina B12, que no se encuentra de forma natural en alimentos vegetales y cuya suplementación es imprescindible en dietas veganas.

También se observa una menor ingesta de calcio, zinc y vitamina D, un aspecto especialmente relevante en regiones como Galicia, donde la exposición solar es menor durante buena parte del año. De ahí la importancia de realizar controles médicos periódicos y adaptar la dieta a las necesidades reales de cada etapa del crecimiento.

Alimentación vegetal y hábitos más saludables

Más allá de los posibles déficits, el estudio destaca un dato positivo: los niños y adolescentes vegetarianos y veganos suelen presentar mejores indicadores de salud cardiovascular, como niveles más bajos de colesterol y menor prevalencia de sobrepeso.

Además, su alimentación tiende a ser más rica en frutas, verduras y fibra, lo que favorece la adquisición de hábitos alimentarios saludables que pueden mantenerse en la edad adulta.

Supervisión, variedad y sentido común

El mensaje que lanza la ciencia es claro y equilibrado. No hay motivo para demonizar las dietas vegetarianas o veganas, pero tampoco para abordarlas sin planificación, especialmente en la infancia.

Como recuerda Marcos Pérez, renunciar a ciertos alimentos implica asumir que algunos nutrientes deberán obtenerse por otras vías, ya sea mediante una dieta bien diseñada o a través de suplementos, siempre bajo supervisión profesional.

En definitiva, la clave está en el sentido común, la información y el seguimiento, para garantizar que niños y niñas crezcan sanos, independientemente del modelo alimentario elegido por sus familias.