"El incendio 379 lleva calcinadas 37.000 hectáreas": así luchan los bomberos murcianos contra los incendios forestales en Canadá

Murcia

Desde la pasada semana 16 bomberos de la región de Murcia se han sumado al contingente enviado por la Unión Europea a la provincia de Québec, en Canadá, donde hacen frente al incendio 379, que lleva calcinadas más de 37.000 hectáreas, con gran acumulación de combustible por la abundante masa forestal y por el fuego que también se extiende por el subsuelo.

Estos aparatoso incendios están afectando el territorio de un país en el cual buena parte de su superficie es masa forestal. De hecho, el humo provocado por las llamas ha llegado a cubrir ciudades al otro lado de la frontera estadounidense, incluso Nueva York.

"Este incendio es solo parte de un sector donde hay más incendios y actualmente no está controlado", ha explicado a la Cadena SER Raúl Arias, bombero forestal y al frente de este equipo de efectivos de la Región de Murcia. Este incendio tiene dos cabezas diferentes y los vientos han provocado que una de estas cabezas saltará una de las líneas de control que habían conseguido estabilizar. "Hemos estado trabajando en la contención del flanco más al noroeste, evitando que el incendio afecte a la población de Mistissini", según Arias.

A través de sus redes sociales, la Unidad de Defensa contra Incendios Forestales de la Región de Murcia viene compartiendo su día a día, su trabajo y las herramientas y estrategias para luchar contra las llamas.

En un entorno muy distinto a las zonas forestales de la Región de Murcia, se han tenido que enfrentar a la propagación del fuego por tres frentes distintos (las copas de los árboles, la superficie y el subsuelo) y a una meteorología desfavorable (con una baja humedad en el combustible y unas altas temperaturas) lo que acelera la velocidad de propagación y dificulta la extinción.

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"Estos incendios son muy lentos de extinguir y muy complejos", ha explicado Raúl Arias, que señala como especial dificultad la densa capa de material orgánico del suelo, de hasta 50 centímetros de espesor, que hace que muchas veces el incendio se desplace por el subsuelo bajo este mantillo y haga brotar nuevos focos donde ya habían actuado.

Cuentan con apoyo de maquinaria pesada para abrir las líneas de ataque al incendio, ya que la vegetación es muy espesa. También atacan directamente las llamas cuando éstas lo permiten y, en caso de que no sean así, también reciben el apoyo de medios aéreos, tras cuyo paso proceden a rematar los focos.

Sin embargo, estos dos elementos suman dos dificultades más, ya que afectan a la inestabilidad de los árboles. El primero de ellos es el fuego que propaga por el mantillo y la capa orgánica del suelo, que al desaparecer deja al descubierto las raíces de los grandes árboles, dando lugar a que se caigan. Y también las propias descargas de agua de los hidroaviones de Canadair, una de las principales preocupaciones para su seguridad, como explicaba en un video uno de estos bomberos, Adrián.

Estos 16 bomberos se trasladaron a Canadá la pasada semana permanecerán allí 14 días, dentro de las 100 personas que partieron de Madrid en un avión fletado por el Gobierno canadiense para colaborar en estas tareas.

El equipo está coordinado por Raúl Arias, que a su salida de España explicó que, aunque los bosques canadienses son muy diferentes a los murcianos, se trata en ambos casos de combustible vegetal en cuya gestión tienen gran experiencia los efectivos seleccionados, que también han llevado a cabo trabajos especializados con motosierras de gran calibre y otra maquinaria.

El pasado verano, parte del equipo, incluido el propio Arias, se desplazó también a Chile, donde prestaron asesoramiento en control y análisis de grandes incendios.