"No venimos por hambre sino por miedo": La historia de Selma, una joven argelina que emigró a Lorca

Lorca

"La mayoría no venimos por hambre o porque no tengamos ropa para vestir, cada uno tiene sus circunstancias, puede ser miedo, violencia o maltrato", es el testimonio de Selma una joven argelina de 32 años que llegó a España en 2020 en busca de un futuro mejor y gracias a la Casa de Mujeres Sor Matilde de Cáritas en Lorca ha empezado una nueva vida.

Hemos estado con ella y otras nueve mujeres que en la actualidad residen en esta casa de mujeres y nos ha contado que en Argelia estudió filología francesa y cuando ya no podía más sin planearlo- decidió emigrar-pero prefiere no recordar cómo atravesó la frontera. En un primer momento, estuvo seis meses con la Fundación Cepaim en Murcia y trabajando en casa de una señora. Reconoce que los inicios fueron difíciles, sobre todo por la barrera lingüística. "Era difícil, llegas a un país donde no sabes nada, no entiendes a la gente" relata e indica que "no paraba de llorar" y que tuvo que ponerse las pilas". Todo un cambio "radical" tanto por el idioma, cultura como por la religión.

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Posteriormente fue trasladada al Centro de Mujeres en Lorca donde estuvo un año conviviendo con más mujeres. Los profesionales de Cáritas les acompañan, ofrecen asesoramiento psicológico, clases de español, o talleres, entre otros. "El objetivo es que cuando salgan de la vivienda se puedan ir a una vivienda autónoma", manifiesta Marta López, directora de personas sin hogar en esta ONG.

A base de esfuerzo y tesón, un año después Selma consiguió un empleo en el sector agrario, papeles y un piso de alquiler. Además, no se conforma, y recientemente ha logrado el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y pronto iniciará sus estudios en de Formación Profesional en Integración Social. "Me emociono al recordar mi estancia en esta casa, cuando vengo aquí recuerdo muchas cosas, éramos una familia", indica.

El caso de Selma no es un hecho aislado, en la actualidad otras nueve mujeres conviven en esta casa con la esperanza de regularizar su situación y empezar una nueva vida. Es el caso de Fátima, una joven de 22 años, natural de Marruecos, que vino a Valencia a estudiar en Topografía en la Universidad pero al cambiarse a un grado superior de Formación Profesional perdió su permiso y quedó en situación de calle. "Necesitamos protección", resalta.

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Hacen falta apoyos

Gracias a que la orden religiosa Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl cedió una de sus dependencias a Cáritas, desde 2020 pueden ofrecer un techo a mujeres sin hogar. En nuestra Región hay un total de 20 espacios para acoger a personas sin hogar pero solo Molina de Segura y Lorca tienen un espacio exclusivo de mujeres.

En cuanto al perfil, es muy variado se atiende a mujeres de entre 22 y 60 años tanto extranjeras como españolas. En cuanto al tiempo de estancia, depende de cada persona pero no existe un límite.

María Dolores Zamora, psicológica en este proyecto, destaca que el proyecto de Cáritas es una "oportunidad" para personas vulnerables que necesitan arrancar.

Sino fuera la casa de acogida de Cáritas y la solidaridad, mujeres como Selma o Fátima habrían quedado en la calle. "Es un proyecto que salva a mujeres en situación de vulnerabilidad. Todavía vivimos en un mundo donde nos discriminan por el simple hecho de ser mujer", indican estas jóvenes que apelan a la población a que apoyen estos proyectos humanitarios.

En tiempo récord, Selma aprendió español, encontró trabajo, una vivienda, ha retomado sus estudios y ahora se siente una lorquina más y sin duda, es una fuente de inspiración para otras mujeres que anhelan dejar atrás la situación de vulnerabilidad y ser libres. Porque todos, independientemente de nuestro lugar de nacimiento, podemos necesitar ayuda y solo el pueblo salvará al pueblo.