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Natalia de Molina: "No sabría definirme como actriz, pero arriesgada me gusta"

La actriz, ganadora de dos Goyas, demuestra su versatilidad en tres películas muy diferentes. Un thriller sobre las violencias machistas, una comedia sobre la identidad y una pequeña locura sobre la salud mental y el abandono. Con más proyectos para este año y tras 10 años en la industria, la intérprete reflexiona sobre su carrera, su compromiso y sus miedos

Entrevista | Natalia de Molina, la actriz que arriesga

Entrevista | Natalia de Molina, la actriz que arriesga

Madrid

Desde que subió al escenario de los Goya de 2014 y dijo 'no quiero que nadie decida por mí', Natalia de Molina (Linares, 1990) no ha parado de repetirse esa frase que pronunciaba su personaje en 'Vivir es fácil con los ojos cerrados', trabajo con el que ganó su primer cabezón como actriz revelación y que le abrió las puertas de la industria. En todos estos años, la intérprete se ha probado a sí misma con todo tipo de papeles. De su inolvidable Rocío en 'Techo y comida', una joven madre soltera en lucha con un sistema que rescató a los bancos y no a las personas, a trabajar con Carlos Vermut, con Isabel Coixet y con Pilar Palomero en 'Las niñas'. Ha sido en la ficción madre, hija y también la chispa en comedias como 'Operación Camarón'. Ahora, con casi diez años en el oficio, afronta un año en el que protagoniza 'La maniobra de la tortuga', thriller sobre las violencias machistas de Juan Miguel del Castillo, y 'Asedio', nueva cinta de Miguel Ángel Vivas donde se atreve con la acción. También ha participado en esa locura que es 'Contando ovejas', está en la comedia 'Espejo espejo' y en otoño tiene un pequeño papel en la película de Isaki Lacuesta. Decía Val Kilmer que no hay papeles pequeños, sino actores mediocres, y Natalia de Molina se embarca allí donde la curiosidad y el riesgo le llaman sin importarle las líneas de guion. Tímida, generosa e inspiradora según sus compañeros, acepta el término 'arriesgada' si queremos ponerle una etiqueta a su carrera, la de una de las mejores actrices de su generación.

En mes y medio tienes tres películas de estreno, ¿cómo vive esto una actriz?

Con mucha ilusión. Es verdad que, a veces digo, a ver, cuál estoy promocionando, de cuál tengo que hablar ahora. Son tan diferentes, es una suerte, estoy encantada. Las he rodado en tiempos diferentes, en 2020 ‘Contando ovejas’ y ‘Espejo espejo’, y ‘La maniobra de la tortuga’, el año pasado, lo que pasa que ahora se han juntado todas.

¿Y a veces sientes miedo de pensar que la gente crea que estás en todos lados? De esa exposición en tan poco tiempo…

Sí que pienso a veces y digo, no quiero que me pillen manía, pero me lo curro mucho. Espero que la gente lo vea, son cosas tan distintas que, aunque sea la misma actriz, no es el mismo personaje. Quiero pensar eso, aunque ya te digo que a veces pienso lo de que me van a pillar manía.

En ‘La maniobra de la tortuga’ interpretas a una mujer víctima de la violencia machista que intenta salir adelante, ¿cómo ha sido acercarse a un tema tan doloroso y complejo?

Pues así, doloroso y muy complejo. Es una suerte poder hacer algo así pero también ha sido muy duro. Es una realidad que me preocupa a mí y creo que en general como sociedad, es una lacra que ahí sigue. Antes de venir a la entrevista, he visto las noticias y no para de subir el número de casos. Ya no solo el caso que sufre directamente mi personaje, sino también el que investiga el inspector protagonista de la película. Nosotros estamos haciendo una ficción y todo es falso, es mentira, porque el cine al final es un equipo que está haciendo cosas que no son reales, pero la calle está gritando todo esto. Sentía mucha responsabilidad. Hay una secuencia en la que mi personaje tiene un monólogo donde expresa todo lo que estas mujeres sienten, para mí era importante encontrar honestidad y la mayor verdad posible en esas palabras porque sentía que es la voz de muchas mujeres que no son oídas y creídas.

El personaje tiene un punto de vista interesante. Es una mujer que ha salido en apariencia de esa relación de violencia machista y ahora lo que afronta es convivir con el miedo de después, el miedo a que vuelva esa persona. Decías que lo habías trabajado como un thriller psicológico

De terror prácticamente. Es una mujer que al inicio la planteamos como una chica luminosa, con su trabajo, joven, mona, con sus amigos, que ha rehecho su vida, eso es algo que vas descubriendo con la peli porque al principio no te cuenta todo. Lo que le pasa es que su expareja empieza a acosarla de nuevo y ese miedo del que tanto le ha costado salir vuelve a su vida. Es una emoción que anula todo, que puede con todo, es lo peor que puede sentir una persona, vivir con miedo, y un miedo que ella sabe que es verdad, que no es paranoia, que no está loca, aunque nadie la crea y sea difícil demostrarlo, ella sabe que eso que está viviendo va a pasar. Se me ponen los pelos de punta. Es muy fuerte lo que viven estas mujeres y trabajarlo ha sido muy complicado. Es un tema que me toca mucho.

Además, todo ese miedo, todo ese terror, toda esa angustia que experimenta, Juan Miguel Del Castillo y Gina Ferrer, la directora de fotografía, decidieron contarlo con un plano que te mete totalmente en la psicología del personaje, en esa sensación de pánico. Lo hicimos con una cosa que se llama ‘snorricam’, que consistía en que yo llevaba la cámara todo el rato con un arnés, pesaba 13 kilos, yo había perdido peso para el personaje, llevaba la cámara, el sonido, las luces, todo yo sola. Y encima con la cámara muy cerca de la cara y me veía todo el rato reflejada en la lente. Le pillé pánico real a ese plano. Al principio me pareció una suerte poder hacer algo nuevo y me motivaba mucho, hasta el primer día que hice la primera toma. Era muy complicado concentrarme en el personaje y lo que tenía que transmitir porque no podía evadirme de la tecnicidad. Al final el cine, a lo mejor es algo que la gente no sabe, es súper técnico pero con esto me sentía como un cyborg. Pesaba mucho, me hacía heridas…

Y sin una progresión dramática, tienes que entrar y salir del personaje en esos momentos…

Claro, eran los momentos más dramáticos del personaje. Me costó mucho, lo pasé muy mal y he tenido mucho miedo hasta ver la peli. Tenía la sensación de que no había sido capaz… todas estas cosas que pensamos las actrices, pero la gente dice que está bien.

Con Juan Miguel del Castillo ya habías trabajado en ‘Techo y comida’, te ha dado dos papeles de mujeres que sufren al sistema, capitalista y machista ¿Es importante para ti la implicación social el contar estos personajes?

Sí, totalmente. También creo que la sensibilidad que yo tengo con este tipo de personajes, no solo con los que me ha propuesta Juan que son unas denuncias muy claras, en sus pelis el malo siempre es el sistema que no funciona y abandona a la gente, con el resto de pelis que he hecho todas tienen, incluso las comedias, un mensaje, ya sea la película en general o el personaje en concreto. Es muy importante.

Y, como mujer, estas dos películas con Juan muestran la violencia institucional, la falta de recursos, el abandono, las trabas… Todos los personajes, de alguna manera u otra, se enfrentan a eso. Decías antes que es preocupante el nivel de violencia machista, ¿cuándo ves en pantalla todas esas violencias, cómo te sientes?

La película trata sobre la violencia machista y eso va más allá de la violencia física. Es la violencia institucional, la violencia psicológica, son violencias a lo mejor más difíciles de ver. Es como un iceberg, lo físico es lo que ves claro, pero luego por debajo hay un mundo de violencia que es el que realmente destroza a la gente. Es el que acompaña a la gente toda la vida, son heridas que no se ven, es también el más difícil de reconocer y en el que menos educados estamos. Vivimos ahora también un momento complejo, no solo en España, sino en el mundo entero. La violencia cada vez está más presente, y no solo con la guerra, sino la violencia verbal, institucional, psicológica… Estamos en unos momentos muy violentos en general. Es importante empezar a saber reconocerlo e intentar hacer algo. La película es una película, no queremos dictar sentencia ni nada, sino plantear unas preguntas y si alguien reflexiona sobre qué responsabilidad tenemos cada uno para que las cosas cambien, porque la sociedad somos todos, pues ahí está.

Empezaste muy joven y con Goya, con un papel muy carismático. En esto que decías antes de no quiero que se cansen de mí, ¿te ha sido difícil encontrar una voz en el cine español? Nosotros sí creemos que eres una actriz con una personalidad muy definida a pesar de hacer papeles muy distintos

Tampoco sé si la he encontrado -risas- Por ejemplo, con ‘Espejo espejo’ que habla de la identidad, muchas veces te preguntas quién soy ¿Soy actriz, me define mi profesión todo? No lo sé. Estoy creciendo, tengo la suerte de estar madurando y trabajando con lo que he soñado, y pudiendo vivir de ello, pero no lo sé. Me impone mucho eso de una voz, no me siento referente. Llevo muy poco en realidad, solo nueve o diez años -risas- pero han pasado muchas cosas, ha sido un tiempo muy intenso. Estoy cada vez más cómoda conmigo misma como mujer y creo que eso también se nota en los trabajos.

¿Y te consideras en cierto sentido una actriz valiente? Que le gusta arriesgar en los proyectos ya sea con papeles protagonistas o más pequeños

Me considero valiente porque me meto en cosas que me dan miedo de primeras, en cosas muy locas, muy arriesgadas, muy diferentes. Sí que es verdad que recibo un guion y no me leo solo donde aparece el nombre de mi personaje o voy contando las frases como otros compañeros sé que hacen, y lo respeto totalmente, pero yo soy este tipo de actriz. No sabría definirme, pero arriesgada, sí, me gusta esa palabra. Si pensáis que hay algo de mí en eso, acepto arriesgada. Me gusta.

Nos lo compras. Te vamos a ver además en lo próximos meses en ‘Asedio’, la nueva película de Miguel Ángel Vivas, te hemos visto ya en ‘Un año, una noche’, la cinta de Isaki Lacuesta que pasó por Berlín. Este es un papel más pequeño, y además tu novio en la ficción es C. Tangana, cuéntanos cotilleos

Isaki Lacuesta e Isa Campo son para mí un sueño, es uno de mis directores favoritos. Entonces cuando me llamó, él pensaba que le iba a decir que no, es verdad que es una cosa muy pequeña, pero claro no me conocía. Le dije, por favor me muero, yo solo por conocer cómo trabajas, estar con vosotros, me invitas al rodaje y voy, yo quiero aprender cómo ruedas y haces lo que haces. Lo admiro mucho. Y luego además con Nahuel Pérez Biscayart y Noemie Merlant, que son dos actores impresionantes a nivel mundial, con unas carreras que admiro muchísimo. Encima estaba C. Tangana, Enric Auquer… fueron dos días o tres pero esa noche de la escena en el bar nos lo pasamos muy bien. Hubo un momento, es esa cosa que consigue Isaki, que realmente no sabíamos cuándo estaban grabando ni dónde estaba la cámara. Estábamos fluyendo como si nos conociéramos de toda la vida y nos acabábamos de conocer ese día. Fue increíble. Y C. Tangana, muy majo, lo hace my bien, para ser la primera cosa que hace.

Y si lo de llevar la cámara fue duro, en la de Miguel Ángel Vivas, el reto físico fue tremendo también, ¿no?

Todavía no la he visto, pero ha sido durísima. Es un director muy intenso, sus películas son intensísimas, y aquí era hacer acción, algo de lo que tenía muchas ganas. Después de ‘Adiós’, de ver a Mario Casas y Ruth Díaz, yo no tenía escenas de acción, pero había días que tenía que rodar y los veía. Y decía, yo quiero algún día poder hacer algo así, qué divertido, desde fuera pensaba que ojalá me tocara hacer algo más físico y probarme en eso. Y llegó Miguel Ángel con esta locura de personaje y de proyecto, y me tiré. A nivel físico nunca había estado tan cansada en mi vida. Es dificilísimo hacer acción. Y además la peli es fuerte a nivel dramático, todo lo que cuenta y lo que pasa. Hay que estar fuerte.

Pero tú haces pole dance…

Pues empecé con el pole dance por esta peli. Fue para entrenarme. Si aguanto en una barra, puedo aguantar en una película de Miguel Ángel Vivas.

Y ésta aún lo has visto, pero cuando ves uno de tus trabajos, ¿cómo es la sensación de lo que rodaste a lo que ves en pantalla?

Es una paranoia. También depende de la película, como ‘Contando ovejas’ o la de Isaki que, como salgo poco, puedo disfrutar de la peli. La primera vez que te ves, soy muy crítica conmigo

Eso hay que cambiarlo

Creo que es una cosa que tenemos en común muchos. Es difícil verse. Una cosa es lo que tú has pensado y luego ver tu cara en grande, es como una sensación muy extraña y cuesta. No me entero de las películas hasta la tercera vez que las veo. En la primera, solo estoy fijándome en lo que he hecho, salvo si es un personaje pequeño y puedo fijarme en el resto de la película, pero sí es una con más presencia, solo estoy mirándome todo lo malo. En la segunda me empiezo a acordar del rodaje, de cómo fue hacer las cosas y sigo criticándome. Y en la tercera, ya me empiezo a enterar de qué va la cosa -risas- Otras pelis que he hecho hace tiempo, como ‘Techo y comida’, las he vuelto a ver con los años y ahora sí las disfruto de otra manera. Pero cuando son cosas tan recientes, me cuesta mucho.

¿Te da miedo que te dejen de llegar papeles como a otras muchas actrices?

Ese creo que es un miedo compartido en general en esta profesión. Lo que realmente estoy viviendo, o lo que cualquiera que se dedique a esto y pueda vivir de ello, es un privilegio y no es normal. Claro que puede pasar, vivimos con eso, es un miedo en el aire. Pero intento no pensarlo de más, no tiene sentido y prefiero estar en el aquí y el ahora. Hace poco se lo escuché incluso a Penélope Cruz y Javier Bardem, y son quienes son, es algo que todos tenemos ahí metido.

En estos nueve años en la industria, ¿has notado cambios? ¿Hay más proyectos, más voces, más oportunidades para arriesgar?

Precisamente ahora hay muchísimos rodajes, es difícil montar equipos técnicos porque está todo el mundo trabajando. Noto que hay un boom de producciones. Luego hay cosas que creo que cuesta más que cambien. Es complicado este tema. Cuesta mucho arriesgarse, hay muchos productos pero sí siento a veces que es difícil encontrar algo que se salga de lo normal, muchas cosas se parecen entre sí o se repiten cosas que han funcionado. Cuesta más que se arriesgue por miradas distintas y temas diferentes, pero de vez en cuando pasa, y llaman muchísimo la atención. Este año creo que es espectacular para la cinematografía española, estoy muy contenta y tengo muchas ganas de ver todas las pelis que van a ir a festivales y nos van a representar. Y creo que todas tienen en común que son pelis arriesgadas y miradas diferentes. Espero que eso también haga a quien tenga el poder de levantar proyectos, que diga oye… En España tenemos mucho talento y hace falta un relevo generacional, hay gente joven que tiene cosas que contar y espero que se les dé la oportunidad.

¿Y hay algo en ti de dar el salto a dirigir teniendo una guionista en casa -su hermana, Celia de Molina-?

Me da muchísimo respeto -risas- Es tan complicado, admiro tanto el trabajo de los directores, hay que tener las cosas muy claras y una visión muy concreta. Es un trabajo que me impresiona, en un rodaje todo depende del director y de su mirada. A mí me gusta mucho aprender, tengo muchas inquietudes, por eso disfruto de todo, soy muy observadora, me empapo mucho de lo que veo. A día de hoy te digo ‘no’. Pero yo que sé, también me gusta la sorpresa y el misterio, te digo que no e igual dentro de X años, estoy aquí hablando de una peli o de algo que ha nacido de mí.

Has visto ‘Alcarràs’ y creo que también eres fan de ‘Euphoria’, ¿qué te han parecido como crítica?

Una maravilla. Fui al cine a ver ‘Alcarràs’ y Carla Simón es otra de esas que me gustaría saber cómo lo hace. Me encantaría saber cómo rueda, cómo consigue eso, no te das cuenta de nada y está pasando todo. Es magia. Es una mirada tan bonita, tan delicada, tan sutil, tan clara… me encantaría ver cómo Carla Simón crea eso. Y luego ‘Euphoria’ es una locura, una serie brutal, a nivel también de rodaje. Me pregunto cómo rodaran esos planos, la fotografía es impresionante, y esos actores y lo que cuentan. Cuando se goza algo es que se goza tanto, cuando algo te llega, es lo bonito de ir al cine o verlo en casa, que te provoque emociones algo que sabes que no es real pero lo vives todo como si fuera real. Es la magia de esta profesión, me encanta ver algo y que me despierte y que sienta cosas.

 
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