A pesar de ser un concurso de cocina, los participantes de «MasterChef» se van abriendo conforme avanza la edición confesando momentos y situaciones íntimas de su vida fuera del programa. Este lunes, Adrián fue quien emocionó a todos sus compañeros con una historia sobre su pasado. Tras la realización de la primera prueba en pareja, junto a su compañera Verónica, Adrián ha afirmado que participar en el programa es para él «un sueño, una segunda oportunidad». «Mi infancia fue bonita hasta un cierto punto. Mi padre era mi padre, le quiero con toda mi alma, se mató en un accidente de moto y tomó malas decisiones. Le gustaba beber al hombre. Cuando venía de buenas, le esperaba y bien. Cuando venía de malas, pues me tocaba», confesó, muy emocionado. «Estaba hecho un lío. Una pelea se descontroló y me defendí. Le hice una serie de lesiones, no tenía dinero para pagarlas. Me metieron tres meses en prisión. Lo pasé fatal, ahí me vi solo», añadió, respecto al tema. «Es una etapa que no se la deseo ni a mi peor enemigo. Es una etapa difícil, dura, complicada. Una etapa que no hay que vivirla», dijo, sobre la dura relación que vivió con su padre. Sobre su partición en «Masterchef», Adrián volvió a repetir que es «una segunda oportunidad para él». «A mi madre se le cae la baba viéndome aquí y para mí eso es un orgullo», afirmó. «Me acuerdo de cuando me pegaba con la gente, de tener a mi madre en vilo toda la noche. Moraleja, piensa antes de actuar. Si te vienen a pegar, vete. Eso te arruina la vida, me han arruinado la vida, directamente», dijo, zanjando el tema y siendo respaldado por el resto de sus compañeros e invitados en el programa.