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Mohamed cruzó a nado la frontera desde Marruecos hace un año: "Nadie quiere quedarse en Ceuta, deberían dejar pasar a todos a la Península"

Uno de los 1.356 niños identificados hace un año en el mayor cruce irregular de personas hacia las fronteras españolas en tan corto espacio de tiempo, es de los pocos afortunados que han conseguido cruzar a la Península. Ceuta no ha creado ningún plan de contingencia para futuras llegadas

"Nadie quiere quedarse en Ceuta, deberían dejar pasar a todos a la Península"

"Nadie quiere quedarse en Ceuta, deberían dejar pasar a todos a la Península"

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Madrid

"Hoy sí estoy contento, mucho más que cuando estaba en Ceuta, un año después estoy mejor” afirma sonriente Mohamed C., uno de los primeros en rodear a nado aquel 17 de mayo el espigón que marca el límite de entrada a territorio español. Como él cruzaron en poco más de 48 horas más de 11.000 personas, según los cálculos que hicieron hace un año desde el Ministerio del Interior, aunque realmente no hubo ningún recuento fiable dado que a la mayoría se les expulsó de manera ilegal con decenas de cámaras de televisión emitiéndolo en directo.

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Más allá de abrazos convertidos en fotografías icónicas, lo que se vivió en la frontera del Tarajal fue una situación sin precedentes tanto por el número de personas que con la permisividad de Marruecos cruzaron hacia una ciudad autónoma donde se llegó a desplegar el ejército en la frontera, se vieron escenas de porrazos o de niños mojados a los que los militares o agentes de la guardia civil llevaban a rastras hacia el lado marroquí, como por la interminable lista de vulneraciones de derechos dado que saltaron por los aires todos los preceptos a los que obliga la ley de extranjería y la ley de asilo española para cuando se producen este tipo de cruces irregulares. Naciones Unidas, el Defensor del Pueblo, ONG de todo tipo y expertos jurídicos nacionales e internacionales definieron lo vivido entre el 17 y el 19 de julio de 2021 como una clara sucesión de violaciones de los derechos de esas personas, de manera más flagrante en el caso de los niños, mientras el gobierno español argumentaba que se trataba de "rechazos en frontera".

El miedo de Mohamed

Mohamed pasó mucho miedo cuando se echó al agua. Como muchos otros residentes en Castillejos y otras localidades marroquíes cercanas, se había enterado de inmediato de que Marruecos permitía que se cruzara a España sin ningún tipo de control fronterizo o policial y con tan solo 14 años se jugó la vida.

"Fue muy peligroso, fue muy duro. Es muy difícil para mí recordarlo y cuando lo recuerdo me pongo a llorar. Estuve tres días durmiendo la calle, solo y llorando. Vi en Facebook que la frontera estaba abierta y rápidamente preparé la ropa y me fui solo. Crucé para buscarme una nueva vida", recuerda ahora desde La Rioja donde esta semana cumplirá dos meses desde que "por fin" fue trasladado el 25 de marzo junto a otros cuatro compañeros desde Ceuta, aunque a los cuatro los han separado por distintas zonas de España.

Este adolescente, que en julio cumplirá 16 años, no sólo estuvo tres días durmiendo en la calle por miedo a ser expulsado como hacían las autoridades españolas sobre todo en el segundo día de la denominada "crisis migratoria", la Cruz Roja lo llevó a las famosas naves del Tarajal, unas instalaciones industriales sin las más mínimas condiciones donde estuvo una semana "durmiendo en el suelo" o, como vimos a algunos, intentando conciliar el sueño en estanterías, y después pasó a un polideportivo de emergencia donde estuvo varios meses hasta desembocar finalmente en el Centro de La Esperanza.

"Me encantaría ser policía o médico"

Escolarizado en octubre del año pasado, lo conocimos por primera vez en un programa especial de Hora 25 en el instituto Siete Colinas de la ciudad autónoma en octubre de 2021, su caso es casi una excepción porque son pocos los niños que se quedaron finalmente en Ceuta los que han sido escolarizados o han acabado siendo trasladados a la Península en acuerdos institucionales. Mohamed vive ahora en un centro de menores de La Rioja, donde también hay niños españoles en situación de desamparo.

"Me encantaría ser policía o médico", asegura este joven de una familia con origen en Casablanca, pero residentes en Castillejos hace muchos años, que dice "aprobar todo" en clase y que sigue en contacto diario con otros niños que conoció en Ceuta y que ahora están en "Madrid, Murcia o Euskadi , la mayoría han cruzado por su cuenta en ferry o colándose en camiones", subraya.

Habla casi a diario con sus padres, tiene otros cuatro hermanos, uno de ellos de 20 años que cruzó en patera a España y ya tiene los papeles. Su padre trabaja arreglando máquinas y su madre es ama de casa. "Claro que echo de menos a mi familia, pero sé que aquí me va a ir mejor y podré ayudarles, sobre todo a mi hermana pequeña que está enferma", advierte.

El "miedo" a la expulsión a Marruecos ha hecho que casi 1.000 niños se hayan "ido por su cuenta a la Península". 318 siguen en Ceuta sin ningún plan de traslados previsto

"Nadie quiere quedarse en Ceuta, tienen que dejar pasar a todos a la Península, es lo mejor para que puedan buscarse la vida. Te pongo un ejemplo, si un día llama el rey de Marruecos y dice todos los niños fuera, esto puede pasar, es un poco duro", reclama Mohamed para esos 318 menores que continúan bajo la tutela de la Ciudad Autónoma, según fuentes oficiales.

Programa especial de 'Hora 25' celebrado en octubre de 2011 en Ceuta con cuatro menores marroquíes que entraron en España.

De los 1.356 niños identificados tras aquellas 72 horas históricas en la frontera española, un grupo numeroso nunca entró a los centros de protección porque preferían dormir cerca del puerto y probar suerte a cruzar a la Península, otros 55 fueron expulsados a Marruecos por el Gobierno español y el de la Ciudad Autónoma en otra escena sin precedentes el pasado mes de agosto saltándose la ley española y la Convención Internacional de los Derechos del Niño como quedó demostrado de facto cuando estos "retornos" fueron paralizados por los tribunales porque "no se cumplían con las mínimas garantías para los menores" y después de que un grupo de ellos otorgara poderes para su defensa a una serie de organizaciones en defensa de los derechos de la infancia migrante como Raíces, Coordinadora de Barrios o Maakum que fueron las que exigieron a la Fiscalía del menor y la justicia española que defendiera los derechos de estos niños y niñas.

"Pasé días llorando, me volví como loco"

Mohamed pasó aquellos días mucho miedo a ser expulsado: "Los pasé llorando, me volví como loco, había venido aquí a trabajar y a buscarme un futuro y no quería volver otra vez a Marruecos donde sigue en contacto también con algunos de los que fueron expulsados ilegalmente por España el verano pasado, están fastidiados y tristes", lamenta. A raíz de esas expulsiones muchos niños se escaparon de los centros de emergencia y acabaron como otros, en el puerto, esperando su oportunidad de cruzar el Estrecho, como han acabado haciendo la gran mayoría "escondidos en los bajos de los camiones que se suben al Ferry, pagando por cruzar en moto de agua o en zodiaco o barcas", detalla una abogada.

En los primeros días tras la "crisis", el gobierno articuló un plan de traslados para los 202 niños que estaban en Ceuta antes de aquel 17 de mayo "esos niños si salieron de la ciudad a otras comunidades que cumplieron el acuerdo", detallan fuentes del gobierno ceutí, que sin embargo se quejan de que "nadie ha ayudado a Ceuta con la cantidad de menores que entraron el año pasado y que han seguido entrando, porque habría que sumar a los 273 niños y 27 niñas que han seguido cruzando a Ceuta desde que se cerraron las fronteras", detallan. Estas fuentes señalan que "la situación sigue siendo inestable, mantenemos cuatros establecimientos de emergencias habilitados y prevemos que sigan llegando más", advierten.

Sin plan de contingencia

Los técnicos expertos en el área del menor de la ciudad autónoma recuerdan que antes del cierre de las fronteras por la pandemia del coronavirus "cada día entraban irregularmente a Ceuta una media de 5 o 6 niños” y señalan que la reapertura de las fronteras, especialmente a final de mes cuando sea del todo real (hoy solo se habilitado para ciudadanos que habiten en zona Schengen: o que tengan visados) “ lo normal es que muchos chavales vuelvan a intentar entrar como lo intentaban antes” añaden.

En este año de despropósitos y de vulneraciones de los derechos de la infancia migrante otros muchos de aquellos menores ya han cumplido la mayoría de edad "la mayoría ya fuera de Ceuta”, y lo más preocupante a pesar de los grandes discursos políticos, después de un año, “no hay ningún plan de contingencia, ni de traslados dado que los retornos a Marruecos se hicieron de manera ilegal", señalan desde el área del menor de la Ciudad Autónoma, "tampoco se ha construido ninguna infraestructura nueva", añaden.

"La ciudad debería tener 60 plazas o poco más, así podríamos dar una respuesta adecuada, pero hoy seguimos teniendo a más de 300 niños sin que nadie nos ayude a darles una solución que no sea de pura emergencia, y eso que ha pasado un año", es el lamento casi eterno de las zonas de frontera donde suelen llegar en busca de oportunidades miles de niños solos y a los que España y Europa siguen abandonando en su soledad a pesar de lo que digan sus leyes.

Mehdi, ex menor tutelado que ayuda a niños que llegan a Ceuta
 
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