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Cannes 2022 | Park Chan-Wook pone de acuerdo a Cannes con un thriller amoroso y elegante lleno de escenas memorables

El director coreano propone con 'Decision to leave' un envolvente thriller con historia de amor incluida

El director Park Chan-wook y los actores Park Hae-Il y Tang Wei en Cannes EFE/EPA/SEBASTIEN NOGIER / SEBASTIEN NOGIER (EFE)

En 2004, antes de Parásitos y de su Oscar y su Palma de Oro, antes del boom en Netflix de El juego del calamar, había un nombre que revolucionó el cine coreano y causó revuelo aquí en Cannes. Fue Park Chan-Wook, director capaz de contar el conflicto entre las dos coreas en JSA, o realizar una trilogía de películas ahondando en la venganza y los sentimientos violentos que ésta genera. Ese año presentó en La Croissette, Oldboy, que ganó el Gran Premio del Jurado, con Tarantino de presidente en aquella edición, y que alertó al público de todo el mundo de los peligros de comer sushi vivo. La película se convirtió en remake americano firmado por el mismísimo Spike Lee.

Desde entonces, el director ha ido yendo y viniendo al festival y transitando entre la industria coreana y la de Hollywood, con ejemplos como Stoker. En 2009 con Thisrt, una historia de vampiros, y en 2016 con La doncella, un thriller erótico ambientado en la década de los 30 en Corea. Ahora usa de nuevo el thriller, pero cambia el erotismo por el romanticismo demostrando, como pocos directores, su capacidad para fluir de un género a otro sin tópicos, cogiendo elementos de cada uno de ellos y dándoles una nueva identidad.

Decision to leave empieza como un thriller policial. Dos agentes, el jefe y su ayudante, tienen que decidir si un montañero se suicidó, se cayó de la cima o si alguien lo empujó en lo alto de una roca. La principal sospechosa es la esposa del montañero, una joven y bella inmigrante china que se casó por conveniencia. Y ahí empieza una historia de amor basada en la sospecha, la intriga y la atracción. De hecho, la estructura de la película es como la de cualquier romance: dos personas que se encuentran, saltan chispas, tienen una primera cita, una segunda, una tercera, una crisis, una separación y un desenlace para canalizar ese amor.

Quizá lo más parecido a una primera cita sea un interrogatorio policial, nos dice Park Chan-Wook en este filme donde los dos protagonistas brillan precisamente en esas escenas íntimas del interrogatorio policial donde se inicia el affair. Es increíble como el director maneja la tensión, las emociones, la intimidad de los personajes e incluso escenas de violencia o persecuciones. Es como si tuviera la medida perfecta de cada uno de los elementos.

Park Chan-Wook sorprende por contar esa investigación con un montaje original, en el que antepone planos de ambos personajes en lugares diferentes pero haciendo una misma cosa: conducir, comer, etc. Para mostrar que el detective está imaginando lo que pasó, mete al personaje en el plano de esa acción. Hay planos y momentos bellísimos y sutiles, como los reflejos en pantallas de móviles, ordenadores, de la sala de interrogatorios, espejos, ventanas o incluso en el ojo de un pescado de personajes que empiezan a amarse, pero sin dejar de lado la sospecha del uno sobre el otro. Planos que superponen a los personajes uno encima del otro a pesar de que se encuentran en espacios separados

De todos los filmes del director coreano, este es el que más pegado a la naturaleza está. La montaña nevada -en la primera parte-, el mar y la bruma -en la segunda-, son paisajes que envuelven a los personajes que hasta citan a Confucio hablando precisamente de las montañas. "A las personas amables les gustan las montañas y a las personas sabias les gusta el océano". El guion funciona como un puzzle en el que van encajando todas las piezas: los audios del móvil, los mensajes de texto, la invesigación policial y los diálogos entre personajes. La dirección juega a llevar al espectador imitando el cine de Hichcock, pero dándole una vuelta a los elementos del maestro del suspense. La femme fatal es una mujer acorde a los tiempos. Una mujer maltratada, a la que le viene muy bien la muerte del marido. Una mujer ciudadora, inmigrante que teme que la devuelvan a China. Sobre todo una mujer enamorada.

Los protagonistas, Tang Wei y Park Hae-il, brillan en las interpretaciones en una película de planos muy cuidados, llena de aciertos visuales y una puesta en escena impecable, que ayudan al espectador a navegar en una historia llena de vericuetos y pistas falsas en la que, como ocurría con Old Boy, hay un fatalismo latente que recuerda a la más dura de las tragedias clásicas que habla sobre la percepción. ¿Era verde o azul el vestido de la protaonista? ¿Es una enamorada inocence o la asesina?

 
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