'Aniquilación': las elecciones francesas y el auge de la extrema derecha, según el provocador Michel Houellebecq
El autor francés publica en España su nueva novela donde vuelve a señalar la decadencia de occidente en una novela en torno a las elecciones francesas y a la fuerza de la extrema derecha
Año 2027. Francia se prepara para unas elecciones presidenciales que es muy posible que gane una estrella de la televisión. Esa es la premisa de Aniquilación, la nueva novela de Michel Houellebecq, que en Francia ha sido todo un éxito desde su publicación en enero y en España llega ahora de la mano de Anagrama unos días antes de que se celebren de nuevo comicios en el país galo. Entre medias hemos asistido a la victoria pírrica de Emmanuel Macron, que hace un cameo, con otro nombre en la novela, y al auge de la extrema derecha de Marine Le Pen, que aparece con nombres y apellidos.
El gran provocador de la literatura europea, pocos tienen la capacidad de liarla tanto como él, vuelve con un thriller político y una novela amorosa al mismo tiempo. Aniquilación es quizá su novela más dolorosa y sentimental que, evidentemente, está llena de provocaciones y ejemplos de la actualidad. Paul Raison es el protagonista, un asesor del actual ministro de Economía y Finanzas, Bruno Juge, basado en un amigo del escritor que, casualmente, dirige en la realidad ese mismo ministerio, Bruno Le Maire. Este político, el único que sale bien parado en la novela y en toda la literatura de Houellebeq, se presenta a las elecciones presidenciales de 2027 como número dos de Benjamin Sarfati, estrella de un talk show.
Digamos que en torno al protagonista ocurren tres tramas diferentes. Por un lado, las elecciones presidenciales, con sus asesores, los medios de comunicación, filtraciones en prensa, encuestas... Por otro una trama íntima y más personal, en lo que el escritor parece apuntar que comparte ese lema de las feministas de que lo personal es político. El padre del protagonista sufre un infarto cerebral, es un espía jubilado que sobrevive pero queda en un estado de inmovilidad y dependencia total en un pueblo de la región vinícola del Beaujolais. Sus tres hijos se reencuentran allí con él. Cada uno con una vida diferente y una ideología distinta. La hermana vota a la extrema derecha. Es católica y conservadora y defenderá sus posiciones contra la eutanasia y por dios. Él ha votado al actual presidente, un trasunto de Emmanuel Macron. Su hermano pequeño, casado con una afilada periodista, vota a la socialdemocracia. Esa trama permite a Houellebecq conectar todo ello con la política y ofrecer sus opiniones sobre temas actuales, como la prostitución, la eutanasia, el dinero...
"Mamá se gana la vida cocinando para gente que no le gusta", dice uno de los personajes que se prostituye. "¿Acaso es mejor que lo que yo hago?". Es una de las frases sobre el trabajo sexual que encenderá a las feministas. O atención a esto que escribe sobre España y la inmigración: "El gobierno español, a la sazón socialista, les daba acogida, sobre todo porque casi todos eran francófonos y su objetivo era cruzar la frontera lo más pronto posible".
La tercera trama intercala con las demás una serie de atentados que se están produciendo en el mundo. Una trama que se acerca incluso a la serie Black Mirror. En el inicio se han filtrado videos donde el ministro de Economía aparece guillotinado. Después se suceden varios atentados, uno contra un buque de contenedores frente a la costa de A Coruña, otro contra un banco de esperma en Dinamarca y un barco con migrantes en las costas de Ibiza y Formentera. Paul descubre en casa de su padre unos enigmáticos documentos con indicios sobre la autoría. Las pistas apuntan a los “anarcoprimitivistas” cuyo proyecto “consiste en devolver a la humanidad al nivel paleolítico medio”, o a grupos de “ecolofascistas” con influencias satánicas.
En la línea de sus éxitos como Las partículas elementales o Serotonina, las andanzas del protagonista ocurren por un mundo de mediocridad, soledad y búsqueda del sentido de la vida a través del sexo, el amor y el humor. Es cierto que Aniquilación es su obra más romántica, donde el amor tiene mayor presencia, pero el escritor nunca abandona el nihilismo que le caracteriza. Es quizá su libro más triste, donde aparece la enfermedad y la muerte de los individuos, como reflejo del apocalipsis de las democracias occidentales.
Decía Rafael Chirbes en sus Diarios, recientemente publicados en España también por Anagrama, que leía al escritor francés para disfrutar de sus maldades. Houellebeq como guilty pleasure, como placer culpable o liberador y catártico. Quizá haya muchos lectores similares al valenciano. Ellos quizá encontrarán más domesticado al autor de El mapa y el territorio. Ni siquiera ha dado entrevistas. Un par concedió en enero, cuando el libro llegó a las librerías francesas. Ninguna en España. No habrá titulares contra la democracia, contra la izquierda, contra el sistema o frases que rocen el racismo o el machismo. Solo está el texto de Aniquilación, más de 700 páginas donde con su estilo habitual, hábil, rápido, conciso, nos guía por distintos géneros y muestra algunas de sus referencias. Cita El colgajo, el libro de periodista de Charlie Hebdo, Philippe Lançon, herido tras el atentado contra la revista satírica en 2015. También a un pensador muy conservador, Joseph de Maistre y al poeta Alfred de Musset. Junto a esas referencias: El señor de los anillos, Nirvana, Radiohead y Matrix.
Una novela provocadora y apocalíptica que se cierra con un capítulo de agradecimientos. En él, el autor deja entrever lo que ha sido su labor de documentación, en torno a las distintas enfermedades que aparecen en el libro, en torno a la política. Y ahí aparece una frase misteriosa que no sabemos si significará algo en su carrera: “Por azar, acabo de llegar a una conclusión positiva: es hora de que pare”.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...