Los detractores de la Cumbre de la OTAN
Las plataformas contra la Alianza Atlántica saldrán a la calle en Madrid contra “el imperialismo” de EEUU y la militarización
Los detractores de la Cumbre de la OTAN
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Madrid alberga la próxima semana la cumbre de la OTAN con algunos de los principales líderes mundiales y más de 5.000 asistentes entre las delegaciones de los cuarenta países participantes. Una cita que se da en medio de la invasión rusa de Ucrania, contribuyendo a una percepción de inseguridad en la ciudadanía.
Ese sentimiento ha hecho crecer el respaldo a la permanencia en la Alianza Atlántica. Sin embargo, sigue habiendo un extenso grupo de detractores de la organización que han preparado una marcha contra ella el miércoles 26 de junio. Bruno Daimiel, portavoz de la coordinación de plataformas “OTAN No. Bases fuera”, defiende que la invasión rusa responde a una ofensiva previa de la OTAN y que solo se muestran los crímenes de guerra de Rusia y no “los que lleva cometiendo Ucrania desde 2014”.
Por eso saldrán a la calle con un llamamiento contra la guerra, contra la OTAN y contra los presupuestos militaristas. Daimiel cree que “desde hace tiempo la OTAN ha ido adquiriendo socialmente cada vez menos importancia” y se quiere aprovechar su resurgimiento a raíz de la guerra en Ucrania para justificar los cambios que prevén que se quieren acordar en esta cumbre.
Más información
Sobre cuáles son los objetivos de la OTAN, critica, apenas existe información. Desde “OTAN No. Bases fuera” creen que los dos objetivos actuales de la Alianza transatlántica son la disuasión de Rusia y rivalizar con China. Además, hay fuertes intereses en África, y es ahí donde adquiere relevancia el papel de España.
Los ministros españoles de Defensa y Exteriores, Margarita Robles y José Manuel Albares, han apuntado que una de las cuestiones que centrará la Cumbre en Madrid será la definición de la estrategia de la OTAN en el flanco SUR, es decir, las amenazas que proceden del sur de España. Esto puede traducirse en un aumento de la militarización en la zona, como temen las plataformas contra la organización, teniendo en cuenta que España cuenta en la zona con las bases de Rota y Morón y aporta un presupuesto militar cercano al 2% del PIB.
El portavoz de la coordinación de plataformas insiste en que España “debe ser un país neutral en torno a las guerras” ignorando los “intereses imperialistas de Estados Unidos”.
Energía nuclear como alternativa al gas ruso
Otra de las consecuencias de la guerra en Ucrania ha sido la necesidad urgente de buscar alternativas energéticas para prescindir del gas que Occidente importaba de Rusia. En ese contexto, se está planteando aumentar la energía nuclear e incluso la vuelta al carbón, algo que para el responsable de área de Cambio Climático de Greenpeace, José Luis García, “no tiene ningún sentido, ni son alternativas, ni son siquiera posibles”.
Culpa a “algunos intereses” de intentar desviar la trayectoria de la transición energética y cree que la prioridad debe ser “acabar con el enorme derroche de energía que todavía tenemos en Europa” y buscar medidas para reducir la demanda al tiempo que se acelera la transición hacia las energías renovables.
Algunas de esas medidas inmediatas deben ser, en opinión de la ONG, la prohibición inmediata de instalaciones de calderas de gas para calefacción y el establecimiento de planes para el aislamiento de viviendas y la electrificación de la calefacción. En el ámbito industrial, proponen medidas para que las industrias se desgasifiquen.
La propuesta de Greenpeace es que para 2030 todo el sistema eléctrico en España sea 100% renovable y en 2040 todo el consumo de energía del país. A nivel europeo, el objetivo debe ser que en 2035 todo el consumo eléctrico proceda de fuentes renovables y que el uso de combustibles fósiles para calefacción esté prohibido, así como los coches de combustión. El problema, dice García, es que si se fijan objetivos a demasiado largo plazo, la transición ecológica no irá todo lo deprisa que se necesita.
El regreso al uso del carbón supondría la emisión a la atmósfera del triple de CO2 y un retraso en la lucha contra la emergencia climática. “Un tiempo que no tenemos”, insiste el experto. Para José Luis García “es una trampa” que nos hagan creer que el gas, que es un combustible fósil, es parte de la solución. “Si toda la transición se configura a quedarnos en el gas como un escalón intermedio, pues esa transición se nos atasca”.