Por qué se nos arrugan los dedos en el agua y qué beneficios nos aporta
Es una reacción que va mucho más allá de lo meramente estético
Madrid
Llega el verano y, con él, las tan ansiadas vacaciones. Después de medio año trabajando a destajo llega el momento de desconectar de todo y cogerse unos días de descanso que, por norma general, nos suelen llevar a destinos en los que el agua es el gran protagonista. Todo ello para poder hacer frente a las altas temperaturas a las que nos tiene acostumbrado el periodo estival, en la que podemos enfrentarnos a más de 40 grados de temperatura en varios puntos del país. Mientras que algunos prefieren pegarse un buen chapuzón en una piscina, otros son más de playa.
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Ya seas de uno u de otro, probablemente hayas acabado con los dedos completamente arrugados en más de una ocasión después de pasar un buen rato a remojo. ¿Alguna vez te habías preguntado por qué se nos arrugan y el beneficio que le otorgan a nuestro organismo? A medida que la piel de la punta de los dedos comienza a arrugarse tras pasar varios minutos bajo el agua, el flujo sanguíneo en esa región tiene una caída significativa, tal y como revela un estudio realizado por los neurólogos Einar Wilder-Smith y Adeline Chow sobre el que se ha hecho eco BBC Future. Se arrugan de la misma manera que si se les aplicara una crema de anestesia local que cause que los vasos sanguíneos de los dedos se contraigan, tal y como pudieron comprobar después de realizar su experimento.
¿Por qué se nos arrugan los dedos?
Sin embargo, el arrugamiento de nuestros dedos se produce gracias a nuestros nervios, quienes se encargan de preparar nuestro cuerpo para esta nueva superficie. ¿Por qué nos sucede esto? Según explica el neurocientífico y psicólogo de la Universidad Metropolitana de Manchester Nick Davis, para poder agarrar mejor los objetos bajo el agua. Para llegar a esta conclusión, Davis midió la fuerza que necesita una persona con las manos completamente secas para agarrar un objeto plástico y, posteriormente, hacía lo mismo con las personas que tenían las manos mojadas y arrugadas. Gracias a este experimento, el neurocirujano llegó a la conclusión que el primer grupo tenía que usar menos fuerza que aquellos que tenían las manos mojadas para manipular un objeto porque el agarre sobre el objeto era mejor.
Pero todo cambiaba bajo el agua. Después de esta primera prueba bajo nuestras condiciones, Davis y su equipo invitó a los más de 500 voluntarios a que metieran las manos bajo el agua. En cuestión de minutos, la fuerza de agarre de ambos grupos comenzó a disminuir a pesar de que sus manos aún estuvieran mojadas. No obstante, las arrugas incrementaron la fricción entre los dedos y el objeto, lo que les permitía aplicar menos fuerza para agarrar un objeto de manera segura. De esta manera, las arrugas de nuestros dedos nos facilitan el agarre de objetos mojados de la misma manera que la banda de rodadura de nuestros neumáticos nos ofrece un mayor agarre o la suela de nuestros zapatos nos permite una mayor adherencia al terreno en cuestión.
Así se adapta el cuerpo humano a condiciones adversas
Después de llevar a cabo este experimento, los investigadores llegaron a la conclusión que los canales que producen las arrugas se encargan de escurrir el agua de nuestras manos de una forma mucho más óptica. Entre otras cosas, consigue alejar el agua del punto de contacto entre los dedos y el objeto. Por lo tanto, estas arrugas nos ayudan a agarrar objetos y superficies mojadas. ¿Y con qué motivo? Según explica el neurocientífico evolutivo de la Universidad de Newcastle Tom Smulders, quien dirigió el estudio relacionado con el tema en 2013, para ayudarnos con la locomoción en condiciones muy húmedas o para manipular objetos bajo el agua.
De esta manera, el cuerpo humano se adaptó de tal manera que pudo caminar sobre las rocas o agarrar ramas de una forma mucho más óptima a la convencional. Pero no solo eso. El hecho de desarrollar estas arrugas también resultó clave para realizar distintas acciones como, por ejemplo, pescar marisco en las profundidades marinas.
David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología y buscador de historias virales e inverosímiles...