Carlos Sainz sufre el incendio de su Ferrari: "Me he tenido que tirar del coche"

Pintaba a doble rojo, en la casa de Red Bull y con un ritmo implacable. Pero en la vuelta 57, cuando Carlos Sainz se preparaba el adelantamiento a Max Verstappen con neumáticos más jóvenes, el motor del F1-75 dijo basta. Empezó a arder el Ferrari a los pocos segundos de que echase ese humillo blanco que causa pesadillas a mecánicos, ingenieros y pilotos. El madrileño aparcó como pudo y salió como pudo. Los comisarios de carrera tardaron en llegar para apagar el fuego. Por suerte, todo quedó en un susto, pero el daño ya estaba hecho. 18 puntos que se esfuman después del éxtasis de Silverstone. Y quién sabe qué hubiera pasado al final con los problemas del acelerador de Leclerc. No hay consuelo, "es lo que hay" dijo a los micrófonos de 'DAZN F1'.

Ritmo sin botín

"Ha ido bastante bien la carrera. Tenía bastante ritmo con la rueda dura, pero luego ha pasado lo que ha pasado. Es una pena. no tengo muchas palabras, son muchos puntos los que se nos van y es una oportunidad perdida a continuar con una racha que estábamos empezando a coger. Habrá que pensar en Francia", comentó Sainz con el gesto contrariado.

La imagen del incendio fue un susto que vivió en sus propias carnes al no poder salir con facilidad del monoplaza. "Estaba en cuesta arriba, he visto fuego y he intentado salir, pero el coche iba hacia atrás. Llamaba a los comisarios, no sé porqué han tardado tanto en venir. Me he tenido que tirar del coche sin que pudiese parar. Lo han logrado, pero tendremos que ver qué podemos hacer mejor la próxima vez", explicó el piloto.

El cero duele más visto el rendimiento del Ferrari. "Al Red Bull le teníamos ganada la partida. Iba a pasar a Max en la siguiente vuelta con DRS. Creo que teníamos un 1-2 asegurado. El ritmo ha sido de lo mejor del año hasta ahora. Me quedo con lo positivo. Una pena por el campeonato pero es lo que hay", cerró Carlos Sainz. "NO, NO, NO, NO" reportó por la radio cuando encontró el fuego en el motor de su monoplaza. La decepción es latente.