Quedan cada vez menos sabios

Hay cada vez menos sabios: menos mujeres y hombres sabios. Y así, sin referentes, se va imponiendo un griterío que te aparta y que te hastía y que te deja esa sensación de orfandad que tenemos muchos días. Hoy, por ejemplo. Orfandad es lo que queda cuando uno se entera de que ha muerto Emilio Ontiveros, que era uno de los economistas más brillantes. Uno de los divulgadores mejores de la economía, capaz de poner sentido y explicar el caos.

Saber de donde vienes, decía Ontiveros, que entendió que la economía no eran los números ni la inflación ni los tipos de interés ni el PIB. O nada de eso y ya está. Era, y así lo contaba, cómo eso afecta a la vida de la gente. Cómo siempre hay otra manera de mirar. Logró lo más difícil antes de que se polarizase todo: hacerse escuchar y respetar. Trascender al ruido. Ontiveros, para muchos de nosotros, son los abiertos con Iñaki, los debates con Javier Tusell o con Joaquín Estefanía. La voluntad de explicar cada dato y que cada dato tenía un impacto social.

Ahora que todo se ha puesto del revés, debatíamos con Àngels muchas mañanas a quién llamábamos para hablar de este u otro tema en el programa y llegábamos siempre a la misma conclusión: para conseguir un titular, valen muchos. Para entender, llama a Ontiveros. Y eso hacíamos: llamar a Ontiveros. Era una voz de esta casa, dispuesto siempre a ayudarte. Un hombre sabio. Entenderán el vacío, hoy que los números y las cosas se han quedado más a oscuras.