EEUU reta a China y dispara la tensión entre las dos superpotencias: ¿hay motivos para pensar en una Tercera Guerra Mundial?
El miedo a que un fallo de cálculo por parte de cualquiera de las dos potencias provoque un conflicto bélico crece entre la comunidad internacional, mientras que Washington se muestra "preparado" para las replesalias que China prepara como respuesta a lo que considera una "provocación"
Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, ha decidido realizar una visita a Taiwán que ha provocado un enorme malestar en China, un país con el que tiene una rivalidad geopolítica desde que empezó su expansión económica, poniendo en jaque su hegemonía como primera potencia mundial. Con el conflicto bélico todavía activo en Ucrania y en plena guerra económica de Occidente contra Rusia, esta decisión de Estados Unidos añade aún mas tensión a un tablero geopolítico en el que los bloques enfrentados cada vez están más definidos y recuerdan a tiempos pasados.
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A pesar de que Pelosi ha viajado en representación del Congreso y no del Gobierno estadounidense, para Pekín no hay diferencias y ya preparan una respuesta para lo que consideran una "provocación". Los escenarios futuros están abiertos y, a pesar de que Washington se muestra "preparado" para las replesalias que tome China, el miedo a que un fallo de cálculo por parte de cualquiera de las dos superpotencias provoque una guerra crece entre la comunidad internacional. Además, durante gran parte del día las palabras "Tercera Guerra Mundial" han sido tendencia en Twitter, a pesar de que actualmente los principales analistas y organismos internacionales consideran que esta posibilidad es muy pequeña.
Jaime Ferri, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense y experto en política comparada y conflictos, considera en declaraciones a la Cadena SER que la visita de Pelosi tiene una relación directa con la invasión rusa de Ucrania y el tímido apoyo que ha mostrado China a Moscú: "Su interés es accidental, han utilizado a la presidenta del Congreso como un peón para presionar a Pekín y mandar un mensaje al eje Rusia-China de que no se van a dejar amedrentar por sus amenazas, siempre con el pretexto de fondo de la defensa de la democracia y los Derechos Humanos". Sin embargo, advierte que "cuando una escalada tensión como esta se abre es muy difícil cerrarla luego".
El origen: una visita de menos de 24 horas a un lugar que China considera su territorio
A pesar de que las relaciones entre China y Estados Unidos nunca han sido del todo amigables, la escalada de tensión que se ha producido esta semana tiene como origen la mencionada visita de la presidenta del Congreso a Taiwán, un país que China considera como una provincia suya y, por tanto su territorio. A pesar de que en un principio en la agenda de la gira asiática de Pelosi no estaba incluida la isla, la representante demócrata decidió añadir la parada, lo que provocó las advertencias y amenazas de China, tratando de evitarlo a toda costa.
Pero desde Washington consideraron una buena opción retar al gigante asiático y prosiguieron con sus planes, lo que se tradujo en una visita de la delegación a Taiwán —que ha durado menos de 24 horas— en la que se han producido reuniones con la presidenta del país, Tsai Ing-wen, así como con parlamentarios o algunos activistas en favor de los Derechos Humanos. Se trata de la miembro de mayor rango del Congreso de EEUU que visita la isla desde 1997. El Gobierno de Xi Jin-Ping no tardó en calificar de "temerarias y provocadores" estas acciones de EEUU, mientras que ha llamado a consultas al embajador en Pekín. Además, poco después de la llegada de los estadounidenses, el Ministerio de Defensa de China anunció una serie de "maniobras militares dirigidas" con fuego real con el objetivo de "defender decididamente la soberanía nacional y la integridad territorial" del país.
El conflicto entre Taiwán y China se remonta al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando Pekín — que ganó el conflicto al posicionarse con el bando aliado— recibió el permiso de EEUU y Reino Unido de gobernar la isla. Pero apenas cinco años despues, en 1949, el Partido Comunista de Mao Zedong venció en la guerra civil y expulsó a los miembros del partido nacionalista al mando hasta entonces, llamado Kuomintang. Estos huyeron a Taiwán y constituyeron su propio Gobierno en la isla, yendo a contracorriente de las políticas que se llevaban a cabo en China, instaurando una democracia y expandiendo poco a poco su industria de semiconductores de alta gama, lo que le ha llevado a ser la 21ª potencia económica mundial. Desde entonces y hasta hoy Pekín tiene intención de anexionarlo a su territorio.
¿Cómo ve la comunidad internacional a Taiwán?
En la isla de Taiwán viven cerca de 23,5 millones de personas y, a diferencia de Honk Kong, no está considerada una región administrativa especial de China. En la práctica, es una democracia que cuenta con una Constitución y su propio ejército, que contiene cerca de 300.000 efectivos. Para China es una provincia "rebelde" de su país cuyo Gobierno es "ilegítimo", por lo que hace constantes esfuerzos para que internacionalmente las relaciones diplomáticas se canalicen a través de sus representantes, ahondando en el discurso de que China solo hay una y esta incluye su soberanía sobre la isla. En este aspecto hay un conflicto abierto, ya que mientras que la China de Xi Jing Ping se llama oficialmente República Popular China, mientras que Taiwán recibe el nombre de República de China.
En relación a cómo ve la comunidad internacional a la isla, apenas existen trece países que mantienen vínculos diplomáticos con Taiwán sin pasar por China, además de el Vaticano. A pesar de su autogobierno y la existencia de una Constitución propia, nunca ha declarado su independencia oficial de China, a pesar de que se considera a sí mismo un país independiente. De esta forma, el reconocimiento a esta supuesta independencia solo se puede producir a través de relaciones diplomáticas que ignoren a los representantes chinos, una práctica que realizan menos de una quincena de estados.
La gran mayoría de su población aboga por mantener el status quo actual y de forma indefinida, según apunta un estudio realizado en junio de este año. Apenas un 5,2% está a favor de la independencia total de China, mientras que el 1,3% quiere anexionarse a su país vecino. Además, entorno al 60% de la población total se siente taiwanesa, por un 30% que se considera chino-taiwanesa.
¿Cuáles son los intereses de Estados Unidos en Taiwán?
A pesar de que Nancy Pelosi ha insistido durante su visita en que el objetivo de EEUU es "defender la democracia", hay otros aspectos que invitan a pensar que este no es el único motivo por el que se posicionan del lado taiwanés. En primer lugar, Washington es el principal proovedor de armas de la región asiática y sería su mayor aliado militar en un hipotético conflicto bélico, lo que le aportaría numerosos beneficios económicos.
Por otro lado, desde el punto de vista geopolítico, la isla se encuentra apenas a 160 kilómetros de China y forma parte de la llama "primera cadena de islas", un conjunto de archipiélagos asiáticos alineados con Estados Unidos, a través de los cuales Washington ejerce su influencia en la región Asia-Pacífico, con el objetivo de contrarrestar el poder chino sobre los países de la zona.
¿Cómo responderá China? ¿Se contempla el escenario de una tercera guerra mundial?
Sobre las consecuencias que tendrá la decisión de EEUU, China ya ha advertido que "los que juegan con fuego no tendrán un buen final" y ha anunciado "medidas contundentes". En lo que respecta a Taiwán, el gigante asiático ha bloqueado casi dos tercios de las exportaciones a la isla, pero la gran cuestión es qué hará contra Washington.
Ferri considera que lo que está meditando el Gobierno de Pekín es "cómo agraviar y perjudicar a EEUU sin que ello provoque consecuencias irreparables", como podría ser una guerra. Por su parte, Taylor Fravel, director del programa de Estudios de Seguridad del MIT (Massachusetts Institute of Technology) especializado en China, apunta en su cuenta de Twitter que "casi seguro la respuesta incluirá un componente militar, muy probablemente con una demostración de fuerza en primera instancia". Además, apunta a que Xi Ji Ping y su entorno deben medir al mílimetro su respuesta militar, ya que esta incluye "la posibilidad de un error de cálculo". En definitiva, busca tensar aún más relaciones pero sin que se desencadene el conflicto bélico.
Por último, en relación a la posibilidad de que se produzca una tercera guerra mundial, Ferri considera que la situación es "grave y tensa", pero considera que hay "interlocutores suficientes" en la comunidad internacional como para que este escenario no se produzca. Sin embargo, recuerda que, tal y como sucede ahora, "nadie pensaba que Rusia iba a invadir Ucrania y al final lo hizo", por lo que, "a pesar de que respira relativa tranquilidad, todos los escenarios están abiertos".
Carlos de Barrón
Escribo sobre actualidad en Cadena Ser.com, con especial interés en la información internacional. Empecé...