El espejismo de las vacaciones: precarios atendidos por precarios
En periodos de descanso males endémicos como la precariedad se perpetúan e invisibilizan, y afloran en el día a día siendo casi imperceptibles
Sentido crítico | El espejismo de las vacaciones: precarios atendidos por precarios
Madrid
La precariedad se hace invisible y se camufla. Se cuela en todos los ámbitos de la vida, más allá del laboral y se hace cotidiana. Incluso en períodos que parecen estar en las antípodas de lo que se concibe como precario, como el verano o, cualquier periodo vacacional. Remedios Zafra, investigadora en el Instituto de Filosofía del CSIC, destaca que "en un contexto como el de las vacaciones, detrás del escaparate de las fiestas hay un ejército de trabajadores que se hacen invisibles". Las condiciones laborales de la mayor parte de los puestos de trabajo de la temporada de verano, como camareros, limpiadoras o tripulantes de cabina, es notorio que dejan mucho que desear.
Una de las derivadas de esta realidad implica a la salud mental. La ansiedad, la frustración o la simple inercia de dejarse llevar y hacer que no pasa nada conducen a interiorizar situaciones precarias y convivir con ellas en silencio. Según Zafra, "bajo esa impostura, que nos muestra como personas que siguen los ritmos de la maquinaria productiva, hay una realidad oculta. Y en la intimidad, cuando nos despojamos de la pátina de maquillaje, aparece la ansiedad, la incertidumbre y la depresión. Y no puede ser que trabajar implique sentirse enfermo”.
La propia necesidad de optimizar el tiempo al máximo, de no descansar nunca, ha desdibujado las vacaciones. Remedios Zafra apunta que estos períodos de descanso "son esenciales para holgazanear por las esquinas y que esa 'nada' active el pensamiento crítico, la curiosidad y la interpelación". Por lo que sería necesario reaprender a no hacer nada. A lo que Zafra añade: " Desde que la tecnología viene con nosotros, el trabajo también”.
Enemistar precariedades
La precariedad se nutre de un sistema poco comprometido con las personas. En el que se constata un autoengaño consciente que lleva a aceptar condiciones indignas por poder cumplir una vocación, o una pasión, y que ese entusiasmo se arrastra hasta el límite de aceptar menos por más. Hasta que sea insoportable. Y es entonces cuando el cruel engranaje de la productividad sirve para descartar a un trabajador por otro dispuesto a pasar por lo mismo.
Tras una sucesión de crisis, Eudald Espluga, ensayista y autor de No seas tu mismo: apuntes de una generación fatigada, considera que "esa completa incertidumbre constante es uno de los elementos que define la precariedad". Una coyuntura que ha servido para poner el foco en el estilo de vida de los jóvenes, con un concepto de sacrificio malentendido que se torna en una lucha generacional y no en las causas que perpetúan el problema. Así Espluga sostiene que “cuando se habla de lo generacional, se pasa a discutir los atributos morales de una generación, si son más frágiles o más débiles (...), y se termina responsabilizando a los individuos. Y se dejan de lado aspectos fundamentales: la evolución de los precios del alquiler en relación a los salarios, o cómo pagar el alquiler se ha convertido en la primera fuente de empobrecimiento de los jóvenes, etc”.
En este sentido, Remedios Zafra considera que esta estrategia del neoliberalismo ya la hemos visto: "Hay una gran sintonía entre capitalismo y patriarcado. El patriarcado ya puso en práctica esa enemistad entre las mujeres, ese aislamiento en lo privado, que tenía esa perversión de convertir a las propias sometidas, a las mujeres, como responsables de su propia subordinación”. La filósofa del CSIC vincula esta realidad con la precariedad laboral cuando se señalan supuestas ventajas de una generación respecto a otra, porque según indica "van hacia el corazón de la resistencia a todo esto que es la alianza colectiva entre generaciones para perpetuar esas formas de precariedad que son formas de desigualdad".
Un horizonte nuevo
El malestar se manifiesta por distintos canales. Para Héctor García Barnés, periodista de El Confidencial, hay un nuevo paradigma en el que "mucha gente ha hecho un exilio mental de sus puestos de trabajo. Después de la pandemia ha habido un replanteamiento de los principios vitales, de desconexión y de rechazo, y de decir no". Y añade que "aunque muchas personas no pueden abandonar su puesto de trabajo, (…) ya lo han abandonado mentalmente”.
Por su parte, Zafra subraya que se está "manteniendo un sistema donde no solamente el trabajo es precario sino también la obra y el servicio también son precarios. Lo importante es hacerlo rápido y pasar a otra cosa. O llegar al número de horas necesario para cobrar un sueldo mínimo. Mientras hay una desimplicación con lo que hacemos".
Un contexto en el que cabe el riesgo de asumir la precariedad como algo normal. Espluga concluye que es "el ideal neoliberal del empresario de sí mismo". La fusión entre trabajo y vida. Y en ella la tecnología tiene un papel crucial porque "atomiza y culpabiliza a los sujetos, y no a las plataformas ni al sistema que hay detrás que lo sustenta", recalca.
Toni Cuart
Es productor y guionista de 'A vivir que son...