C. Tangana, hombre del Sonorama
El Madrileño deslumbra en una jornada marcada por las sorpresas de despedida de Izal en la Plaza del Trigo
Aranda del Duero
La tercera jornada del Sonorama Ribera se focalizó en el concierto más esperado del cartel para la gran parte de los festivaleros: C. Tangana. El Madrileño deslumbró con su espectáculo, que es muchísimo más que un concierto, titulado ‘Sin Cantar Ni Afinar’. Un día lleno de sorpresas, desde la de Izal en la Plaza del Trigo, hasta el concierto 25 aniversario, y que también estuvo marcado por las condiciones meteorológicas que hicieron retrasar los horarios y cerrar parte del camping para evitar cualquier susto producido por el viento tras lo sucedido en el Medusa.
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Antón Álvarez saltó al escenario principal de traje y gritando que es “el hombre del año, otra vez”. Puede sonar egocéntrico, pero tiene razón. C. Tangana hace algo que no se le ha visto a ningún otro artista. Unas mesas a modo restaurante, y una grabación digna de película, fue pasando por todo su disco ‘El Madrileño’, que estuvo arropado de bastantes integrantes de sus colaboraciones. El Niño de Elche, que tiró de quejidos y fandangos, se gustó en ‘Tú Me Dejaste de Querer’, tampoco Antonio Carmona se perdió el show tan especial que mostraron sobre el Sonorama.
No se dejó ni uno de sus éxitos fuera del setlist a pesar de ese “viento flamenco” que levantaba de vez en cuando los manteles de las mesas del restaurante, un local que se iban poniendo íntimo con el paso de los minutos hasta que todos se acercaron a una gran sobremesa. ‘Me Maten’, ‘Ingobernable’ y ‘Tranquilísimo’, con la que Pucho, uno de los varios alias de C. Tangana, se subió a la mesa. Entre medias, sus colaboraciones deslumbraban y se escuchaban versiones como ‘Bizarre Love Triangle’ de New Order o ‘El Corazón Partido’ de Alejandro Sanz.
El público, entregadísimo. ‘Ateo’, versión con Nathy Peluso que cantó esta vez con Lucía Fernanda, y ‘Demasiadas Mujeres’ subían el tono. C. Tangana se movía a su gusto por el escenario, el cual contaba con un pasillo especial para la cita. ‘Nunca Estoy’, ‘Llorando en la Limo’ y ‘Antes de Morirme’ encajaron a la perfección en el set de El Madrileño.
Antes de este espectáculo audiovisual, La MODA sacó pecho en su tierra con el ‘Nuevo Cancionero Burgalés’. La formación jugó en casa y añadieron ‘Mañana Voy a Burgos’ en el final de su concierto, por el que no faltó ‘1932’ y ‘Héroes del Sábado’. Amaia y Karavana fueron otras de las bandas destacables sobre las tablas de Aranda de Duero. La extriunfita brilló con sus dos discos y sus versiones de ‘Fiebre’ de Bad Gyal y ‘Santos Que Yo Te Pinté’ de Los Planetas. Por el otro lado, en el cuarto escenario, los sevillanos pegaron con su punk bailable y una dignísima versión de ‘Last Nite’ de los Strokes, banda que da nombre a su éxito donde dicen, casualmente, aquello de “saltaré por tu ventana si pones a C. Tangana”.
Las sorpresas sí que valen una despedida
Si decíamos este viernes que el concierto de Izal no sonaba a despedida… era porque nos faltaba la sorpresa en la Plaza del Trigo. La banda madrileña volvió a subirse a la plaza del indie por tercera vez en su historia, lugar donde empezó todo con ‘Qué Bien’. Mikel y sus compañeros pusieron un set muy parecido al tocado un día antes en el recinto, pero regaló un sentido homenaje a Supersubmarina.
No fue el único homenaje de la jornada del sábado. Tras el subidón colectivo que desató la actuación de C. Tangana, llegó la expectación por ver qué había preparado Sonorama por su 25 aniversario. Un cuarto de siglo no se cumple todos los días. Ahí fue el turno de Charly Bautista. El productor era el encargado pilotar un espectáculo cuyo formato ya es un viejo conocido en Sonorama. Amigos del festival versionando grandes himnos del indie nacional. Por el escenario, acompañando a Charly Bautista y su banda, pasaron nombres como Xoel López, Mikel Erentxun o el periodista Jordi Évole, que se atrevió con el Emborracharme de Lori Meyers.
Después, turno de Ladilla Rusa, cuyo concierto tuvo como telonero un alegato contra el fascismo y la homofobia. “Hay que posicionarse y nos hemos posicionado”, aseguraban Tania y Victor, o “el Ruben y la Jessi”, como ellos mismos se bautizaron en un momento de su show. Llegaron al escenario entre gritos de ¡escenario principal! Y acabaron con su ‘Kitt y los coches del pasado’, que ya es uno de los himnos festivaleros del grupo.