A vivir que son dos días
Sociedad | Actualidad
REPORTAJE

Ruta al exilio, el campamento de verano para aprender la historia sobre el exilio republicano que (todavía) no se enseña en las escuelas

Un grupo de cuarenta adolescentes de todas las comunidades autónomas ha recorrido durante dos semanas los mismos caminos que emprendieron el más de medio millón de exiliados republicanos españoles en Cataluña y Francia para recuperar y dignificar la memoria, pero también para aprender sobre un capítulo de nuestro pasado reciente que no cuentan, o directamente ignoran, sus libros de texto: "Pese a la desmemoria sistemática, se dan cuenta de la necesidad de que no se olvide esto para que no haya impunidad"

Reportajes SER | Ruta al exilio, el campamento de verano para aprender la historia sobre el exilio republicano que (todavía) no se enseña en las escuelas

Madrid

Solo un campamento de verano es capaz de juntar diversión con aprendizaje. En este caso, un campamento que pretende suplir una de las mayores anomalías democráticas de nuestro país: la falta de contenidos sobre memoria histórica en el currículum escolar, el desconocimiento y el olvido con el que las nuevas generaciones crecen sin conocer realmente nuestro pasado colectivo más reciente que ha estado marcado por una pesadilla de cuarenta años de dictadura y una guerra civil cuyas heridas que se han intentado curar con un olvido generalizado, también de los libros de texto de historia de los institutos españoles. ‘Ruta al Exilio’ es una iniciativa organizada por la asociación Be Wild be Proud, con el apoyo del Instituto de la Juventud, la Fundación Daniel y Nina Carasso y el Observatorio Europeo de Memorias, en la que un grupo de cuarenta adolescentes de 16 y 17 años, procedentes de todas las comunidades autónomas, recorrieron durante quince días el camino que siguió el exilio republicano en Cataluña y Francia para recuperar la memoria, dignificar y vivir en primera persona cómo fue aquel episodio de nuestra historia colectiva. Pero, sobre todo para aprender y descubrir una parte de la historia de España que hasta ahora nadie les había contado. “En clase se habla de refugiados que se fueron de España, pero asimilas que se fueron a vivir a Francia a pueblecitos, no que estuvieron recluidos en un campo de concentración”, cuenta una de las participantes en la ruta.

En el ‘A Vivir…’ hemos acompañado a este grupo de adolescentes durante las más de dos semanas de travesía para experimentar junto a ellos los sentimientos y conocer las emociones que supone pasar por los mismos caminos que tomaron más de medio millón de exiliados españoles que, durante la guerra civil, pusieron rumbo a Francia. Esta segunda edición de la ‘Ruta al Exilio’ no solo han indagado en las causas y consecuencias del exilio republicano español, sino también en los procesos de reconstrucción de memoria y la construcción de las identidades nacionales. Y, aunque los principales ejes vertebradores en torno a los que giran la mayoría de las actividades que hacen durante la ruta son “la memoria, el exilio y la identidad migrante”, el grupo también ha tenido tiempo para debatir y hacer talleres sobre temas tan diversos como el cambio climático, el feminismo o el análisis del conflicto con perspectiva de género: “Se ha hecho una jerarquía de la memoria en la que primero se recuerda a los líderes políticos, después a los exiliados, luego a los exiliados que estaban significados y al final, en un rincón, las mujeres que se fueron al exilio”, apunta Anna Pastor, la joven historiadora de 29 años encargada de dotar de contenido didáctico la ruta.

CARLOSOLIAS-

En la parte española, el grupo salió de Barcelona en dirección a Figueras, continuando por Oix, La Vajol y la Mina Canta, el lugar en el medio de los Pirineos donde la República trató de preservar el patrimonio artístico del Museo del Prado escondido de los golpistas. Y continuaron hasta llegar a la maternidad de Elna y a la playa de Argèles-sur-Mer, donde más de 100.000 españoles estuvieron recluidos en un campo de concentración francés, en la misma arena de la playa. Quizás ese sea uno de los lugares donde mejor se ve la tragedia de la desmemoria en las generaciones más jóvenes, que conocen más del nazismo que del fascismo patrio. “Se siguen sorprendiendo cuando descubren no solo que hubo españoles en los campos de concentración nazi, sino que hubo campos de internamiento y concentración para españoles refugiados”, señala Saúl Flores, el coordinador de esta edición de la Ruta al Exilio.

Un estudio de 2019 de un grupo de investigadores encabezados por Laura Arias y titulado ¿Historia olvidada o historia no enseñada? concluía que solo un 26% de los alumnos españoles de la ESO es capaz de definir qué era una dictadura. Y lo que es peor, que menos del 40% de los libros de historia de la ESO muestran claramente que la represión franquista fue sistemática. Movidos por estos datos, el año pasado 2021, más de 33.000 profesores firmaron un manifiesto por una verdadera inclusión de la memoria histórica democrática en el currículum escolar y para pedir a la ministra Pilar Alegría superar el relato equidistante de “los dos bandos” y garantizar el conocimiento veraz de la represión franquista y la lucha antifranquista. Flores cuenta que “el primer día de ruta llegan muchas preguntas sobre las piezas sueltas de la historia que ellos han podido recoger pero que, en la mayoría de los casos, no forman un discurso coherente. La memoria es un ejercicio por hacer y el exilio un fenómeno que desconocen”, cuenta.

Quizás, y solo quizás, conocer mejor nuestra propia historia de migración nos ayude a empatizar mejor con la desesperación de las personas que tratan de alcanzar Europa por la ruta canaria o en Ceuta y Melilla. Pero también con el desamparo de los migrantes que huyen de las guerras en sus países intentando cruzar la frontera entre Turquía y Grecia, de los que se quedan abandonados a su suerte en los Balcanes cada invierno o de los millones de personas que tratan de cruzar la frontera entre México y Estados Unidos en busca de un futuro que sus países de origen no les pueden proporcionar por motivos políticos, económicos o de seguridad. Ojalá el silencio, el miedo y el olvido que han tenido las primeras generaciones que han vivido en democracia en España no continúe por muchos años más. Hay esperanza: “Pese a no tener un acercamiento al contexto histórico, porque nadie se lo ha explicado debidamente, porque ha habido una negligencia del Estado con los currículos formativos… pese a la desmemoria sistemática, se dan cuenta de la necesidad de que no se olvide esto para que no haya impunidad”, concluye Pastor.

CARLOSOLIAS-

Daniel Sousa

Es redactor en EL PAÍS Audio y colabora en ‘A...