Gastro | Ocio y cultura

Por qué nos encanta comer cosas crujientes

La 'instagrammer' Ainhoa Singular se declara enamorada de la patatas fritas de bolsa y reflexiona sobre las texturas y explica cómo conseguir un pollo supercrujiente

Pollo crujiente. / Karl Tapales

Madrid

A Ainhoa Aguirregoitia Martínez todo el mundo la conoce como Ainhoa Singular porque es con ese nombre con el que triunfa en Instagram, compartiendo vídeos de recetas insospechadas que ella misma prepara. Pero mucho antes estudió Publicidad y Relaciones Públicas, y ahora se gana la vida como profesora de Comunicación y Psicología Social en la Universidad de Alicante.

Todo lo que cruje es divertido

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"A veces arranco con una receta y, hasta que no lo pruebo, no sé cómo va a quedar. Curiosamente, las recetas fracasadas que publico son las más exitosas", ha explicado en su primera sección de la temporada, en Hoy por hoy. Y es que, aunque pasó unos meses junto al cocinero Sergio Sierra, no se considera una chef profesional. Ese es, probablemente, el secreto de su éxito singular.

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¿Qué tiene lo crujiente que satisface tanto? "Es divertido, rompe con las texturas tiernas y estimulan un sentido tan olvidado como el oído. Lo crudo también es muy estimulante. La ensalada fresca, un fruto deshidratado... Y la croqueta alimenta muchos sentidos: ¡cremosa en el interior y crujiente por fuera!", explica. "Pero yo soy una friki de las bolsas de patatas. Me tengo que saltar ese pasillo del supermercado porque me atraen hasta los colores, ¡y eso que he estudiado Publicidad! Pero no voy a intentar replicar algo en lo que mucha gente lleva años trabajando para que sea un éxito".

Otra de los caminos más directos hacia el crujiente es el rebozado, solo que, en su opinión, "lo importante es que el producto que rebozamos sea bueno porque, si no, te vas a comer algo mediocre, rebozado o no". En ese sentido, el panko, un pan rallado japonés, es tendencia desde hace años: "Se hace con la miga del pan de molde, por lo que es más blanco. Es ideal para darle una textura diferente, para fardar. Pero no es ni mejor ni peor, solo diferente".

¿Merece la pena usar las freidoras? La cocinera explica que "te permiten conseguir algo más sano, pero no es lo mismo" porque "bañar un producto en grasa a alta temperatura aporta sabor, mientras que, si cocinas al horno o a la plancha, será más saludable, pero no va a saber igual".

Para su pollo crujiente recomienda mezclar harina floja (de bizcoho) con levadura y cerveza hasta que conseguimos una papilla. Luego añadimos un poco de sal y bañamos ahí el pollo, para luego llevar a acabo una fritura en dos tiempos: primero a baja temperatura y luego a una temperatura más alta. Para rematar, además, nada mejor que una salsa hecha con creme fresh, mayonesa, mostaza, eneldo, vinagre dulce y azúcar.

 
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