"Entras en Instagram, te comparas y piensas en hacerte mil retoques": la dictadura de la belleza se construye en las redes sociales
Los retoques estéticos viven su máximo apogeo, fomentados por los nuevos cánones de belleza que marcan las redes sociales. Cada vez más chicas jóvenes acuden a un cirujano en busca de esa belleza irreal
Reportaje EP 41 | Retoques estéticos para lucir como filtros: la tiranía de la belleza en internet
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Madrid
"Los filtros y las redes sociales en general son muy dañinos: ves Instagram, te comparas y piensas en hacerte mil cosas". Nuria, de 27 años, se rellenó los labios con ácido hialurónico por primera vez hace tres años. Se trata de un tratamiento que permite hidratar el labio, darle color o incluso afinar las pequeñas arrugas. Cuenta que siempre había tenido complejo con su boca, por lo que no cree que su decisión viniera determinada por la influencia de las redes sociales. Lo que sí trajeron son nuevas manías con su cuerpo que antes no tenía: comparaciones odiosas y un ideal de perfección poco realista. "En muchos momentos me he planteado hacerme algún retoque en la nariz o ponerme algún tipo de tratamiento para mejorarla. Sé que me han influenciado las redes sociales, las influencers y los perfiles de clínicas de estética, porque soy consciente de que realmente no me hace falta", sostiene Nuria, quien insiste en que han conseguido que altere la percepción de su propio cuerpo: "Tengo 27 años y me influencian muchísimo tanto en la autoestima como en el someterme a posibles retoques, me llega a coger con 20 y estaría mucho peor de la cabeza".
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Nuria no es la única. La cirugía plástica vive su época de máximo apogeo, fomentado por una obsesión hacia los cánones de belleza marcados por las redes sociales. "Si a los chicos les afectan los videojuegos, el tema de la estética afecta más a las chicas", explica el psicólogo experto en nuevas tecnologías Marc Masip. "Vi a mucha gente en Instagram con el relleno de labios y me pareció chocante, porque la mayoría mejoraban y yo pensé que si me pinchaba un poquito podía mejorar mucho mi cara", relata Alba, de 33 años, que se sometió a una rinoplastia.
España es el undécimo país del mundo en el que más procedimientos quirúrgicos se realizaron en 2020 y, a día de hoy, en el mundo, los jóvenes de 19 a 34 años representan la mayor proporción de los que se someten a una rinoplastia. Es el resultado de una obsesión por tener el cuerpo perfecto.
Aun así, los retoques estéticos no son nuevos. El matiz radica en que, tradicionalmente, solían practicarse en personas de avanzada edad. Ahora, los tratamientos con toxina botulínica –el famoso bótox– y el ácido hialurónico han ganado popularidad entre los jóvenes y, en parte, por culpa de Internet. De hecho, muchos acuden en edades muy tempranas pidiendo retoques que han visto en la pantalla de su móvil: "Aunque siempre ha habido personas que han querido hacerse algún retoque, ahora, con Instagram, que nos abre las ventanas al mundo, ha aumentado la tendencia entre los menores", señala la vicepresidenta de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, Nélida Grande.
Las enemigas de la autoestima
Las redes sociales tienen una influencia total en la autoestima, en la gestión de emociones y en la autoconcepción del físico. Así lo explica el doctor Masip, quien defiende que se trata de una realidad que afecta, mayormente, a chicas jóvenes. "Esta exigencia que se ha creado en las redes, con la que hay que tener cierto tipo de cuerpo y de belleza, está afectando a la salud mental y mucho y cada vez hay más chicas que se retocan una parte de su cuerpo".
Nélida Grande confirma la innegable huella del metaverso: "Antes los pacientes venían con revistas y la televisión, pidiendo la nariz de Elsa Pataky o los labios de Angelina Jolie. Ahora, te vienen con referencias a influencers, filtros y perfiles de clínicas de estética", sostiene.
Belleza irreal pasada por filtros
Querer mejorar alguna parte de nuestro cuerpo con un procedimiento estético es algo normal. Y cada uno es libre de hacer con el suyo lo que quiera. Alba, de 33 años, que se sometió a una rinoplastia, lo apunta: "Si es algo que te va a ayudar, a hacer feliz y va a cambiar tu vida, es muy positivo. A partir de que me operé la nariz, comencé a ser feliz". El problema llega cuando se generan falsas expectativas: ¿puede la cirugía estética esculpir esos rostros logrados a base de filtros? Acaban afectando a la percepción de la belleza y los pacientes acuden a las consultas en busca de transformaciones que no se pueden reproducir a base de bisturí. Patricia, de 24, explica que, consumiendo Instagram, viendo narices finas, pómulos elevados y labios perfectos, se llegó a plantear si ella misma necesitaba un retoque: "Es muy triste, pero al final no sabes distinguir entre lo que es normal y lo que es un filtro". "Abres el Instagram y ves a todo el mundo usando filtros y no te reconoces cuando no los usas y te ves fea", confiesa.
La cirujana Grande explicaba que desde el sector de la estética intentan ser muy realistas con los pacientes: "La tecnología es una cosa y después está la fisionomía de cada persona. Hay que informarles bien, transmitirles qué podemos conseguir con el retoque". En definitiva, ser muy realistas. "Nosotros tenemos que aconsejar qué es lo mejor para ellos y lo que podemos conseguir dependiendo de lo que nos vengan pidiendo. Hay algunos casos en los que hay que saber decir que no, que eso no va a ser así y que a veces no se puede". Aun así, cuenta que intentan satisfacer a los pacientes, pero insiste en que hay efectos que no pueden conseguir.
"Utilizar los filtros y ver que la gente lo usa me ha hecho pensar qué rasgos de mi cara no están bien, como por ejemplo las ojeras o el labio superior, que al sonreír se me queda muy finito", confesaba Patri. Una realidad cada vez más latente. Masip explica que cada vez son más comunes los casos de chicas que no se sienten bien con ellas mismas y que viven muy pendientes del qué dirán. Insistía en que son, sobre todo, chicas: la dictadura de la estética recae una vez más sobre las mujeres.
Reino Unido, ¿un espejo en el que mirarse?
En la actualidad, un 35,9% de la población española utiliza los servicios de medicina estética, siendo el relleno de labios y el aumento de pómulos los tratamientos más demandados, según los datos de la Sociedad Española de Medicina Estética. Esta cifra se traduce en un crecimiento de 5.4 puntos porcentuales con respecto a los dos años anteriores. La doctora Nélida Grande confirma que en España está aumentado la tendencia, a pesar de no llegar a los niveles de Reino Unido, donde se prohibió el uso de bótox en los menores de edad. Júlia, de 27 años, vivió en Londres y cuenta que fue allí cuando empezó a plantearse que necesitaba un retoque: "Allí está muy normalizado y te sumerges en su mundo. Además, trabajaba en una marca de maquillaje y para mis compañeras era normal retocarse alguna parte de su cuerpo". "Ves todo y eso y sientes que te quedas atrás", confiesa Júlia.
En España, de momento, no está prohibido intervenir a menores con bótox, pero sí desaconsejado. También desde el área de la salud mental: "A ciertas edades no vemos recomendable tomar este tipo de decisiones porque son todavía personas muy jóvenes", añadía el doctor Masip.
La (mala) influencia de las influencers
Las decisiones sobre la estética se gestan en Instagram. Es el mundo en el que se exponen las nuevas líderes de opinión: "Ves que su vida es tan perfecta y que se han retocado la nariz, y piensas que si tú lo haces la tuya también lo será", dice Júlia, quien lamenta que los retoques hayan pasado a formar parte de la cesta de productos que intentan vender las influencers. De hecho, Nélida Grande apunta que es habitual que lleguen pacientes con fotografías de influencers operadas.
En definitiva, las redes sociales se han convertido en un espejo en el que mirarse, una ventana en la que compararse 24 horas al día. Afortunadamente, la naturalidad todavía copa un pequeño reducto de internet: "No me he hecho ningún retoque por mi gente fuera de las redes, que me animan a no hacerlo, a apostar por la naturalidad y querernos como somos y no hacer caso de todos esos mundos falsos", confiesa Júlia.
La dictadura de la belleza se gesta en redes: "Tengo 27, si llego a tener 20 estaría mucho mejor de la cabeza"
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Mariola Sarrió
(Ontinyent, 1995). Redactora en la web de la Cadena SER. Ganadora del Premio al Periodismo Social de...