La ultraderecha gana las elecciones en Italia por primera vez: Meloni promete gobernar "para todos los italianos"
La postfascista Giorgia Meloni se convertirá en la primera mujer en liderar el gobierno italiano después de que Fratelli d'Italia obtenga el 26% de los apoyos, según las proyecciones de voto
La ultraderechista Giorgia Meloni se alza como la gran triunfadora de las elecciones en Italia
ATLAS
Madrid
La extrema derecha estará al frente del gobierno de Italia con una mujer como primera ministra por primera vez. Giorgia Meloni, de 45 años, líder del partido neofascista Fratelli d'Italia, ha logrado el 26% de los votos, multiplicando por seis los resultados de hace cinco años, en unas elecciones marcadas por una altísima abstención.
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El recuento va mucho más lento que en España, pero ya esta madrugada Meloni ya ha salido a dar las gracias por el respaldo con un tono mucho menos estridente del habitual. Meloni ha prometido gobernar para todos y ha llamado a la unidad del pueblo: "Es a partir de mañana cuando deberemos demostrar nuestro valor. Es el tiempo de la responsabilidad".
En un discurso pasadas las 2 y media de la madrugada, Meloni ha dado las gracias a los líderes de los partidos de la derecha, con los que suma mayoría absoluta. Así que ahora lo previsible es que el presidente de la República, Sergio Matarella, le encargue formar gobierno.
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La alianza entre Meloni (FdI), el nacionalista Matteo Salvini (Liga) y el conservador Silvio Berlusconi (FI) ha logrado un 43% de los votos, por lo que tendrá mayoría absoluta tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, y se queda muy cerca de copar los dos tercios del Parlamento, lo que le permitiría cambiar la Constitución sin necesidad de consenso.
"Es el tiempo de la responsabilidad", enfatizó Meloni en un discurso muy medido y sin tonos triunfalistas, en el que se quejó de haber "sufrido una campaña violenta y agresiva", pero "Italia y la Unión Europea necesitan la contribución de todos ante la situación compleja en la que nos encontramos".
Subida meteórica
FdL es el partido más votado con un 26%, con un subida meteórica respecto a las anteriores elecciones, en las que obtuvo un 4,3%, gracias a Meloni, la única oposición al anterior gobierno de Mario Draghi y que representa el cambio mejor que ningún otro político italiano, al ser joven y mujer, aunque el feminismo no sea una de sus batallas.
La Liga suma un 8,8% y Forza Italia un 8,1%, los peores resultados de su historia, y aunque al menos esta noche la victoria de la coalición parece maquillarlos, Salvini tendrá que asumir su papel de comparsa de Meloni en el Ejecutivo, después de que su partido se quedase muy lejos del 17% de las pasadas elecciones.
También deberán afrontar el fracaso la coalición progresista, en torno al 26%, y en particular el líder del Partido Demócrata (PD), Enrico Letta, que podría ser una de las víctimas electorales después de que la formación haya caído, según las proyecciones, hasta el 19%.
"Una oposición importante"
"Somos la primera fuerza de oposición y la segunda fuerza política y tenemos que hacer una oposición importante ante Europa y ante nuestro país en este momento delicado", dijo su portavoz en la Cámara de los diputados, Deborah Serracchiani, en la primera declaración del PD frente a este fracaso.
Letta intentó formar sin éxito un frente amplio para "frenar a la derecha" y los resultados electorales muestran que si se hubieran aliado el PD, el M5S y los centristas habrían podido conseguirlo, ya que la ley electoral beneficia a las grandes coaliciones.
Junto a Meloni, el otro gran protagonista de la noche es Giuseppe Conte, el ex primer ministro que se convirtió en líder del M5S y que ha logrado situar a la formación como el tercer partido del país, con el 15%, por encima de los sondeos previos y cuando parecía abocado al fracaso debido a las guerras internas.
Los centristas de Acción, del exministro Carlo Calenda, que no ha logrado el escaño en el Senado por el que concurría, e Italia Viva, del ex primer ministro Matteo Renzi, antiguo líder del PD, llegan al 7%.
Alta abstención
Uno de los datos más esperados al cierre de los colegios era el de la abstención, ya que se preveía amplia y así ha sido: un 35% de los italianos no acudieron a las urnas, una cifra que se convierte en la más alta en la historia de los comicios generales italianos, al superar el 27% de 2018.
En particular se ha notado una bajada del voto en el sur, donde sin embargo Conte y el M5S han obtenido sus mejores resultados, con más del 40% de los votos de Nápoles, debido a su lucha por mantener algunas medidas sociales, como la renta de ciudadanía para las personas más vulnerables.
Estas elecciones han sido las menos participativas de la historia de la democracia en Italia y ha caído 10 puntos con respecto a los comicios de 2018 al cierre de los colegios. A las 23:00 la participación recogida por el Ministerio del Interior italiano era de en torno al 64%, mientras que hace cuatro años fue de 74,17%. Asimismo, a las 19:00 ya había récord de abstención al situarse la participación en un 51%, siete puntos menos que en 2018. Sin embargo, a primera hora, cuando salió el primer dato a las 12:00, la participación era del 19,2%, prácticamente similar a la de la cita anterior.
El juego de las derechas
Meloni, que en su juventud describió al dictador Benito Mussolini como "un buen político" es ahora el mayor exponente del descontento social que ha relegado a un segundo plano a los bloques que tradicionalmente habían dominado la política italiana, gracias al cual también lograron importantes resultados en las elecciones previas el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la Liga.
En el caso de Meloni, ha sumado nuevos adeptos tras matizar parcialmente algunas líneas de su discurso -que siendo crítica con la UE, pero ya no plantea la salida del euro-, pero se mantiene fiel a sus mensajes en contra de la inmigración o en favor de la familia tradicional. En materia fiscal, plantea una rebaja de impuestos, dentro de un debate más amplio en el que la derecha estudia imponer un tipo único para todos los niveles de renta -del 15%, según el líder de la Liga, Matteo Salvini-.
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Salvini es el segundo gran protagonista de la alianza de derechas y aspira a entrar de nuevo en el Gobierno, como ya hiciese en una etapa anterior con el M5S en la que ejerció de ministro del Interior e hizo gala de su doctrina de 'puertos cerrados' para los migrantes que intentaban alcanzar las costas italianas. El tercero en discordia en esta alianza de derechas es Berlusconi, que al frente de Forza Italia se mantiene contra viento y marea en la primera línea política, aparentemente inmune a escándalos que van en los últimos años desde los delitos económicos hasta potenciales abusos en sus controvertidas fiestas.
Berlusconi, que tradicionalmente ha representado a la derecha moderada en Italia, ha terminado fagocitado por dos formaciones radicales y, durante la campaña, se ha visto abocado a asumir que Meloni tendrá derecho a encabezar el próximo Gobierno.
Meloni, la última en depositar el voto
La líder ultraderechista ha sido la última en votar y lo ha hecho pasadas las 22:00 horas, ya que quería evitar el foco mediático en las horas centrales del día. Después de compartir un vídeo en Tik Tok que se ha viralizado, donde pedía el voto para su candidatura con dos melones, haciendo referencia a su apellido, ha acudido finalmente a depositar su voto.
Salvini y Letta, los más madrugadores
El líder de la Liga italiana, Matteo Salvini, ha votado en Milán, mientras decía "larga vida a la democracia". El ultraderechista Matteo Salvini, al frente de la Liga, y el secretario general del progresista Partido Demócrata (PD), Enrico Letta, han sido los primeros líderes políticos en votar en los comicios generales que se celebran este domingo en Italia. Salvini, integrante de la coalición de derechas a la que las encuestas dan una victoria amplia, ha depositado su voto en Milán.
"Lo bonito es que si los italianos eligen la Liga y el centro-derecha, durante cinco años no cambiará el gobierno, el primer ministro y los ministros, los partidos y las alianzas (....) porque los últimos años han sido complicados", ha dicho el líder de la Liga. Poco después, el que ha depositado su voto ha sido Letta, llamado a ser jefe de la oposición a tenor de los sondeos y que lo hizo en Roma, en el popular barrio de Testaccio.
Antes de ambos ha votado el jefe del Estado, Sergio Mattarella, en su natal Palermo (Sicilia).
Por su parte, el líder de Italia Viva Matteo Renzi ha votado en Florencia tras lo que ha dicho: "Nosotros hemos votado. Tú también, sea cual sea tu opinión política. La democracia se nutre del compromiso de todos. Viva la República, viva Italia".
Su aliado en la coalición centrista, el presidente de Acción, Carlo Calenda, también animaba en Twitter: "Votad, votad libremente, sin condicionamientos y sin miedos. Italia es siempre más fuerte de quien la quiere débil". Ha votado en un colegio electoral cerca de la Fontana de Trevi. El líder de Acción italiana se ha referido a la figura histórica de Pericles, asegurando que hay que votar "conscientemente". "'Un ciudadano que no cuida del Estado no es inofensivo, sino inútil'", ha expresado el político italiano, citando a Pericles.
Berlusconi también ha acudido a depositar su voto, en concreto en Milán.
Mario Draghi, arropado por la gente
El todavía primer ministro de Italia acaba de votar en Roma. En el Colegio Electoral, un ciudadano le ha dicho: "Por todo lo que has hecho, especialmente por los jóvenes, nos has hecho sentir orgullosos de este país. Gracias desde lo más profundo de mi corazón".
División en el bando rival
El bloque conservador, que lograría la mayoría absoluta según los sondeos, no se habría visto afectado en la campaña por la sombra de la guerra de Ucrania, que ha obligado a los tres partidos a tratar de dejar atrás su habitual empatía o incluso cercanía personal con el presidente ruso, Vladímir Putin, y su órbita. No obstante, sí han cuestionado públicamente las sanciones impuestas por la UE contra Moscú, apelando a los efectos colaterales perniciosos, y la oposición ha tirado de hemeroteca para recordar las visitas de Berlusconi y Putin a la península de Crimea o los lazos de la Liga con el oficialista Rusia Unida, entre otras historias.
Ni las advertencias sobre la influencia rusa ni los avisos relativos hacia un potencial giro radical en la política interna han servido para que se configure una verdadera alternativa de izquierdas en Italia, a pesar de los esfuerzos del exprimer ministro Enrico Letta de aunar fuerzas en torno al Partido Democrático (PD). El frente de izquierdas finalmente ha quedado desdibujado con Europa Verde, Izquierda Italiana y Compromiso Cívico --este último un partido creado por Luigi di Maio--, y aunque superaría el 20% de los votos, podría no bastarle a Letta para tener opciones de gobierno.
Por detrás se sitúan el M5S, liderado por el ex primer ministro Giuseppe Conte y que ya dejó claro desde un inicio que iría por libre, y una alianza 'ad hoc' entre la Italia Viva de Matteo Renzi y la Acción de Carlo Calenda, que a lo más que aspiran a tener algo que decir en unas hipotéticas negociaciones postelectorales. Pase lo que pase, Draghi ya ha dejado claro que no quiere seguir en el poder. El nombre de este economista, antiguo responsable del Banco Central Europeo (BCE), fue la única vía de consenso que el presidente italiano, Sergio Mattarella, encontró a principios de 2021 para evitar que Italia se despeñase por el abismo político.
Draghi da la tarea por cumplida, especialmente después del desgaste que le ha supuesto encabezar un gabinete de supervivencia con una amalgama de partidos, tal como dejó claro en su última rueda de prensa. En esta comparecencia, apostó por el europeísmo y defendió la fortaleza de Italia frente a cualquier posible "títere" de intereses externos.
Después de las elecciones
El 'ránking' electoral que surja tras el cierre de las urnas este domingo, sin embargo, no tiene por qué significar un pacto automático para formar Gobierno. Una vez repartidos todos los escaños -en virtud de un sistema que combina listas y candidaturas uninominales-, corresponderá a Mattarella abrir a mediados de octubre una ronda de contactos. Berlusconi se jacta de ser el último líder en convertirse en primer ministro tras encabezar la lista de un partido en unas elecciones, algo de lo que han pasado ya más de catorce años. El habitual pulso entre aritmética y egos ha hecho que en este tiempo se busquen candidatos alternativos dentro del partido más votado o personalidades independientes capaces de generar un mínimo consenso entre formaciones que, de otra forma, nunca se entenderían.