El mantra de la bajada de impuestos del PP tiene trampa

Después de unos días de que sí pero que no. Después de haber manifestado malestar por la iniciativa tomada por algún presidente autonómico, como Ximo Puig, que rompía el discurso monolítico, hasta entonces, del PSOE en materia fiscal, después de días de debate no solo entre ellos mismos, sino de debate-batalla fiscal con el PP, el Gobierno presentó ayer un paquete fiscal, consensuado con sus socios de gobierno con el objetivo de aligerar la carga impositiva de las rentas más bajas e incrementar las de las grandes fortunas, intentando neutralizar, además, el dumping fiscal auspiciado por las comunidades del Partido Popular. Con la nueva fórmula consigue el Gobierno neutralizar el efecto de la bonificación del impuesto de Patrimonio que habían dejado de pagar los más ricos en algunas comunidades del PP.

El nuevo paquete fiscal es, sin duda, mucho más justo. Quien más tiene, es quien más tiene que aportar, quien menos tiene, pero sobre todo, quien tiene más dificultades económicas, es quien debe notar cierto alivio en la presión fiscal. Porque el mantra de la bajada de impuestos del PP tiene trampa, cuando Feijóo habla de bajada de impuestos, habla realmente de bajar impuestos a los ricos.

Lo hemos dicho mil veces, el modelo impositivo también es ideología. A través de los impuestos se puede ver claramente qué país quiere cada una de las fuerzas políticas. Si los que más tienen pagan más se puede sostener mejor el Estado del bienestar, si los que menos cobran pagan más, no solo la recaudación es inferior, la mitad de este país tiene una renta de menos de 21.000 euros, sino que se precariza el Estado del bienestar, y esto se traduce, por ejemplo en menor atención sanitaria o educativa.

La ecuación parece fácil, aunque el Gobierno ha vuelto a cometer el error de liarse él solito, con versiones contradictorias y negociaciones entre socios hasta el último momento. La bronca política que, tan a menudo, opaca los logros. Y no, no somos los medios los que ponemos el foco en esto, ellos solitos se meten habitualmente en el charco.

Ahora queda todavía trabajo, se ha conseguido frenar la carrera entre comunidades, con unas elecciones municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina, esto no hay que olvidarlo, y empezar a pensar en la reforma fiscal definitiva que también nos exige Bruselas.