"Mentiroso, expresidiario, traidor de la patria": Lula, principal blanco de los ataques de Bolsonaro en el debate electoral en Brasil
El temor de que el líder progresista garantice su elección el domingo sin necesidad de una segunda vuelta, obligó a Lula a defenderse en el debate de diferentes y numerosos ataques, principalmente de los escándalos de corrupción en su Gobierno
Río de Janeiro
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, favorito para las elecciones presidenciales del domingo en Brasil, se ha convertido este jueves en el principal blanco de ataques de sus rivales en el último debate de los candidatos en televisión antes de los comicios. El temor de que el líder progresista garantice su elección el domingo sin necesidad de una segunda vuelta, ya que los sondeos le atribuyen más de la mitad de los votos válidos, obligó a Lula a defenderse en el debate de diferentes y numerosos ataques, principalmente de los escándalos de corrupción en su Gobierno.
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Lula fue atacado principalmente por el presidente Jair Bolsonaro, que aspira a la reelección, al que los sondeos le atribuyen cerca del 36% de los votos válidos y que intenta reducir la ventaja que lo separa del favorito para intentar llegar a la segunda vuelta. "Lo que está en juego en las elecciones es el futuro de la Nación. Brasil era una cleptocracia. Lula fue el jefe de una gran organización criminal. No podemos continuar en el país del robo", afirmó Bolsonaro al recordar escándalos como el de los gigantescos desvíos de recursos públicos de la petrolera estatal Petrobras.
Bolsonaro tildó a Lula de expresidiario, recordó que fue condenado en tres diferentes instancias por corrupción y dijo que solo fue liberado por tener un "amiguito" en la Corte Suprema.
Un crimen que incomoda a Lula
Además de los diferentes ataques al favorito por la corrupción y por la crisis económica en los últimos años del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), Bolsonaro recordó un sonado crimen de 2002 y acusó a Lula de haber sido el mentor intelectual de la muerte del entonces alcalde de la ciudad de Santo André, Celso Daniel. Los escándalos de corrupción en el Gobierno de Lula también fueron citados por otros candidatos en un debate que se extendió por más de tres horas.
Entre ellos, el laborista Ciro Gomes, que fue ministro en el primer Gobierno de Lula, ha afirmado que muchas personas que participaron en negocios con el Ejecutivo confesaron que robaron y le devolvieron al Estado 16.000 millones de reales (unos 3.076 millones de dólares). "No da para decir que no pasó nada", dijo.
Lula se enzarza
Pero el que más consiguió sacar al líder izquierdista de las casillas fue el folclórico candidato Padre Kelmon, como se identificó el "sacerdote" Kelmon Luis da Silva, que acudió al debate vestido con atuendo religioso y como miembro de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de Perú y candidato del Partido Democrático Laborista (PDT).
"Varios de sus cómplices fueron presos y dijeron que usted fue el jefe de la mayor red de corrupción de la historia mundial. Usted no debería estar aquí como candidato. Usted es cínico, miente y es un actor", dijo el Padre Kelmon, que fue acusado por otros candidatos de ser un coadyuvante de Bolsonaro en las elecciones.
El sacerdote agregó que Lula era contrario a la religión y que apoyaba la persecución de católicos promovida por el gobierno de su "amigo" Daniel Ortega en Nicaragua. "Yo volveré a ser presiente porque el pueblo brasileño está cansado de gente de su especie. Su comportamiento es el de un fariseo. Usted es un impostor. Un padre disfrazado", respondió Lula antes de que el debate tuviera que ser interrumpido por algunos minutos por una acalorada discusión entre los dos candidatos.
Ataques a Bolsonaro
Bolsonaro, en menor nivel, también fue blanco de ataques, especialmente de Lula, que también citó los escándalos de corrupción del actual Gobierno y de familiares del presidente. Los demás candidatos atacaron a Bolsonaro por su cuestionada gestión ante la pandemia, que ha dejado cerca de 686.000 muertes en el país; por las declaraciones en las que insiste en negar que haya brasileños con hambre, y por su mundialmente criticada política ambiental.
"Tenemos que hablar de un Brasil real, que aún llora por la muerte de sus hijos, que murieron prematuramente por la incompetencia de un Gobierno que no distribuyó la vacuna en el momento adecuado", dijo Tebet. Una de las más duras fue la derechista Soraya Thronicke, que se quedó sin respuesta cuando le preguntó directamente a Bolsonaro si reconocerá el resultado de las elecciones si pierde y si planea dar un golpe de Estado.