El arte de la entrevista por Jesús Quintero, el rey de los silencios
El presentador se convirtió en un fenómeno social, tanto dentro como fuera de España, por su personal estilo para entrevistar
Madrid
Jesús Quintero fue un revolucionario. Así lo califican los que saben de televisión, de radio, del arte de hacer entrevistas. Se puede decir que ha sido uno de los presentadores más famosos de la televisión reciente, gracias a su particular estilo, a su forma de entrevistar a personalidades de dentro y fuera de la esfera pública. Primero fue en formato radiofónico, tras los micrófonos de Radio nacional de España. Luego, saltó a la televisión, donde ya se consolidó como un fenómeno social, tanto dentro como fuera de España.
Su primer gran éxito lo consiguió con El Loco de la Colina, espacio que le valió incluso de apodo. Primero en RNE desde 1980 a 1982 y luego en la SER, hasta 1986. Más tarde, en 2006, dio el salto a la pequeña pantalla, en TVE. A estos inicios le siguieron otros programas muy reconocidos, como Ratones colorados, El mundo de Jesús Quintero o El loco soy yo ya en Canal Sur. En ellos explotó un formato muy personal para entrevistas, creando un diálogo cercano, muy directo y en el que los verdaderos protagonistas no eran las palabras, sino los silencios que daban pie a momentos íntimos y de alta intensidad dramática.
Por sus micrófonos pasaron grandes personajes del mundo de la cultura, como Joaquín Sabina, Rocío Jurado, Lola Flores o Imanol Arias. O políticos, como Felipe González o José María Aznar. También se adentró en mundos más desconocidos para el público generalista. Destacan sus conversaciones con prisioneros, en ocasiones, relevantes como Rafael Medina, duque de Feria y que fue condenado a casi 30 años de cárcel por varios delitos, entre ellos, corrupción de menores. También conversó con personas poco conocidas, como Carlos Eduardo Robledo El Chacal, condenado a cadena perpetua por ser el asesino en serie más depravado de Argentina, o Haki Ceku, un delincuente internacional reclamado por la Interpol.
En su largo historial, también se puede decir que lanzó al estrellato a algunas personas que adquirieron una presencia notable en sus programas y se hicieron un hueco en la televisión gracias a Quintero, como el Risitas, el Penumbra o el Peíto.
Su paso por la SER
En la SER, Quintero presentó durante años El Loco de la Colina. De esta etapa, que finalizó en 1986, destacan varias entrevistas, entre ellas al escritor Antonio Gala, el 24 de junio 1983, en la noche de San Juan. Con el escritor habló de perros, mitos, pasiones, nacionalismos... Una amplia variedad de temas en un ambiente distendido, íntimo, personal.
Entrevista de Jesús Quintero a Antonio Gala (24-06-1983)
También destaca su entrevista al actor Paco Gandía, emitida el 27 de junio de 1984, con quien intercambió reflexiones personales.
Entrevista de Jesús Quintero a Paco Gandía (27-06-1984)
En El Loco de la Colina tuvo la oportunidad de conversación con personajes importantes del panorama internacional, como Cantiflas, a quien entrevistó el 1 de enero de 1985.
Entrevista de Jesús Quintero a Cantinflas (01-01-1985)
La cantante Isabel Pantoja también se enfrentó a sus preguntas, el 1 de mayo de 1985.
Entrevista de Jesús Quintero a Isabel Pantoja (01-05-1985)
El origen de los míticos silencios
Hace poco, con Quintero ya retirado de la televisión, se desveló la causa de uno de los rasgos más personales del presentador: el por qué de sus silencios. En una entrevista con Jordi Évole, Javier Salvago, guionista de Quintero, desveló que estas pausas "dependían también mucho de lo que respondía el otro. A veces de lo blanco que se pusiera", explicó.
"A veces son un silencio de no saber qué decir cuando alguien te ha dicho lo que te acaba de decir. El silencio lo hemos estudiado. El silencio de un arma, es un arma muy importante, porque si tú le haces una pregunta a alguien y esa persona se queda callada, inmediatamente sales con otra pregunta. La cagas, porque tienes que presionar para que esa persona, al quedarse callado, se vea obligado a decir lo que no quiere decir", remarca el guionista.
Para Quintero era muy importante crear "arte con la comunicación", por eso cuidaba tanto las palabras, medía los silencios y creaba un ambiente tenue, rebosante de intimidad, que daba la confianza a sus personajes para, en muchas ocasiones, olvidar que se estaban ante una entrevista televisada. Relegarlo a una simple conversación más.