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Juan Bolívar, el espeleólogo que sobrevivió a la tragedia del Atlas de 2015: "Voy a llevar siempre conmigo un sentimiento de culpa"

Aimar Bretos entrevista al espeléologo que sobrevivió al accidente en el Atlas marroquí

Juan Bolívar es espeleólogo, sufrió un grave accidente en el Atlas marroquí en 2015. (Instagram de Juan Bolívar)

Juan Bolívar es espeleólogo, sufrió un grave accidente en el Atlas marroquí en 2015. (Instagram de Juan Bolívar)

Madrid

Abril de 2015. Juan Bolívar está haciendo una ruta por la cordillera del Atlas marroquí junto a dos compañeros. Se han separado del otro grupo de espeleólogos españoles que les acompañaba y que iba a tomar otro camino más sencillo. El que toman Juan y sus dos amigos es el cañón de Wandras, una zona de cascadas, barrancos y paredes verticales de 800 metros. Y todo va bien. Hasta que, de repente, en un segundo, todo se tuerce y sus vidas se desmoronan.

Los dos amigos caen desde lo alto de una pared de hielo junto a una cascada. Uno de ellos mueren en el acto. El otro queda malherido. Solo Juan está bien. "Me acerco a mi segundo compañero, el que se encuentra colgado de la cuerda. Veo que tiene pérdida de conciencia, que no tiene pulso, que tiene los ojos vacíos y con sangre en la boca, por lo que en ese momento le doy por fallecido y me centro en el otro compañero, que es el que necesita más ayuda", cuenta en una entrevista en Hora 25 con Aimar Bretos. "Te centras en el que tienes esperanzas de que tenga más posibilidades de salir. Le hago un pequeño iglú con una pala, le quito toda la nieve para tumbarlo bien, le echo ropa de abrigo para que conserve el calor todo lo posible y que aguante todo lo que pueda hasta que nos vinieran a rescatar".

Juan Bolívar, el espeleólogo que sobrevivió a la tragedia del Atlas de 2015

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A partir de ahí, comienza una espera eterna para ser rescatados. "Esos días se te hacen interminables. El accidente ocurrió un domingo. Yo no contaba con ningún tipo de ayuda hasta el miércoles por la mañana", que es cuando habían quedado con el otro grupo en el punto de encuentro. "Son días muy duros" en los que, dice, le entró el pánico. "Yo me di por fallecido más de una vez, sobre todo en un momento en que estando encerrado en mi vivac escuché un sonido ensordecedor como si se acabara el mundo, salí como pude para ver qué había pasado, no vi nada y al rato escuché de nuevo el sonido y vi que las paredes del barranco se estaban derritiendo y la nieve estaba bajando en forma de alud", relata Bolívar, que reconoce que llegó a perder la esperanza. Lo hizo "en el momento en el que no sabes ni qué día es, ni qué hora y piensas "algún día me encontrará alguien, pero ya será tarde".

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Cuenta el montañero que su prioridad era mantener vivo a su compañero herido, ayudarle en todo lo que necesitara, alimentarle, cobijarle, protegerle, para que aguantara todo lo que pudiese. "Estoy vivo gracias a él. Mantenerlo despierto, mantenerlo activo, me daba a mí el momento de mantenerme despierto y activo. Si hubiera fallecido él yo me hubiera encerrado en el saco y allí los pensamientos me hubieran llevado, por otro lado, y a saber cómo hubiera acabado la historia", dice.

Siete días después del accidente, los encontraron dos bereberes. En ese momento vuelve la esperanza. Es cuestión de tiempo que les rescaten las autoridades marroquíes. Pero el rescate sale fatal. "Fue una chapuza, eso no fue un rescate en condiciones", afirma Bolívar, que dice que el equipo no estaba preparado ni tenía el material necesario para realizar una evacuación de ese tipo.

Cuando montan al compañero herido en una camilla para subirlo con cuerdas por la pared de hielo, algo falla y la camilla cae a la cascada, dejando el cuerpo de su amigo dentro del agua. Solo queda fuera la cabeza. Los rescatadores dan por fallido el rescate y dejan el cuerpo en esa situación toda la noche. "Comenté por el walkie-talkie que había fallecido, que contaran con una baja más, le habían matado", dice Bolívar, que sí consiguió salir vivo en otro intento más tarde.

"Marruecos en todo momento se negó" a recibir ayuda. Bolívar lo achaca a las "tensiones políticas" entre ambos países, al "ego" de Marruecos en medio de esas tensiones y a "la no insistencia del gobierno español".

"Me llevé una vez fuera el sentimiento de culpa, es muy fuerte", reconoce el espeleólogo. "Culpa porque siempre te queda en la cabeza que podías haber hecho algo más, el decir "ha estado conmigo una semana y lo he dejado con alguien que se supone que tendría que rescatarlo y ha sido el que lo ha matado" y al final te culpas al decir "por qué lo he dejado y no se ha quedado conmigo hasta salir los dos juntos". Es un sentimiento que voy a llevar siempre conmigo". Con la rutina, el apoyo familiar y la vuelta a su trabajo como policía nacional intentó "dejarlo en un rincón sellado de tu mente". Cuenta Bolívar que para superarlo ha necesitado también ayuda profesional.

Bolívar acaba de publicar un libro contando esta terrible experiencia atrapado en las montañas marroquíes: 'Libre, la tragedia del Atlas', de la editorial Península. Empezó, dice, como "un proceso sanador". Pero no fue fácil escribirlo. "No es algo fácil de escribir porque te toca de cerca y una vez que lo lees se te escapan las lágrimas y tienes que dejarlo reposar un tiempo".

Víctor M. Olazábal

Víctor M. Olazábal

Subdirector de Hora 25. Antes fue corresponsal en India para diversos medios españoles. Especializado...

 
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