El 23-F no acabó el 23-F

Este viernes se cumplirán 40 años de la victoria socialista de 1982. Para el día de antes, la jornada de reflexión, un grupo de altos mandos planeó un golpe de Estado cruento. Fue el golpe que algunos llamaron de los coroneles y que hace unos días recordó el exministro Narcís Serra. Y, aunque muchos se sorprendieron por aquellas declaraciones, Serra no estaba revelando ningún secreto. Es más: los ministros de Defensa y de Interior de la época comparecieron en el Congreso el mismo octubre del año 82, con España a punto de votar, para dar los detalles del plan.

En este reportaje se recogen aquellas comparecencias, retrato del clima de la época. Se escucha, por ejemplo, el momento en el que Felipe González, a punto de convertirse en presidente del Gobierno, pide saber a quién está investigando la policía para saber así si alguna de las personas con las que queda a tomar café quiere en realidad neutralizarle y conspira contra él. El plan militar que abortaron los servicios de seguridad contemplaba "neutralizar" a políticos y a periodistas, incluía "cargas de artillería" contra la Zarzuela y la Moncloa, además de "sellar Madrid", tomar la radio y la televisión y desplegar por las calles "comandos de obediencia ciega".

Los principales responsables fueron los coroneles Luis Muñoz Gutiérrez y Jesús Crespo Cuspinera, y el hermano de este, el teniente coronel José Crespo Cuspinera. Lo relevante es que, para urdir su plan, se reunieron con Milans del Bosch, condenado por el 23-F pero que, desde la prisión, organizaba los planes golpistas. Eso indignó más aún a la oposición, que habló de una sociedad bajo amenaza constante de golpe en una transición "que no acaba". Uno de los condenados por este intento de 1982 murió en la cárcel cuatro años después. Fue entonces cuando los otros dos salieron en libertad provisional.